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jueves, 20 de septiembre de 2012

10 millones de árboles consumió la campaña electoral presidencial de Venezuela

En Venezuela, según los técnicos de la Fundación Azul Ambientalistas, el equivalente a no menos de 10 millones de árboles habrán sido consumidos durante la campaña para las elecciones presidenciales, que cierra el 7 de Octubre del 2012. Plantean los ambientalistas, que a lo largo y ancho de los 335 municipios de país, durante estos tres meses de campaña oficial, en la contienda electoral se utilizaron unas 700 mil toneladas de papel y/o productos derivados, dedicadas para hacer hojas volantes, panfletos, comunicados, encartados publicitarios, nuevos periódicos electorales, libros, afiches, calcomanías, papelillos, entre otros, que equivaldrían a desforestar a un bosque de 600 kilometros2. Así mismo, para producir estas toneladas de madera procesada fue necesario usar en agua potable y energía eléctrica (kw/h) el equivalente al consumo de una ciudad de 1,5 millones de habitantes durante un año.
A continuación se presentan algunas ideas que lejos de verse como algo descabelladas, pudieran ser reales soluciones si está de por medio hacer del espacio en que vivimos un mundo mejor.
Una manera de frenar esta desforestación indirecta inducida por el sobreconsumo que generan las campañas electorales, seria solicitarle al Consejo Nacional Electoral, que le exija a los partidos que postulan candidatos, que así como consignan un numero de firmas para abalar esas candidaturas igual se muestre evidencia de una siembra de árboles equivalentes a las firmas postulantes. O que sencillamente, se comprometan a sembrar tantos arboles como votos saquen. La consigna pudiera ser: “Un árbol por cada voto”.
En cada parroquia o municipio se deben sembrar tantos arboles como voto saque en esa localidad los partidos políticos y que esa condición sea permanente y obligatoria, si desean mantenerse en el sistema electoral del país, todo esto en un plazo no mayor de lo que fue el tiempo de la campaña electoral.
También, el Consejo Electoral Nacional pudiera dar los lineamientos sobre qué tipo de arboles debiesen sembrase durante el desarrollo de la campaña política según la condición geográfica.
Esta iniciativa estimularía la creación de más de 10 mil ecoempresas de viveros en todo el país. Aquí la consigna seria: “Tu voto siembra arboles y da empleo”.
El tema central de esta reflexión es plantearnos si podemos hacer de una campaña despilfarradora de papel, derivados, agua potable, energías y pasiones, en algo más positivo y constructivo, que el stress emocional conque sometemos a la población para convencerla de apoyar a un candidato u otro.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Bosques de costas: fronteras verdes en extinción

En el continente americano, la expansión de las ciudades litorales o marítimas en estas últimas décadas, producto del crecimiento poblacional, ha contribuido a la casi extinción de los bosques de costas, quienes representan importantes ecosistemas que han servido de refugio seguro de una diversidad de fauna y flora. Progresivamente hemos venido arrinconando a estas fronteras verdes, hasta desaparecerlas en muchos casos. Lo que en el pasado significaban los grandes paraísos para innumerables especies, hoy han sido sustituidos por edificios, villas de casas o avenidas turísticas que bordean esas costas.
El presente artículo busca ilustrar al lector de manera breve y aspira a partir de este pequeño conocimiento sumarlo a la defensa de estas desprotegidas reservas naturales.
Estas comunidades forestales de los bosques de costas, son representadas fundamentalmente por manglares, bosques de playa, humedales y bosques ribereños, en la mayoría de los casos son los últimos pulmones y riñones que le quedan a muchas de esas ciudades en expansión. Condición de privilegio y a su vez desvalorizada, para quienes liderizan los planes de desarrollo urbano de esas localidades. Entramos al nuevo siglo con las mentes aun encasilladas en que el mundo es el lugar, solo de los humanos y que el resto de las especies son para apreciarlas en zoológicos o jardines botánicos, en el mejor de los casos. Es inaceptable pensar que nuestra llegada al mundo también le está quitando un espacio a otros seres.
Los cinturones de los manglares son uno de los bosques de costas que están en mayor peligro de extinción. Ellos se componen de árboles y arbustos que crecen por debajo del nivel de pleamar de las mareas vivas, se caracterizan por una especial de diversidad florística producto de que algunas plantas pueden tolerar y florecer en el lodo salino y soportar frecuentes inundaciones por agua de mar. La mayoría de las especies animales que se encuentran en los manglares también se producen en otros ambientes, tales como playas, ríos, pantanos de agua dulce o en otras formaciones boscosas cerca del agua. En general, las especies animales estrictamente confinados a los manglares son muy pocos (cangrejos tienen un mayor número de especies en los manglares). Los manglares son también santuarios de aves endémicas y migratorias.
También, la biodiversidad en los bosques de playa es extremadamente frágil. En general se encuentran por encima de la marca de marea alta en suelos arenosos y pueden unirse con tierras agrícolas o bosques de tierras altas. La vegetación en las dunas de playa es limitada, debido a las difíciles condiciones, producto de los extremos climáticos (fuertes vientos, salinidad, falta o exceso de humedad). Ellos son muy sensibles a las modificaciones del ecosistema. Un ligero cambio en el nivel de las aguas subterráneas, por ejemplo, podría eliminar la vegetación. Esta vegetación de playa tienen un papel importante en la estabilización de las tierras. Igual que en los manglares las especies animales dominantes son los cangrejos y moluscos. Las playas son también los únicos sitios de reproducción de las tortugas marinas.
Igual de importantes son los humedales o bosques de pantanos que son espacios periódicamente inundados por el agua de los ríos (diaria, mensual o estacional), marea e inundaciones. Se ubican en elevaciones algo más altas que los manglares. Están influenciados por los movimientos de las mareas y puede ser inundado por dulce o agua salobre ligeramente dos veces al día. Su vegetación natural es más diversa que la de los manglares.
Finalmente, los bosques ribereños, que se encuentran adyacentes o cerca de los ríos. Caracterizándose por ser extremadamente densos y productivos, tienen un gran número de plantas trepadoras. Además de sus valores estéticos y recreativos, son importantes para preservar la calidad del agua, control de la erosión y refugios de vida silvestre, especialmente para los anfibios y reptiles. Los monos y otros mamíferos arborícolas y aves suelen ser abundantes en ese tipo de bosques.
Agradezco al lector su tiempo y todo lo que de ahora en adelante pueda hacer en ayudarnos a concientizar para así defender estos minusválidos bosques.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Gracias a la vida

Tenemos más de un año, casi sin descanso, trabajando en el diseño y construcción de un sendero de interpretación, dentro de un majestuoso bosque de costa, para ofrecerle a los defensores de la naturaleza, lo que es en el presente uno de los más bellos parques de manglares que existe en Venezuela, lo llamamos "Tierra de Sueños", ubicado en las adyacencias del pueblo de palafitos de nombre Santa Rosa de Agua, al Occidente del país.
A cero metros sobre el nivel del mar y con una humedad que desmaya al más fuerte, un voluntariado de niños, jóvenes y adultos han permitido desarrollar un parque temático natural, donde los visitantes reconocen de manera didáctica la flora y fauna de este emblemático lugar. Se cuenta con los ecoguías, un guardaparques y toda una comunidad que apoya esta iniciativa.
Para darle más prestancia a la entrada del parque, se decidió hacer de la calle principal de esa comunidad, que tiene una longitud de 500 metros aproximadamente, una ecocalle, donde todas las fachadas de las casas y paredes de los patios se pintaron simultáneamente con colores cálidos, además de la realización de murales alusivos a la biodiversidad de esos espacios.
Comenzamos esta faena artística, un buen día a media mañana, porque hubo alguna demora entre los convocados, lo cierto es que a una temperatura de un poco mas de 41 grados centígrados y acompañados de un sol que nos “achicharraba”, apenas logramos avanzar pintando las fachadas, los primeros 50 metros con los colores acordados.
Ese día me fui acostar temprano, no podía con la insolación, tenía un dolor de cabeza que no se me quería quitar, estaba afiebrado y una vena del lado derecho de la frente la veía tan hinchada que creí que se me iba a explotar. Además los brazos, cuello y cara me ardían sobre manera.
Casi inmóvil por el malestar y a oscuras le di gracias a la vida, por la oportunidad que me estaba dando de ser útil. De poder poner al servicio de esa comunidad mis conocimientos, mis relaciones y mis menguados recursos y así lograr la creación del Parque Tierra de Sueños y de su imponente ecocalle.
En esa comunidad de pescadores de origen indígena, los afectos son parcos, son cautelosos en las relaciones interpersonales, sin embargo, hoy los percibo orgullosos de las cosas que están pasando asociadas al parque, hay un sentido del logro colectivo, comprensión de lo que se quiere. Cada vez son más los que se suman a esta tarea ambientalista. Creo que en ese lugar, ya deje de ser “un curioso visitante”, ahora hasta me saludan por mi nombre: “que fue Lenin! ”.