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domingo, 12 de septiembre de 2010

NO AMANECIO MÁS

Hoy no amaneció el día, igual hace tiempo que no amanece para nadie. En el año 2010, las partes por millón del CO2, según los científicos. estaban en 395, es decir 45 más elevado del máximo aceptado para garantizar nuestra supervivencia como especie. Los científicos afirmaban que el límite seguro para la humanidad era 350 partes por millón de CO2 en la atmósfera. La ONU para ese mismo año trato de limitar el nivel de CO2 a 450 partes por millón (ppm), pero sus esfuerzos no fueron escuchados. Todo esto, como consecuencia de haber quemado tantos combustibles fósiles. Ya que el dióxido de carbono fue uno de los gases principales que produjo el efecto invernadero en la atmósfera, causando el calentamiento global del planeta, que acelero el deshielo de los glaciares, aumento en los continentes las sequías, el consumo de los bosques, extinguiendo especies y ecosistemas.
Para ese momento volver a 350 era transformar el mundo. Significaba construir placas solares en lugar de plantas de carbono, plantar árboles en lugar de talar bosques tropicales, incrementar la eficiencia y disminuir nuestro sobré consumo, reciclar en un 99%, entre muchas otras cosas. Por lo tanto, llegar al 350 de nuevo significaba desarrollar miles de soluciones diferentes. En esos tiempos falto valor colectivo, mas acciones ciudadanas y mas compromiso, para defender el ambiente.
Lo que si es cierto, que 50 años después, el CO2 nos quito los amaneceres, las 5000 partes por millón que ahora tenemos, nos dejo sin visibilidad, sin oxigeno. Ahora vivimos en ciudades subterráneas, con atmósferas artificiales controladas.
Lo que comenzó como ciudades Moll, como La Villa Subterránea de Montreal que se inicio con 32 kilómetros de túneles uniendo a 41 manzanas (cerca de 12 kilómetros cuadrados), PATH en Toronto, con 371600 metros cuadrados y 27 kilómetros de pasajes, Chikigais en Japón con 81.765 metros cuadrados, Forum des Halles en Paris con 300 kilómetros de pasajes y el Town Hall en Australia con 4 kilómetros cuadrados, se transformaron en los portales de las urgentes ciudades que tuvimos que construir para poder sobrevivir, a la ya insostenible atmósfera que cubría los continentes. Pero no todos tuvimos espacio en esas ciudades, mas de la mitad de la población humana desapareció, producto de la falta de oxigeno. Y los que aun nos mantenemos con vida, sufrimos las nuevas enfermedades producto de la falta de los rayos solares y de respirar un oxigeno reciclado. Nuestra expectativa de vida se redujo a 30 años o así se acordó para darle por lo menos la oportunidad de vivir 3 décadas a cada uno de los que habitamos en estas ciudades. Cada quien al cumplir sus 30 años debe escribir su epitafio o reflexión final. Este es el mío. Para mi no hubo amaneceres, no hubo color, viví en gris y así moriré. No tengo legado para las próximas generaciones. Esa fue mi herencia.

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