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jueves, 26 de abril de 2012
Niños, puentes de madera y Parque Comunal
El Parque Comunal “Tierra de Sueños”, es uno de los bosques de manglar mas extraordinarios que se conozcan en Latinoamérica y hoy es el escenario de múltiples visitas de niños y adolescentes llenos de curiosidad por conocer la flora y fauna de este paraíso, localizado en la población de Santa Rosa de Agua al norte de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, Venezuela. En él se diseñó un sendero de interpretación para visualizar sus árboles, los distintos follajes, sus mamíferos, aves, cangrejos, sus humedales y su frontera de costa, entre otros.
Recientemente en un recorrido de niños de edad preescolar, ya bosque adentro, comenzó a subir la marea y se tuvo que acelerar el paso para retirarnos, porque aun cuando el agua no llega mas de 30cm por encima del camino, siempre impresionan a los visitantes y mas cuando hay niños de tan corta edad. Esta experiencia de caminar con la marea alta dentro del bosque, nos obligo a diseñar y construir 5 puentes de madera con una distancia promedio de 6 metros de largo para poder pasar los caños o canales naturales mas pronunciados.
La tarea se hizo urgente, por la visita ya planificada de 100 niños de edad preescolar y el temor que nuevamente en plena jornada con los escolares la marea súbitamente subiera.
Sobre la humanidad de Rafael Ortega “Paito”, quien es el director del Programa de Ecoturismo de la Estación Biológica “Pueblos de Agua” y mi persona, ambos ya de 60 y 50 y déle años, comenzamos a buscar maderos, tablas y demás insumos, para iniciar así la rápida construcción. Con el clima promedio de 38 ºC, una terrible humedad, y millones de mosquitos, iniciamos los trabajos. La fatiga fue inmediata, desesperante, deshidratados, sin fuerzas, pero de solo pensar en la angustia que pudieran pasar los próximos visitantes, sacábamos fuerzas de donde no había y seguíamos armando los puentes.
De pronto ocurrió un milagro. Comenzaron aparecer o mas bien como brotar entre el bosque: uno, dos, tres, diez, veinte, cuarenta niños del sector entre 8 y 12 años de edad y silenciosamente comenzaron ayudarnos, me di cuenta que desde hace rato nos venían observando.
Me quitaron uno de los martillos que ya no lograba hundir los clavos por mi cansancio y comenzaron a clavar, a seguir las instrucciones, a buscar las tablas que faltaran y los puentes comenzaron a salir. Ya estábamos al límite de la próxima visita, y pensé que no podríamos lograrlo.
Ese día, para colmo de males, un mosquito o un abejorro me pico dentro de mi ojo izquierdo y ya no pude continuar por el dolor que me causaba. Me fui a una clínica cercana para que me atendieran y la preocupación se me acrecentó, al sentirme impotente de no seguir ayudando por lo agresivo de la picada. Esa noche no dormí, entre el dolor de mi ojo y la inquietud.
Al día siguiente le lleve la pintura requerida a “Paito”, que me dijo que el continuaría así sea solo. Igual aparecieron mas niños y la meta se cumplió.
Los 100 niños del preescolar vinieron puntualmente en el día planificado (un día después de terminar los puentes) y aun con la posible marea ya no hubo sobresalto, los puentes cumplieron su cometido.
Siempre he dicho que nunca te rindes hasta conseguir tu objetivo. Felicitaciones!
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