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miércoles, 17 de febrero de 2016

Esequibo venezolano víctima de un acuerdo que lleva malintencionadamente 50 años

Se cumplen 50 años de la firma del Acuerdo de Ginebra

Mapa de Venezuela / Referencial
El 17 de febrero del 2016 se cumplieron  50 años de la firma del histórico Acuerdo de Ginebra. Luego de largas negociaciones y en el umbral de la independencia de la actual República Cooperativa de Guyana, el Imperio Británico accedió a concluir este tratado, reconociendo la reclamación venezolana sobre el Esequibo, el cual fue arrebatado mediante el nulo e írrito Laudo Arbitral de París de 1899 ( En la discusión de ese Laudo la representación de Venezuela no se le permitió asistir, y fue Inglaterra y los EEUU quienes evaluaron los argumentos territoriales y sentenciaron dicha "resolución"). Así fue cerrado el largo capítulo de expansionismo y despojo que sufrió Venezuela desde que el Imperio Británico se instaló en nuestra frontera oriental mediante el Tratado de Londres de 1814, y se abrió el promisorio -aunque inconcluso y ya prolongando- capítulo de negociación diplomática de las últimas cinco décadas.
En el artículo I del Acuerdo de Ginebra se estableció la creación de una Comisión Mixta para llegar a “soluciones satisfactorias para el arreglo práctico” de la controversia de común acuerdo. La Comisión paritaria -dos venezolanos y dos guyaneses- funcionaría por un plazo de 4 años. De no llegarse a un arreglo, se estableció en el artículo IV que la Comisión Mixta referiría el asunto a sus respectivos gobiernos; los cuales estaban obligados a escoger uno de los medios de resolución pacífica de controversias previstos en el artículo 33 de la Carta de la ONU. Si dentro de tres meses no se hubiere llegado a un acuerdo sobre este punto, ambos gobiernos podían remitir el asunto al Secretario General de la ONU.
La Comisión Mixta trabajó desde 1966 hasta 1970, pero no se lograron resultados. Guyana sostuvo de manera inflexible que el objetivo del Acuerdo no era otro que establecer la validez de la contención venezolana al Laudo de 1899, negándose a entrar a discutir seriamente la cuestión territorial. Guyana incumplió así la obligación a negociar que imponía el Acuerdo y neutralizó sus efectos, ya que percibió la situación en términos conflictivos o suma cero: Estando en posesión de la totalidad del Esequibo que considera de su soberanía, cualquier negociación implica una pérdida. En cambio, Venezuela insistió en que el objetivo del Acuerdo era llegar mediante la negociación a un “arreglo práctico y satisfactorio”, y por tanto no se trata de un asunto estrictamente jurídico, sino de un asunto político-diplomático, y por tanto se había creado una Comisión Mixta negociadora.
La reclamación se congeló por 12 años con el Protocolo de Puerto España de 1970, y posteriormente se optó por el método de los buenos oficios por 25 años (1989-2014); pero nuevamente la intransigencia guyanesa hizo imposible alcanzar un arreglo y tras la muerte de Norman Girvan -último buen oficiante- se ha negado a retomar este método, por lo cual Venezuela tuvo que acudir al Secretario General de la ONU en 2015. Cabe destacar, que en plenas negociaciones para reactivar la reclamación, la Cancillería venezolana emitió un Comunicado el 11 de diciembre de 1981, donde señaló que el artículo IV del Acuerdo asignó al Secretario General la función de “colaborar con las partes en la elección de un medio de solución”; es decir, no se nos puede imponer un método.
Guyana ha intentado dejar de lado el Acuerdo de Ginebra, y ahora busca distraer dicho litigio mediante su eventual remisión a la Corte Internacional de Justicia, debido a una serie de nuevos elementos. La política de cooperación de Venezuela de estos últimos años,  ha sido entendida  dentro  de la narrativa ideológica como un supuesto abandono de nuestra reclamación territorial. Georgetown en sus cálculos oportunista de su innoble juego político, ha estimado que la  crisis que atraviesa Venezuela supone un momento propicio para pasar a lanzar una ofensiva de saqueo y entrega en concesiones del territorio del Esequibo. A todo esto, se sumó el “significativo descubrimiento de petróleo” en el pozo Liza del bloque Stabroek realizado en 2015 -una de las concesiones que han sido entregadas por Guyana que están  en aguas del Esequibo, pero además, la envalentonada Guyana, le dan los sesos para igual entregar la Fachada Atlántica de Venezuela  que esta al norte del Estado del Delta del Amacuro.  
El Servicio Geológico de EEUU señala que en toda la zona marítima por delimitar entre Venezuela y Guyana pueden existir recursos entre 13,6 y 15,2 millardos de barriles de crudo liviano, y entre 32 y 42 billones de pies cúbicos de gas natural. Si se transforman en reservas explotables, Guyana podría producir 1 millón de barriles diarios en una década, pasando a ser un exportador petrolero neto, y multiplicando más de 100 veces su actual PIB. Recientemente, Guyana ha otorgado en concesión el bloque Orinduik; ha anunciado el inicio de una campaña exploratoria en el bloque Stabroek; y ha estado buscado apoyos para avalar su posición denunciando “agresiones” de Venezuela: El Mundo al revés.
No hay nada que  celebrar en estos  50° Aniversario del Acuerdo de Ginebra. Intencionadamente se le sigue dando largas a una resolución demasiado evidente que deja lugar a dudas al justo reclamo de Venezuela. 
¿Pero cómo es que han pasado ya 50 años y no ha habido ningún pronunciamiento por parte de la ONU?. Simple: los principales países integrantes del Consejo de Seguridad  permanentes, los que gobiernan y dictan las políticas a seguir en la ONU: China, Francia, Federación de Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América, son los que tienen las principales concesiones de explotación mineras en el Esequibo venezolano, entregadas ilegalmente por Guyana Británica.  Un ilegalidad que se hace legal por la decisión de la ONU de no pronunciarse.
Se debe denunciar y obstaculizar por todos los medios las concesiones petroleras, madereras, mineras, e hidráulicas que ha  entregado  Guyana Británica a 21 países quienes  también se aprovechan de este limbo geopolítico para actuar como forajidos, corsarios y piratas dentro del Esequibo venezolano. 

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