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lunes, 6 de junio de 2011

Los niños, los más sensibles a la contaminación

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren alrededor de 10 millones de niños, siendo el mayor número de estos decesos, consecuencia directa de exponerse a los ambientes contaminados.

Entre las principales causas: el consumo de agua no potable, falta de higiene y exposición a atmósferas contaminadas, estas son las más notorias. La mayoría de estas víctimas eran niños menores de 5 años, donde el 74% de los fallecimientos fueron por diarreas, infecciones respiratorias y enfermedades cardiovasculares.

Estos impactos se acrecientan según la zona: En los países no desarrollados, la insalubridad y la contaminación ambiental son directamente proporcional a la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad infantil, y estos indicadores, a su vez se vinculan con las enfermedades respiratorias agudas, enfermedades diarreicas, traumatismos físicos, intoxicaciones, enfermedades transmitidas por insectos e infecciones perinatales.

Así mismo, la exposición a riesgos ambientales perjudiciales para la salud de los niños, puede comenzar antes del nacimiento. El plomo en el aire, el mercurio en los alimentos, así como otras sustancias químicas, pueden tener efectos a largo plazo, a menudo irreversibles, como infertilidad, abortos espontáneos y defectos de nacimiento.

La exposición de las mujeres a plaguicidas, disolventes y contaminantes orgánicos persistentes pueden afectar a la salud del feto. Comparando toda la población afectada por ambientes contaminados, el mayor impacto lo reciben los niños, debido a que por su tamaño, aspiran más aire (y más contaminantes) que los adultos.

Y por estar sus pulmones en desarrollo, sus vías respiratorias se hacen más angostas debido a la presencia de contaminantes. Así mismo, esto se agrava, porque ellos, respiran más rápido y con más profundidad cuando están activos. Lo que permite, que la contaminación ambiental llegue a las áreas más sensibles de los pulmones.

Hoy en día, 600 millones de niños menores de cinco años ocupan la atención mundial y representan la continuidad de la raza humana. Un futuro, que en principio, está en manos de sus madres, y de solo aquellas que gozan, de buena salud y están en condiciones de ofrecer un entorno sano, limpio y seguro que permita proteger el derecho a la vida de sus hijos.

Las otras instancias decisorias son las que están a nivel internacional, regional y nacional, junto con las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y las familias, que deben aunar esfuerzos para que los principales peligros ambientales se reconozcan, se combatan y se reduzcan.

Esto puede comprender una acción normativa, así como decididos esfuerzos para la promoción, prevención y participación dentro de la misma comunidad en pro de un ambiente que armonice con la vida de los niños, de las demás seres humanos y el resto de las especies.

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