Venezuela es un país privilegiado, en comparación a la misma América, porque la mayoría de su población, si no es toda, tiene acceso de alguna manera a energía eléctrica. Pasar una horas sin electricidad por alguna contingencia en la distribución nacional es una cosa de rutina en los mismos países desarrollados como los Estados Unidos y Canadá.
Recientemente el Banco Mundial presento un informe donde plantea que en el mundohay 1.200 millones de personas que carecen de acceso a la electricidad y 2.800 millones de personas siguen cocinando y calentando sus hogares con fuentes de energía básicas como carbón, leña, biomasa y estiércol. Combustibles sólidos que contaminan esos hogares con consecuencias perjudiciales para la salud, causando cerca de 4 millones de muertes al año, en su mayoría de mujeres y niños, quienes además en muchos países pasan horas y horas cada día recogiendo leña, donde esa agotadora búsqueda ha causado una deforestación de enormes proporciones.
También señala que la mayor parte de las personas que aún no tienen acceso vive en 20 países en desarrollo de Asia y África al sur del Sahara, y que alrededor del 80% de ellos habita en zonas rurales. En algunos países del África occidental, por ejemplo, en las zonas rurales solamente 6 de cada 100 hogares tienen electricidad. Y en el Continente, más del 60% de la población africana no tiene acceso a la energía eléctrica, normalmente se abastecen con pequeños generadores diesel.
El consumo de energía eléctrica por habitante en los países más pobres se sitúa en torno a 0.22 kWh/día, mientras que en los países industrializados el consumo es más de 100 veces superior. A este respecto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera que para alcanzar una vida digna es preciso un consumo mínimo de 0.5 kWh/día de electricidad por habitante.
La relación entre energía y pobreza se hace evidente en África. Según el Informe de Desarrollo Humano de 2013 del PNUD, 17 de los 20 países del mundo con menor consumo eléctrico por habitante pertenecen al continente africano y ninguno llega a los 0,18 kWh/día, mientras que 19 de los 20 países con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) son africanos. En nuestro país, la relación es abismal: cada venezolano consume 20 kilovatios al día (kWh/día), superando en un 14% al resto de los habitantes de América y en un 100 a los países del África, que por cierto es también el kWh/día mas económico de la región.
Corpoelec, refiere que el consumo per capita de energía en Venezuela se ubicó en el 2014 en 3.900 kilovatios hora (kWh), es decir, un 85% más que el consumo de Brasil (2.100 kWh); 254% más que Colombia (1.100 kWh); 25% más que Argentina (3.100 kWh) y un 11% más que Chile (3.500 kWh). Cifras que revelan el excesivo consumo eléctrico que hay en el país, y la magnitud del sobreconsumo de la energía, dejando en evidencia que no hay conciencia en la población de lo que sale producir la energía y lo económico que resulta el servicio en el país. Por supuesto, todo parte de que no se cobra lo que realmente vale y por lo tanto no hay cultura del ahorro energético porque a nadie le duele o mejor dicho le cuesta.
Como ambientalista o mas bien como tantos ciudadanos que desean que se logre un mayor prosperidad en las regiones, abogamos a una mayor independencia del Sistema Eléctrico Nacional que alimenta su distribución a través de energía producida por fuentes hídricas y derivados del petroleo. Es el tiempo de preguntarse: ¿Por que ya no planificar para tener inversiones regionales con energías limpias? depender de una equidad nacional en la distribución eléctrica en tiempos de austeridad en nada ayuda ante venideras contingencias. En un país tropical como el nuestro, con mil kilómetros de costas de mar, ya debiéramos ser los lideres en el Continente de las energías solares y mareomotrices. Tampoco descartamos considerar las energías eólicas aun cuando hasta ahora los ensayos en Venezuela han sido desafortunados y en el presente esta fuente de energía es una de las mas costosas en el mundo.
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Energía mereomotriz
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