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jueves, 20 de marzo de 2014

Defender la vida de cualquier especie hasta el último latido

Esa es la razón de los ambientalistas. Va más allá de lo enunciativo. Convicción y afecto es lo que los mueve. Es la energía que da la inspiración para seguir, de sacar la fuerza de donde ya no se tiene para continuar en la tarea. Sin mucha estridencia pero con firmeza avanzan sobre lo que se debe hacer. Algo aportan, para contribuir a un mundo mejor para todos los seres que en él vivimos.
En este planeta hay espacio para todos y todos son importantes, se está aquí por un mandato, con un sentido de ser. La naturaleza se tardo años en perfeccionar cada especie. Sus razones tendría para hacerlo. Demasiado banal seguir pensando que lo humano sigue siendo el centro del mundo o del universo. Ellos son uno más, quizás con mayor organización, que aprendieron temprano a elaborar herramientas, pero eso no significa que esta supremacía les da el derecho de exterminarse o exterminar a los no humanos. Crueldad, codicia, envidia, rencor, comportamientos exclusivos de la raza de los homo sapiens. Hace siglos perdieron la capacidad de observar a las otras especies para aprender de ellas. Al parecer lo importe es lo que ocurre solo entre humanos.
El tema de la defensa del ambiente, está por encima del bien y el mal. De lo político o lo económico. Aunque para ello se tenga que entender la política y la economía. O todos los saberes que sean necesarios.
No sé si son verdes o azules o de algún color que seguro los etiquetara, lo que si estoy convencido es que el compromiso ambientalista existe y es el mapa o ruta de este largo camino de los peregrinos o apóstoles del nuevo siglo.

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