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martes, 21 de diciembre de 2010

Evo, el ambientalista que nadie escucha

Evo, ha significado mas allá, de ser la voz indígena en defensa de los derechos de madre Tierra (como el mismo lo ha definido), la personalidad política mas tenaz, en las ultimas cumbres sobre el Cambio Climático. Sus reflexiones han sido, bien explicitas, trasparentes y sin ningún interés visible de buscar protagonismo mediático. Ha sido un interlocutor preciso de la gran preocupación ambiental. Desplazando incluso, en sus discursos, su propia postura ideológica… “ya la etapa de la lucha de clases paso”… “el siglo XXI, será por la defensa de la naturaleza”.
Sin embargo, ni nosotros mismos, los que dirigimos ONG de Ambientes, como el Greenpeace, Azul Ambientalistas, entre otras, hemos evaluado, revisado o valorado, este sincero aliado. Seguramente, porque en el fondo de nuestros genes, donde se ocultan sentimientos racistas, arrogantes, engreídos y los mismos complejos, que muchas veces no nos dejan ser mas auténticos, nos pudiera parecer “inconcebible”, que un indio boliviano, con precarios estudios formales, sea ese valiente, quien abiertamente confronte y busca generar el debate sobre esta temática en cada escenario subcontinental o mundial donde asiste. Todo lo contrario, a la pretensión de los países contaminantes que buscan silenciar a cualquier precio, esta agresión al planeta.
Uno de los cables de Wikilears, que trata sobre la acción de la diplomacia de los principales países que contaminan, hace referencia a lo sucedido en la Cumbre de Copenhague, donde evidencia la incomoda situación que significaba los señalamientos del presidente de Bolivia. Ahí se explica, la necesidad de aislarlo, por la “estridencia” de sus opiniones. Y se le busco disminuir sus reclamos, partiendo de que era de grupo de ALBA. Es decir, del eje del “mal”.
Pero cuales son esas “incomodidades” que Evo les produce a las naciones contaminantes, que de nuevo se repiten en la Cumbre de Cancún?.
Señalar que el texto de Cancún, al igual que el texto de Copenhague, es una victoria vacía y falsa que fue impuesta sin consenso, y su costo será medible en vidas humanas.
Que ha sido un acto deliberado, el de reducir las expectativas y minimizar el esfuerzo de la Cumbre de Cancún. Donde la llamada ‘victoria’ para el multilateralismo es realmente una victoria para las naciones ricas que intimidaron y forzaron a otras naciones a aceptar un acuerdo en sus términos. Las naciones más ricas no ofrecieron nada nuevo en reducción de emisiones o de financiación, y en su lugar, buscaron dar marcha atrás a los compromisos existentes, e incluir todas las escapatorias posibles para disminuir su obligación de actuar.
Evo señala: “… mientras que las naciones en vías de desarrollo – que son las que enfrentan las peores consecuencias del cambio climático – abogan por una real solución, solo reciben el “realismo” de gestos vacíos. Las propuestas por parte de los países poderosos fueron tratadas como sacrosantas, mientras que las nuestras eran desechables. … los acuerdos fueron siempre a expensas de las víctimas, en lugar de los culpables del cambio climático. Cuando Bolivia dijo que no estaba de acuerdo con el texto en las últimas horas de conversaciones, la objeción fue rechazada. Un acuerdo en el que sólo los poderosos llegan a la victoria no es una negociación, es una imposición.”
Coincidimos, con lo expresado por Evo cuando dice: “Solamente existe una manera de medir el éxito de un acuerdo climático, y esto se basa en que si es o no efectivo para las reducciones de emisiones para prevenir el cambio climático.”
De ahí, que su critica es correcta, porque en el texto de Cancún se permite elevar la temperatura global en 4 grados, que significarían niveles desastrosos para la humanidad. Recientes reportes científicos muestran que 300.000 personas ya están muriendo cada año por los desastres relacionados con el cambio climático. El texto de Cancún, es una patente de corzo para los que contaminan, es el visto bueno, para lapidar a la humanidad y al ambiente.
Desde este espacio los convoco, a no entregar el destino de este planeta a los que contaminan. Cada uno de nosotros, desde su propio entorno tiene mucho que aportar, para ayudar en este gran apostolado. La misión de un ambientalista es defender la vida hasta su último latido. Escuchemos a Evo y a todos los valientes ambientalistas.

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