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miércoles, 25 de agosto de 2010

Se necesitan pobres, mientras mas pobres mejor!!

Imagínense, un País o una Ciudad o un Estado sin pobres. Mas que un sueño, para los políticos seria una real pesadilla. La pobreza, les conviene a todos. A todos los que la necesitan como medio de permanencia en la política o como masa muscular para hacer riqueza. La pobreza, es buena para los imperialistas, anti imperialistas, pitiyankees o anti yankees. Y si es pobreza extrema mejor. Las ganancias son mas extremas.

La pobreza es dócil, maleable, manipulable, sensible, emocional, cómoda, ingenua y buenisima, para ser llevados por esperanzas terrenales y extra terrenales. La pobreza, es un estilo de vida. Más que física, la pobreza es mental, es una creencia colectiva, donde todos supuestamente somos minusvalidos, incapaces de valernos por nuestros propios medios, de avanzar en la vida o de progresar. Se percibe como un estado aletargado de la mente, que hace mover el cuerpo casi de manera instintiva. Para no decir, primitiva. La pobreza además, crece, se reproduce, de manera solitaria o inducida. Pero sea cualquiera de sus formas, siempre es útil. Quien tiene para sí, un pedazo de pobreza controlada, tiene un camino seguro para el éxito. Allí, se cumple, el dicho: dime de cuanta pobreza dominas y te diré de cuanto es tu riqueza.

Contra la pobreza, todos luchamos, todos queremos salvar a los pobres. Morimos y vivimos por ayudar a los pobres. Quien no quiere a los pobres?.

Pero tanto agite por que? Simple: Manejar, manipular pobreza es uno de los mejores negocios del mundo. Es la gran industria. Es tener súbditos, siervos baratos, ejércitos de zombis privados, eternos seguidores, que se hacen incondicionales bajo la promesa, que esa pobreza desaparecerá algún día, siempre y cuando se dejen guiar, por su amo, líder, pastor, jefe, padre, o como se hagan llamar los propietarios de esa pobreza en particular.

Lo que no saben los pobres, es que los últimos interesados en acabar con la pobreza, son los mismos que prometen luchar contra ella. La pobreza es como el cuento del “coco”. Ahí viene el coco, vamos todos a luchar contra el “coco”, dice el líder, y sorprende a todos, por su elocuencia, arrojo y valentía, pero eso si, que nadie aniquile al “coco”, porque sin el “coco”, ya no habría líder a quien seguir y se acabarían las prebendas.

La pobreza es una verdad que todos lo saben pero nadie lo dice. La saben los mismos pobres, y los copropietarios de esas pobrezas. Pero se oculta, se disimula, todos se hacen los desentendidos, para que fluya sin mayor tropiezo, la perversa relación entre pobreza y copropietarios. La pobreza también ha hecho su aporte lingüístico a la humanidad, al acuñar, sus propias palabras e integrarlas al lenguaje cotidiano: cachifas, cachifiando, pobrecitos, pobre diablo, pobretón, “in cobrito", pelao, “no money”, “muerto de hambre”, “pata en el suelo”, miserable, lambuceo, y muchas otras mas. También con ella, ha nacido una nueva ciencia: Administración de la Pobreza, con su respectivo MBP, con mucho más potencial y futuro que la ya desgatada Administración de Empresas y su MBA.

Finalmente, hemos descubierto que el mundo no se divide entre pobres y ricos. El mundo se divide entre copropietarios de pobreza y la pobreza que se arrima al mejor postor. O mejor dicho, pobreza cómoda. Los que no estamos alineados a ninguna de esas dos categorías, somos simplemente unos pobres desadaptados.

domingo, 22 de agosto de 2010

Sociología Ambiental, el lugar común de los saberes para salvar el planeta

Si alguna disciplina del saber en el siglo XXI, tiene un papel estelar, es la Sociología, específicamente la Sociología Ambiental. Este planteamiento, lo afirma, sus posibilidades y su capacidad de sistematizar los distintos saberes que hoy por hoy intervienen en la discusión del tema ambiental. Se abre así, un importante camino para los hombres y mujeres, que abrazan la profesión que estudia las sociedades y su interacción con sus ecosistemas naturales. Ya no es posible concebir el papel de una sociedad, sino se visualiza desde una perspectiva integradora con su realidad ambiental.
Es entender la construcción social a partir de la adaptación de cada sociedad con su medio natural. Esta nueva perspectiva une los estudios de actitudes, aptitudes, estrategias y comportamientos de las sociedades a los temas ambientales y sus relaciones con los territorios, espacios y lugares, están permitiendo replanteamientos de políticas de desarrollo que hasta ahora no integraban con claridad estos elementos y que se están convirtiendo en verdaderos paradigmas de análisis.
Se sitúa entonces, la Sociología Ambiental, como el lugar común, para abordar lo transdisciplinario, darle organicidad al discurso y a las nacientes categorías y conceptos de los distintos saberes, a fin de consolidar un cuerpo teórico y metodológico, capaz de ser asertivo en los distintos estudios, diagnósticos y enfoques de la realidad socio ambiental.
Por donde empezar? Temas como la cultura de la basura, el uso adecuado del agua potable y sus implicaciones sociales, la ordenación y gestión de los espacios naturales, el cambio climático o las actitudes y los comportamientos sociales en torno a hábitos sostenibles, la comunicación ambiental, la educación ambiental, entre muchos temas más, son parte de la gran agenda de la nueva Sociología.
El papel de la Sociología Ambiental, relanza en si misma a la Sociología tradicional, y hoy representa, la herramienta estratégica de los nuevos saberes en la búsqueda mancomunada de las acciones que se requieren tomar, para salvar el planeta.

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sábado, 7 de agosto de 2010

El lenguaje del siglo XXI, el lenguaje ambientalista

El tema se ha complejizado tanto, que los distintos saberes se han obligado a converger, para dar salidas, respuestas a una única preocupación, que es la de salvar el planeta. Dando paso así, a la construcción de un nuevo lenguaje, el nuevo lenguaje de las ciencias, el lenguaje ambientalista. Saberes como la biología, botánica, zoología, ecología, taxonomía, geografía, geología, astronomía, oceanografía, meteorología, hidrología, medicina, antropología, sociología, filosofía, entre otros, se han unido para hablar el lenguaje del siglo XXI.
El reto es aprenderlo y transferirlo, enseñarlo, hacernos unos misioneros de esta nueva lengua, hacer de esta causa un apostolado y predicar, con todos los medios que dispongamos, la profundidad de cada una de sus palabras. Es el último evangelio, la última oportunidad para unir esfuerzos y parar los desequilibrios ambientales que hemos estado produciendo a lo largo del siglo XX y lo que va de este.
Ya no hay forma de ignorar la realidad ambiental del planeta Tierra. La misma madre Tierra se ha encargado de cobrarnos con creces nuestra indiferencia, nuestro sobre consumo, nuestra acción depredadora y egocéntrica. Cada vez estamos más solos, con menos oportunidades para soñar sobre un futuro que hemos estado condenando a muerte mucho antes de llegar. Aprendamos entonces el lenguaje de la vida, de la armonía, del equilibrio, de la ponderación, de la convivencia, del reconocimiento a la existencia de los otros seres vivientes. Es el lenguaje más puro, sincero, creador, sin matices ideológicos de esta etapa de la humanidad, que nos permitirá ponernos de acuerdo, para ser asertivos, para no fallar en los diagnósticos, y no improvisar en las acciones. El lenguaje ambientalista, es el lenguaje supremo.