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sábado, 30 de octubre de 2010

Con el agua potable éramos felices y no lo sabíamos

El año 2010 cierra con un saldo de 900 millones de personas alrededor del mundo que sufren la carencia casi absoluta del agua potable y se estima que llegarán a 2500 millones en el año 2025. Aunque el problema es mundial, todo indica que serán los países no desarrollados quienes padecerán esta agonía, debido a su ascendente crecimiento poblacional (se estiman que nacen en esos territorios el 95% de las 80 millones de personas que cada año incrementan la población del planeta). Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de UNICEF, señala que diariamente 24.000 niños mueren en los países latinoamericanos, caribeños y africanos por causas que se pueden prevenir como la diarrea, el cólera, infecciones parasitarias y virales, enfermedades como la malaria y la tuberculosis, todas estas, las cuales se sabe que ejercen una fuerte acción depresiva sobre el sistema inmunológico producto de las aguas contaminadas. Se calcula que un niño sufre hasta cuatro episodios de diarrea al año. Los niños y niñas tienen hasta una probabilidad de sufrir diarreas de hasta 240 veces mayor que los niños de los países desarrollados. Todo esto conduce a que por la carencia del agua potable en esas regiones, un niño muere cada tres segundos y medio.
En materia de distribución, se estima, según la OMS, que se necesitan por persona 50 litros de agua potable por día. Teniendo 55 países un consumo de agua potable por persona /día por debajo del mínimo. En Latinoamérica por ejemplo, consumimos una media de 250 litros por persona/ día (donde solo al cepillarnos con el grifo abierto, se nos van aproximadamente entre 10 a 20 litros y 45 al usar el Inodoro). Por cierto, lavar un vehículo, con una manguera puede suponer un consumo de unos 500 litros de agua. Mientras que en algunas zonas de África no llegan a los 2,5 litros de agua potable por persona.
El debate mundial está centrado en el recurrente tema ambiental. Y en particular a la nueva enfermedad del planeta, el cambio climático. Que está produciendo el deshielo de los polos, aumento de las temperaturas extremas y el volumen de los océanos, entre otras consecuencias. Según el Panel Internacional sobre Cambio Climático, estos eventos tienen su reflejo más dramático en países del África, en Centro y Sur América y en los países de Oceanía. Se espera que la erosión producida por las corrientes de agua, los caudales de los ríos y la disponibilidad de agua disminuya en esas regiones, acompañada de frecuentes inundaciones y sequías. Aunado a la deforestación, el desarrollo agrícola sin control, embalses y planes de regadío que son los otros contribuyentes para la escases de nuevo y vital “petróleo blanco”.
Por supuesto que los países desarrollados, han estado tomando sus precauciones, recolonialistas o neocolonialistas, estimulando iniciativas de privatización del agua potable, bajo supuestas medidas “bien intencionadas” para la reducción de pobreza, la disminución de la deuda, la liberalización del comercio y el desarrollo económico.
Qué hacer? En el activismo ambientalista, en la participación ciudadana esta la solución. La agenda publica de nuestros países, requiere contemplar mas acciones, leyes, medidas sobre el tema ambiental. Se necesita señalar el camino. Esas señales deberán ser colectivas, militantes y desinteresadas. El objetivo, es sin frontera, sin exclusión, es un objetivo superior, la vida.

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