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martes, 11 de agosto de 2015

METAECOLOGÍA: MATERIA IDEA (M A T E R I A I D A D) EN DOS COMPOSICIONES LIRICAS DE DOS POETAS VENEZOLANOS

Es ínsito el anhelo de inmortalidad (oculto, manifiesto), de permanecer de algún modo, nominado también terror de la Nada. Tal aspiración de la Tierra proviene.  Salimos obviamente de la Tierra tierra, del Planeta y su misterio.  Somos porque ella existe.  Trasmite a todas sus criaturas  esa pasión recóndita llamada eternidad, el último absoluto, consustancial con su corporidad.  Si la Tierra como astro llegara a colapsar, sus rocas, sus minerales, su ser por la indestructibilidad de la materia permanecerán.

Interpretaron cabalmente mediante la poesía esta honda vivencia espiritual-intelectual dos poetas venezolanos, Alfredo Silva Estrada, Juan Beroes.

DE:  ALFREDO  SILVA  ESTRADA
Integraciones. De la unidad en fuga.
Caracas, Cromotip, 1962

UN DÍA TU ESQUELETO ES LA SÚBITA ALIANZA

Te hundes en desvarío de micas imbricas,
transparencia aturdida, beoda inflorescencia
triturando su aroma para alzar esa grieta que aloje lo infinito.

Entre restos ahogados
- Oh altivez en derrota, cómplice de lo eterno –
aún calientas guarida como fluyente holgura,
como terrón desheho en bodas de equinoccios
o broza percatada de sideral molienda.

Hacia el cuenco ignorado azuzas tu carcoma.

Ceniza cenital,
vínculo de la brasa.

¿Desde qué brasa incierta prolifera tu brizna en yacimiento blanco,
embudo destilado rocío de confines, relámpago larvario, cartílago de acordes?

¿Qué idolatría enterrada bajo nervios de fuga
te inventó como presa de su apetito lento?

Eres solo el asombro:
idólatra y fetiche,
plenitud distendida por la mullida alianza,
brizna ardiendo en el cenit con acecho larvario,
grieta de lo infinito borrando tu osamenta.

¡Oh rizoma de tuétano en marfil carcelario!
La intemperie insurrecta, el yacimiento blanco,
Desde afuera golpeando te lía sus reflejos:

Cartílagos de acordes, aldaba de relámpagos.


Y tu sueño que asciende en una actinia errante,
desazón imantada que esponjas del martirio
Con una paradoja de nidos en las crestas.

Rompes toda la celda, el ignorado cuenco,
Y en colmillos que huyen eternizas lo bárbaro.

Image result for almaespirituMas ¿dónde queda el almaespíritu?  De la indestructibilidad de la materia entonces se infiere: ninguna cosa se destruye.   Hereda la eternidad de la Tierra también una de sus creaciones materiales sutiles, la patética entidad indefinible: el almaespíritu.  Carece ciertamente de la tangibilidad de los objetos de las realidades imperfectas, sin embargo esa transparente sutileza intangible durante más de tres mil años su presencia ha sido percibida por el mythos, por los pensadores, desde los filósofos pre-socráticos hasta hoy.  Aunque ni los filósofos ni los teólogos ni mucho menos los sociólogos han podido con exactitud su etérea naturaleza describir.  La clasicidad helénica al alma la nominó Ménos (mente-inteligencia), al espiritu Nóos o Nous vocablos éstos vinculados al verbo Noéoo: ver, pensar, saber, percibir; la voz castellana “psique” copia el vocablo griego “psykhé” el cual soplo, hálito, aliento vital significa.  Buscaron los sabios de la clasicidad latina dulces términos ingenuos para adecuarlos con el sutil carácter forma acústico del almaespíritu, así para el alma anima cual soplo, aliento; para el espíritu animus, el ánimo, impulso vital, hálitos o espíritus, el apacible aire exhalado desde lo más íntimo, afín al suspiro.  Adecuación de la silábica cadencia de esos vocablos a la supuesta esencia de ese ente, de su histérico encantamiento eufónico.

DE:     J U A N   B E R O E S

Prisión terrena.  Caracas, Suma, 1946

                             X II

Bajo el terrible viento, mi cadáver extraño.

Porque, soy la pezuña del animal cambiante,
y la hierba delgada, suave piel de la tierra.

¿Qué mano me acaricia la frente que yo tuve,
al rozar este junco solitario y esbelto?

¿Qué brisa me sacude las manos de mi vida,
al herir esta planta florecida en mi ausencia?

Porque, soy dura roca que se parte en los mares,
y ardorosa ventisca que golpea las ventanas.

Bajo el fuego nocturno, mi país de silencio.

Y mi carne construye sus dorados insectos,
y sus pájaros grandes, hermanos de los vientos.

Brotan de mis axilas mariposas brillantes,
y entre mis secos muslos se columpian los lirios.

Porque, soy blanda tierra de nuevos edificios,
soy metal escondido de futura herramienta.

Desde su triste arcilla, mi juventud os mira.
¡- Soy tierra de las madres, colina de los hijos-!

¡Bajo el viento del mundo, mi cadáver naciente!


¿Dejan entrever las dos composiciones líricas seleccionadas entidad del almaespíritu?  Apoyados en su intuición de poetas sobre los rieles de un pensar erudito en esos dos poemas Alfredo Silva Estrada, Juan Beroes manifestaron el seguro destino de sus cuerpos después de la muerte, el retorno a la Tierra rumbo a los vínculos con la eternidad   de  los  océanos,  de  los  vientos,  de  los  astros,  al disolverse  en  fin  en  la  m a t e r i a i d a d  (diferente de “materialidad”).  Fenecieron décadas luego de sus odas dichos vates, en la verdad de sus días asumieron sus restos lo predestinado por ellos:  “un día tu esqueleto es la súbita alianza”, o la “dura roca que se parte en los mares y ardorosa ventisca que golpea las ventanas”.  Pero ¿y el almaespíritu? Vaga ésta sencillamente glamorosa con sus histéricos encantamiento por las paginas de sus poemarios.

Aunque intangible ¿quién duda de la inmensa presencia del almaespíritu corporizada en la poesía, la música, lo artístico, la ciencia, la alta tecnología, la libertad, el bien, la justicia? Porque nada se destruye, todo permanece transformándose para retornar.  Significa el vocablo “inmortal” la perenne vida.  En ese espacio la poesía se halla.

Lubio Cardozo, poeta venezolano.

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