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sábado, 26 de septiembre de 2015

In Zulia hat Essequibo Trauergäste !!

Importates Solidaritätsbekundungen aus der Zulia Staat werden durch den Schutz und die Verteidigung der biologischen Vielfalt im Gebiet der Essequibo ausgedrückt. In der Stadt Machiques ein Manifest der Unterstützung, wie in der Stadt Maracaibo und Ciruma Rat wurde gelesen. Essequibo Diskussion in der Vergangenheit war ein weit entfernter Motive ist nur, weil auf unserer Karte von Venezuela mit einem mit diagonalen Streifen, die "umstrittene Gebiet", sagt Bereich schattiert erinnerte Westen gibt. Die Kampagne "In der Essequibo Exxon NEIN !!" Es hat uns erlaubt, mehr und mehr den Wert der Erhaltung der große "Green State" kennen. Sensibilisieren für seine Artenvielfalt und kennen die grausame dezplazamiento, um die Indianer von den brasilianischen und Guyana garipendios unterziehen, um ihre Siedlungen zu besetzen. In Zulia hat Essequibo Trauergäste !!!

Zitat von Lenin Cardozo Parra





METAECOLOGÍA: EL NATIVISMO EN LA POESÍA LIRICA VENEZOLANA


1.  El objetivo central de este pequeño escrito no es otro si no el de proponer un nombre más, un vocablo funcional, para la lexicografía de la crítica literaria venezolana, una voz referida a la esencia de un aspecto universal y eterno de la literatura (georgicidad). Y a la vez relacionarla con un movimiento literario con el cual se vincula por esencia y se contrasta por el carácter circunstancial de éste inherente a un momento de la historia de la literatura del País (nativismo).


2. La georgicidad es esencia universal y eterna: Propuesta ^ de un nombre.
Ha sido siempre América un Continente verde; aún hoy sus extendidos mantos arbóreos cubren enormes extensiones pese a la barbarie ecologicida de la civilización contemporánea. Coexisten al lado de sus prístinas selvas, o sus páramos, o sus planicies herbáceas, los panoramas de las tierras sometidas a la agricultura. Junto a la tremenda hermosura salvaje de los anteriores el mundo rural su belleza domesticada ofrece, ahora significa una geografía dulcemente por el hombre domeñada para la obtención del alimento. La fecunda gleba de las llanuras, de las faldas de las colinas, de los valles. Encarna éste un paisaje con un esplendor entre silvestre y humano, un verdor tranquilo, con cierto orden, bajo el cuido y la vigilancia amorosa del agricultor. Surgido ha entonces la comarca salpica da de aldeas, de pueblos, de plantíos sustentadores de esa vida; de rebaños, de flores, de abe jales. Traducen la selva, el páramo, la euforia preñada de poderosa fuerza; definen los campos provinciales la atenuada alegría de la sociedad rural.
(...)
"Id a gozar la suerte campesina; la regalada paz," (...)
Andrés Bello, La agricultura de la zona tórrida.


Georgicidad viene obviamente del griego georgikós, valga decir el mundo campestre. Mas con georgicidad se ha querido señalar el arte y el contenido de aquella escritura lírica donde el poeta expresa su sorpresa y su maravillamiento ante ese entorno campesino, ante esa belleza híbrida de lo montaraz y de lo agreste, del milagro de la fecundidad del suelo, del humus, en medio de la glauca naturaleza libérrima con toda esa infinidad de entes y fenómenos inherentes a ella: los pájaros, las flores, los frutos, los aromas, los insectos, los ríos, y donde adquieren innegable patetismo los vientos, la lluvia, la noche, las estrellas, "la alma tierra1’ (Lucrecio).
En Latinoamérica el primer bardo en desplegar plenamente la georgicidad en su poesía fue Andrés Bello, un eterno sorprendido y enamorado del orbe rural de este Continente. Continuaron a Bello los bellistas, quienes desarrolla ron, entre otras cosas, un aspecto fundamental en el autor de ”ALOCUCIÓN A LA POESÍA”, el tema horaciano del beatusille, el elogio de la vida retirada en el campo. Cómo no mencionar en este particular a vates decimonónicos cual Luis Alejandro Blanco, al Cecilio Acosta de "LA CASITA BLAN CA”, Gerónimo Eusebio Blanco, Amenodoro Urdaneta, Fernando Morales Marcano, entre algunos pocos más. Después, en la esquina de entresiglos, arriban los nativistas con su enorme capacidad creativa, con su formidable vigor calológico volcados en composiciones descriptivas del encanto, la bel^ dad o la miseria del campo venezolano; imposible no recordar cantores como Francisco Lazo Martí -el hegemón entre ellos-, Gonzalo Picón Pebres, José Domingo Tejera, Sergio Medina, Udón Pérez, Mercedes de Pérez Freites. Desaparecerá luego el nativismo cual fervoroso movimiento literario mas a lo largo de cuanto v*a del momento de esos trovadores hasta el presente la poesía de la georgicidad ha continuado y se mantendrá mientras perviva el entorno geórgico conservado por las manos amorosas del campesino, respetuoso de su panorama, de ese magnífico cosmos rusticano. Se hizo, pues, por ello necesario inventar un vocablo más universal, con mayor perennidad, más allá de la circunstancia epocal de las modas literarias: la georgicidad.
(...)
"adorne la ladera el cafetal; ampare a la tierna teobroma en la ribera la sombra maternal de su bucare; aquí el vergel, allá la huerta ría..." (...)
A. Bello, La agricultura...


3. El nativismo es un movimiento poético más circunscrito en el tiempo...
De los fenómenos literarios en la extremidad del diecinueve y comienzos de la actual centuria el nativismo resulta uno de los menos conocidos en su globalidad, se le ha pesquisado poco sobre su índole como movimiento, sobre su estilo, sus búsquedas expresivas, su idearium o cosmovisión ideológica. Algunas de sus figuras descollantes -como Lazo Martí, Udón Pérez, Sergio Medina- estudios hondos de carácter monográfico merecieron, pero aún insuficientes.
Se le puede conceptuar un movimiento literario por las subsecuentes razones: existencia de documentos, manifiestos, epístolas, artículos, ensayos, de los propios poetas, de signo teórico donde obsérvase una conciencia creadora, una reflexión sobre sus escritos y su rol histórico y social como intelectuales; dichos documentos los identifican y los unen en sus planteamientos, amén de diferenciarlos, en el terreno de las ideas estéticas, de la heterogénea circunstancia literaria de su época. Hállase tanto en sus poesías como en esos textos teóricos una meridiana conciencia generacional y por lo mismo de una suerte común en el campo de las letras venezolanas. Un estilo de rasgos muy peculiares poseen, el cual los asemeja, y los destaca de con suno en relieve de la poesía del pasado inmediato y de las otras tendencias literarias contemporáneas a ellos.


Su tiempo: Cronología de los principales poemarios na tivistas:
1 893 - Caléndulas de Gonzalo Picón Pebres (... no todos los poemas del libro responden al estilo nativista).
1895 - Claveles encarnados y amarillos de Gonzalo Picón Fe bres .
9
(1 896-191 1 corpus de poesías nativistas de Samuel Darío Maj^ donado en El Cojo Ilustrado) .
1901 - Silva criolla de Francisco Lazo Martí.
·- Música criolla de José Domingo Tejera.
·- Poemas de sol y soledad de Sergio Medina.
1913 - Ánfora criolla de Udón Pérez.
·- Poesías originales de Emilio Constantino Guerrero (... los poemas más importantes del texto están dentro del estilo nativista).
·- Églogas andinas de José Domingo Tejera.
1916 - Versos de Mercedes de Pérez Freites (Mercedes Gue­vara Rojas de Pérez Freites).
1927 - Cigarras del trópico de Sergio Medina. Poemario na­tivista muy tardío, en el cual ya se aprecia una retórica del movimiento.
También poesía nativista escribieron en su hora Pedro

R. Buznego Martínez (El Cojo ilustrado, 1904) y Sisoes Fi­no!.
"PAISAJE
De pericos la banda vocinglera en el maizal el labrador espanta y la luz que los montes abrillanta en las mazorcas de oro reverbera.
9
Se columpia y susurra la palmera, la onda azul en su lenguaje canta y esponjado el vellón de la garganta va pescando la garza en la ribera.
Resuena el estridor de la algarada que entona jugueteando en la espesura de las aves silvestres la parvada,
y la tierra se agita alborozada: hay en su estremecimiento la ternura de un ensueño de virgen desposada.”
Samuel Darío Maldonado.
Antecedentes, relaciones intelectuales e influencias: Innegablemente un hermoso abolengo existía en la tradición literaria venezolana del cual arrancan los nativistas, Bello y la generación surgida bajo su ejemplo, los bellistas, sobre todo a partir de las temáticas del "beatus­ille" y del "lar nativo" (1). Sin embargo en Bello y los bellistas no prevalecía una mera visión poetizada del­                                  paisaje
campesino, no, sino más bien en su obra privaba un planteamiento extraliterario, el llamado a desarrollar las fuerzas productivas del agro (lo cual no le restaba calidad es_ tética sino todo lo contrario, le aportaba mayor densidad en su literatura). Con excepción de Silva criolla de Lazo Martí esa cuestión no se propone en los nativistas, en ellos su tesis ideológica constríñese a lo estético literario, en la poetización del mundo campesino quédanse.
Paralela va en el tiempo la poesía nativista a la narrativa criollista y coeva al modernismo. En ella dos herencias confluyen: la fuerte carga sentimental de los románticos en su mistificación del paisaje; y de los parnasianos adquieren la sensualidad en el tratamiento de algunos temas, y el cuidado de las formas, la musicalidad, cierto léxico.
Con todo lo anterior y con su propio talento y denue­do una poesía nueva conforman, una poesía de recio sabor na cional en su momento, cantan la vida rural venezolana: el hombre del campo, su paisaje, su sociedad, su drama, valga decir la llamada cultura campesina de ese entonces.
La utopía literaria del autoctonismo: Abarca un período muy concreto la actuación intelectual, creativa, de los nativistas, y además muy significativo. A partir de la te sis y pauta de Peonía en 1890 germinan, y cierran práctica mente su producción en 1915. Apóyanse, tanto su nacimien­to como su muerte en dos planteamientos ideológicos: para 1890 impera el modernismo en Latinoamérica, sobre todo la primera faz de esta corriente literaria, la mirada exótica, de cara hacia Europa, etc., y en Venezuela además del modernismo los últimos parnasianos acentuaban esa tendencia. Entonces un grupo de poetas nacidos y formados en la provincia se dan a la tarea de reverdecer la vieja tesis de la autoctonía literaria, de intentar expresar el alma nacional, de componer una poesía autóctona auténtica, americana, venezolana. Para ellos el toque de diana de esta posibilidad es la venusta Peonía. En su coetaneidad encuentran aliento, -o mutuamente respáldanse- para su utopía del autoctonismo en los criollistas, y en cuanto a la tradición, como ya apuntóse ut supra, Bello y los bellistas significan unos ilustres precursores.
Pero por otra parte el perfil intelectual real de un país determínalo la superestructura, espejo reflejador del modo y las relaciones de producción, y el modo de produc­ción en Venezuela, aunque inserta en su globalidad en el capitalismo, por su forma y el aparato de producción era de una economía trancisional feudal y mercantil para ese momento histórico circunscrito entre 1890 y 1915: país a- grario mas de una agricultura atrasada, extensiva, centra­da en los rubros del café, del cacao, la caña de azúcar y la ganadería, fundamentalmente; cuyas relaciones de producción hacían de Venezuela un país con un marcado rostro cam pésino, cuya unidad productora clásica la constituían la hacienda y el hato, con relaciones de clase bien precisas, por un lado los propietarios, del otro el sector humano de las fuerzas productivas, los peones; además de una serie de escalones sociales intermedios como la servidumbre do­méstica, los arrendatarios, los medianeros, etc. Por su­puesto en las ciudades habitaban los mercaderes dedicados a la importación, exportación y distribución interna a tra ves de las llamadas "casas comerciales", almacenes, bode­gas. Todo lo cual conformaba a ese país económico bien llamado por Rodolfo Quintero "la Venezuela pre-petrolera" en su libro Antropología del petróleo (2).
Por ello cuando ese grupo de bardos en sus versos can tan, con gran lirismo, la Venezuela de su tiempo, la Venezuela campesina, la Venezuela rural, reviven la efímera u- topía literaria del autoctonismo; reverdecen esa vida equilibrada, autárquica, de la hacienda sumergida en un paisaje eclógico, pero la cual pronto desaparecería, la nación rápidamente transformaríase en un país minero, preñado de violentas contradicciones sociales, generador de otra literatura.
A esa Venezuela rural de los nativistas pocos años de vida quedábanle, en 1914 estalla el primer pozo petrolero en su fase de exploración y explotación, el Zumaque N9en el estado Zulia. De allí en adelante, poco a poco, el petróleo cambiará las relaciones de producción en el país. A partir de 1922 con el reventón de Los Barrosos en Cabimas comenzará el campesino a migrar hacia los pozos petroleros en busca de medrar su vida con mejores salarios, y en su reverso la producción agrícola entrará en crisis. La nación mostrará un nuevo perfil. Ya no tendrá el objeto de su canto la poesía nativista; y por eso la fecha de cié rre de este movimiento, desde el punto de vista académico, será el año de 1915 cuando sale un poemario posesor de un nativismo algo tardío, las Poesías originales de Emilio Constantino Guerrero. En 1927 imprime su Cigarras del trópico Sergio Medina, libro donde recogió poemas escritos entre 1913 y esa fecha, y ya en él nótanse pautas retóricas como señalamientos normativos de la estética del movimiento, in tentó de atajar en el papel un mundo en vías de cambios pro fundos, típico síntoma de haber llegado el final.de esa tendencia, la realidad venezolana transformábase y esa realidad, por supuesto, comprendía la vida rural.
El enfoque socio-económico de la crisis de la oligar­quía agraria en las tres primeras décadas del siglo vein­te Nelson Osorio en su libro La formación de la vanguardia en Venezuela (3) defínela así:
"El fortalecimiento de nuevos sectores econó­micos, el crecimiento y concentración urbanos, la
incorporación a la escena política del proletariado, son hechos de gran importancia en la trans­formación de la vida política, social y cultural que se produce en esos años.
Todo esto hace patente y agudiza el paulatino desplazamiento de los valores rurales y oligárquicos que dominan en una formación anterior pre dominantemente agraria, resquebrajándose así la superestructura ideológica que amalgamaba las sociedades, con lo cual se abre un verdadero período de cuestionamiento y crisis en este plano."
En cuanto a la naturaleza de la expresión o estilo for mal de los nativistas: En este particular el nativismo una gran herencia mantiene -o si se quiere, influencia-, la perfección formal de la poesía parnasiana: gran musicalidad, rigor constructivo del poema, conocimiento del ars poético. También de los parnasianos toman la sensualidad plástica y la sensualidad erótica; la sensualidad plástica no orientada a la descripción de ruinas y de civilizaciones de saparecidas, claro está, sino a la naturaleza nativa, el campo o paisaje agreste, local, regional, junto a un vocabulario veteado, aunque sin excesos, de ruralismos; pero hay fruición, goce sensual, visual, sonoro, de formas, colores y sonidos, patéticos en su naturaleza eglógica. Halla

se la sensualidad erótica en la descripción de la mujer a- mada, al respecto resulta importante descollar algunos atributos de la figura femenina en la poesía nativista: social^ mente es una rústica, una campesina -en el más hermoso sentido de la palabra-, no caen en la idealización de la mujer del campo como sucedió en la literatura pastoril o bucólica europea: no hay idealización ni moral ni física, y en cuanto al amor éste propónese en los niveles del amor- deseo o del amor-pasión; los buenos nativistas no manifestaron el amor sentimental en sus versos.
Paradigma del amor de los nativistas en sus composi­ciones es el largo poema "TAMALEYA" de Samuel Darío Maído- nado, donde el bardo significa la expresión del orgasmo de la amada con un mugido. Se copia apenas un fragmento,
(...)
"Todavía,
Tamaleya, tu recuerdo me marea.
Y un silencio provocante, y el calor como de hoguera; un turpial cantaba lejos y en el patio de la hacienda ladró un perro. ¡Qué sorpresa!
Me estrechaste con espanto, pero nada, nada era, y la calma vino luego,
¡solo un pavo hacía la rueda!


Te mordí los labios rojos, me mordiste con fiereza, te encogiste y exhalaste un mugido de becerra.
Todavía,
Tamaleya, yo recuerdo la arboleda y la hora turbulenta y el mugido de becerra
y el olor que tú exhalabas los sentidos me enajena.
¿No te acuerdas, india mía? ¿no te acuerdas, Tamaleya?
El calor era de horno,
solo un pavo hacía la rueda.”
La diferencia con los parnasianos no sólo va en el objetivo del canto poético sino en la elocución del lenguaje poético. La frase rítmica y lírica nativista -el verso-no es erudita, no responde al mundo de la cultura erudita sino concierne a la cultura rural, en ellos hay una voluntad de sencillez. Armoniza el léxico con el contenido expresa do, insértase en el llamado "sermo ruralis”, o por mejor decir, órlase en cierta medida de un vocabulario campesino, mas no en demasía por cuanto el poeta nativista pertenece a la clase culta del campo.


En cuanto al mundo expresado o contenido de la poesía nativista: Ya se explicó en párrafos anteriores cómo el modo de producción crea una superestructura y cómo ésta condiciona en gran parte el rostro cultural del país, y exponíase el marcado perfil campesino de 1 a Venezuela de entre siglos (con excepción de la Caracas y de otras pocas ciudades salidas de la transformación guzmancista, las cuales por cierto constituían las "urbes1* de los escritores modernistas). Si ello resulta así, si el resto del país era agrario, fueron entonces los nativistas en su tiempo quienes mejor expusieron en su poesía el tema prevalente de sus desvelos: Venezuela, mas no la Venezuela total sino el mundo local, regional, de su "país", su Venezuela pequeña, su tierruca; y vale como cuestión nuclear de la poesía nativista, entendiéndola en toda su riqueza polisemántica. Poe tizaron el pequeño universo donde nacieron, y en el cual creyeron, vivieron, amaron: el lar nativo sobre la base histórica de la esquina de entre siglos, en la cual sucedieron se los gobiernos federales, todo el régimen de Cipriano Castro, y los primeros lustros de la dictadura de Juan Vicente Gómez.
"RESURRECCIÓN
Tengo el amor del campo. Como abrigo a mi vieja y recóndita tristeza,
vengo a vivir en tí, Naturaleza, para vivir en comunión contigo.


Amo tu paz y tu frescor; bendigo al lirio que reviste de pureza el tupido pajar de la maleza, y soy del agua y de la luz amigo.
Me place, por las rientes madrugadas, aspirar en las frondas perfumadas el tibio ambiente de la entraña abierta,
y la canción del pájaro en mi oído arranca de los senos del olvido mi pura alma infantil que juzgué muerta.”
José Domingo Tejera.
Filosofía de la vida o idearium: Directa o indirectamente, y en diversos momentos los poetas nativistas recibieron la influencia, en mayor grado unos, en menor otros, de la filosofía positivista. Filosofía nueva -para ese entonces- generada desde una reflexión objetiva sobre la realidad, sobre la ciencia, enriquecida y fortalecida por el método científico, y cuyo foco principal de irradiación en Venezuela partía de la nueva universidad creada con Guzmán Blanco y dirigida bajo la brillante orientación de Adolfo Ernest y Rafael Villavicencio, y a través de los colegios federales este nuevo sistema de ideas expandióse por todo el resto del país pensante.
Apréciase dicha concepción filosófica en la fuerza ma terialista de la obra de estos poetas. En ellos no hay proloquios místicos, religiosos, y su Dios cuando lo invocan tiene mucho de panteísmo, es un Dios natural. Toda su poesía encamínase hacia la naturaleza -humana, ambiental- casi como pintores paisajistas con el verso. Tal vez por ello su poesía es optimista, vital, alegre, plástica, sensual, detrás de la cual colúmbrase la formación científica del poeta, patética en Lazo Martí, Picón Febres, Samuel Da río Maldonado.
Finalmente, se concluye este pequeño ensayo con dos pequeñas estrofas del poema "RENACIMIENTO” de Gonzalo Pi­cón Febres, muy significativas con la intención del movi­miento nativista,
(...)
"Venid, venid al campo, que ya torna coronada de luz la primavera, y de flores los cármenes exorna, y de mullido césped la pradera.
Venid, que entre fulgores, y esencias y sonrisas y rumores, el insecto fugaz alegre canta, reverbera la perla de rocío, deliciosa frescura se levanta de las espumas del angosto río, y el chorro de agua trémulo y sonoro lampos refleja de esmeralda y oro.
(...)
Venid, que aquí se siente el corazón radiante de alegría y de hermosas imágenes la mente; y entre besos de luz y poesía se brinda alivio al doloroso anhelo, se piensa y el pensar es más profundo, y se olvidan los crímenes del mundo."
NOTAS
·Lubio Cardozo, La poética de Andrés Bello y sus segui-
dores . Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1981 (El
Libro Menor, v. 20).
·Rodolfo Quintero, Antropología del petróleo. /México/
Siglo Veintiuno, 1972.
·Nelson Osorio T., La formación de la vanguardia lite-
raria en Venezuela... Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1985. P. 38(Biblioteca de la A.N.H., v 61).

METAECOLOGÍA: LA IDEA DE POESIA DE CARLOS AUGUSTO LEON La belleza uncida al bien


Recorre la obra lírica de Carlos Augusto León, sin distinguir temas, fábulas, aspectos, intenciones, una Idea sublimes manifiesta gallardamente el bien uncido a la belleza. Este pensar genesíaco nutriente de sus versos ("Es la poesía en su inherencia un pensar"! Heidegger), expresado con ostensible valor, posee un noble abolengo originado en lo mejor de la sabiduría de la Grecia clásica, lo nominaron aquellos griegos kalokágathía: en ese vocablo dos conceptos fundamentales sobre sus dos voces se fusionan para crear una palabra portadora de una esencia salvante, entre muchas otras, de Occidente, cuya versión se deja a criterio de la sensibilidad e inteligencia del lector. Esas dos voces se dicen* kállos (belleza), agathós (lo bueno, el bien). Escribe Platón en Fedros "Es deífico todo lo bello bueno verdade_ ro, y todo lo análogo, ello nutre, fortifica las alas del alma." Constituye, pues, la kalokágathía la Idea de poesía profunda, sabia, sustentadora de la Ódica de Carlos Augusto León* la belleza consubstanciada con el bien unida a la verdad (la alétheia)0
"Cada noche es un viaje
un puente que cruzamos." C.A.L., Los dísticos profundos, p. 27* Presentís la kalokágathía en los disimiles senderos andados por el poeta en su aventura por el bosque de la palabra encantada. Verso, estrofa, composición, in­clusive los epígrafes, al lado de su contenido primario, hacia esa Idea apuntan.


Usa en el desarrollo de su discurso filosófico Platón el término kalokágathía pero sin profundizarlo más allá del lenguaje académico ( República, Filebo ); si saca a la luz Aristóteles la energía contenida en la esencia del vocablo ductor de este escrito, en sus tratados Ethlca Eudemia, Magna Moralia» Esa noble actitud existencial del humanus (no del inhumarais) el cantor Carlos Augusto León sólo por la vía de sus trovas la expone con sutil, alongada vehemencia, es su pathos cantici.
En un anterior estudio de quien esto escribe titulado "Lo poético en Carlos Augusto León" ( Paseo por el bosque de la palabra encantada» Mérida, ULA, 1997* pp. 87-105) se revela el soporte formal escritural de esta Idea: los recursos expresivos ar­tísticos del lenguaje ódico. Se explicitan en dichas páginas con expositiva exube­rancia la retórica de su lírica uncida necesariamente a la casuística de sus res­pectivas apoyaturaso
Sobre esa base retórica fundamental mencionada, dos horizontes hay, estructuran­tes definitivos de sus composiciones: una , la asunción de la música cual otra se­mántica esencialmente imbricada al sentido de las palabras de sus estrofas; dos, su percepción del discurrir cotidiano de su contemporaneidad en su trágica dialéctica con la naturaleza en su acepción ecológica.
Se estudiaron, para exponer los dos asuntos mencionados, los siguientes volúmenes de versos de Garlos Augusto León (Caracas: 1914-1997)* El río fértil (1980), el cual a su vez comprende treinta y ocho poemarios publicados antes de esa fecha; Lo infi­nito por decir (1980); Coplas de amanecer para Lupe (1983); Los dísticos profundos (I984), Juegos del yo (1989). Obviamente: C.A.L., las siglas del trovador.
"EL PAÍS DEL OLVIDO
El país del olvido
no tiene fronteras ni caminos.
Se llega a él de pronto cuando no lo pensamos.
0 bien se va entrando lentamente como en agua dormida.
El país del olvido no tiene árboles ni nubes
ni nadie que recorra sus extensiones solas
porque aquel que lo haga también es ya olvido,
de sí mismo se olvida."      C.A.L., El río fértil, p. 322.


La musicalidad de la tierra
Así cual lentamente se expande la luz desde la alta madrugada, iluminando va uno a uno los diversos objetos, formas, faces del espacio terrestre, les insufla entidad, les otorga su manifestación, los salva de la ocultación de la obscuridad, con igual propósito las odas de Carlos Augusto León los variados aspectos, perfiles, actos dig­nos de la existencia celebran: vida poética les dan. Asumió con autenticidad, defen­dió con valentía, pregonó a los espacios destinales de la rosa de los vientos -y jamás lo negó- la maravilla del mundo. Rapsoda, pues, mas no de antiguos versos hazañosos sino de su propia épica, cantó su amoroso arraigamiento en las estancias de los días. Nada excluyó en el desenvolvimiento de su ventura composicional, ni el rostro del mal ni la dureza del dolor, pero siempre privilegió lo bello en sus múltiples niveles, el bien enraizado en el sentimiento moral en coyunda con la ver­dad, encabalgados en su sentida lírica.
"Quisiera para el verso
la nitidez del trino." C.A,L., Los dísticos profundos, p. 64.
Constituye la poesía una forma, una de las corporeidades de la música, la vocal. Podría explicarse a la inversa, la música conforma el ser absoluto de la poesía, con o sin la asistencia de la voz. Un fin, esta vieja aporía en su ir y venir subsiste en su ludismo. Traído esto a colación por cuanto la musicalidad singulariza una de las esencias trascendentales patéticas -en el buen sentido del vocablo- de la pul- cTrritudo poesis del profeta de las Musas Carlos Augusto León. Más allá de la obvia cadencia inherente a lo lírico, en él la música significa además transmitir un pensar para acercarse a sus realidades, a las cosas en si, al noúmeno focalizado (revelación) por el poema, iluminarlo (desocultarlo), reconocerlo (meminisse), luego entregarlo al concluir el proceso de la alquimia de la creación videncial, a sus lectores. Pues bien, esta sustentación rítmico-genesíaca de sus versos una de las columnas fundamentales de su trova manifiesta. Pero, ¿de dónde viene la musicalidad de sus estrofas? Sabe el poeta, por su condición intrínseca de vate, su destino,


ser la voz de la tierra, de la arcilla de la proveniencia, de la greda de la per­tenencia# Representa ella, la tierra, en una de sus múltiples formas, el soma del humanus. Yace en el cuerpo aunque no inerte ni oculta ni silente; desocúltase ella, precisamente, al través de la melodía verbal cual paradigma de su grito, de su mostración sonora; la punta de la saeta en esa larga evolución de la voz signifi­ca# Los sentimientos, las emociones, las pasiones, el cavilar, la creatividad sólo en el canto corporeidad, realidad, adquiere/?1 Posee, entonces, la tierra y la Tierra, entendidas en su globalidad —la Madre Gea: su azul atmósfera, sus aguas, sus pie­dras, sus climas, sus Continentes- en su inherencia* el son, la cadencia, la armó­nica sonoridad, la cual lanzan -cantigas al mundo- sus hechuras más desarrolla­das, los grillos, las ranas, los pájaros, las ballenas, los genuinos dueños del rei­no de la selva, pero la más sugestiva en esa secuencia rítmica de las voces, de los tonos, lo encarna el humanus.  Obsequia también dicha musicalidad la Madre Gea en el viento, en las olas del mar, en el correr del rio.
(...)
Con el viento que es mar a donde van las voces del hombre, de la bestia, de la selva dormida, el sonido del día y el rumor de la noche,
a solas con la vida.”      C.A.L., El rio fértil, p. 155*
”Soy en el Cosmos molécula
que canta.” C.A.L., Los dísticos profundos, p. 28.

La naturaleza en su acepción ecológica

Organizó su concepción del mundo, de su participación en la sociedad Carlos Augusto León con base a la filosofía del materialismo científico engelsiano, enriqueció esa visión ideológica de su discurrir el aporte de su formación profesional de ingeniero civil, conocedor entonces de altos niveles de la ciencia matemática. Alimentan a la par, adecuadamente, dichos saberes su desarrollo espiritual junto a sus disciplinados sentimientos. Hombre de una gran bondad innata sin lugar a dudas, le allegó su seno familiar una muy bien perfilada moralidad la cual a lo extenso de.

Lubio Cardozo, poeta ambientalista venezolano

METAECOLOGÍA: ..."QUE TU NATIVA RUSTIQUEZ DESAMA" (POESÍA, LIBERTAD* LA PERCEPCIÓN DE ANDRÉS BELLO)


Dotaron las guerras por la independencia de las antiguas colonias españolas del Nuevo Mundo (1810-1824) a sus habitantes de una concepción de la libertad, junto a un sentimiento de la misma, nunca antes conocido por la humanidad occidental. Los horizontes de lo político, lo social, lo económico, lo moral, lo religioso quedó com­prendido en esa emancipación, mas también lo artístico, valga decir las bellas artes,
y la lírica. La poesía, en potencia, libertad significa, pero requiere para ello de valentía en el hacerse, necesita aventura, audacia en la creatividad -poietiké- verbal. El coraje de ser aportativo, la palabra franca, el'sacro misterio milagro de la belleza el alma poética esencian. Andrés Bello así lo entendió? pensó había llega­do la gran oportunidad de la ódica para desarrollar, expandir su creatividad formal, espiritual, de elucidar en sus niveles más profundos, extraer de allí la autónoma fortitud para desalojar de manera definitiva en los liberados espacios de la Zona Tórrida a la dogmática retórica de la poética europea. Claramente en su siempre admi­rable composición Alocución a la Poesía (Londres, Biblioteca Americana, 1823) lo ex­pondrá,
"Divina Poesía
(o..)
tiempo es que dejes ya la culta Europa que tu nativa rustiquez desama1,"
(...)
¿Qué expresa en su verdad el plano evocado del verso de Bello "que tu nativa rus ti quez desama"? Por supuesto cualquiera interpretación simplista se descartas los rústi

oon.su rustiquez deambulan por todos los.Continentes. El Diccionario de la Real Acade­
mia española (1992) los defines "Rústico, ca. Perteneciente o relativo al campo. Tosco grosero. Hombre de campo." "Rustiquez: Calidad de rústico". En cuanto al epíteto na­tivo, nativa, precisa el DRAE: "Que nace naturalmente. Perteneciente al país o lugar en que uno ha nacido." No_ se trata, pues, de repetir lo obvio. Encierra, por el con­trario, en esa verso la perspicacia de Bello la metáfora de un concepto trascenden­tal, novedoso, desafiante: "nativa rustiquez" la libertad significa, esa virtud, ese sentimiento innato al Huevo Miando. Sobran los testimonios de como esa libertad ínsi­ta a los primigenios pobladores de este Continente sorprendió a la par de producir una. profunda aversión e incomprensión absoluta a los llamados conquistadores espacióles. Cuando éstos arribaron a los territorios novomundanos ya vencían enfermos por esa pa­tología anímica nominada luego por Eric Fromm "el miedo a la libertad". Afirmó cate­góricamente el filósofo Federico Guillermo José Schelling en su libro Sobre la esen­cia de la libertad humana (1809) lo siguiente: "Sólo quien haya experimentado la li­bertad puede sentir la necesidad de hacerlo todo análogo a ella, de difundirla por todo el universo." Jamás supieron los conquistadores españoles de ese excelso senti­miento, por el contrario invadieron poseídos por el morbo de esclavizar (de manera cobarde por su superioridad militar), de obtener riqueza fácil mediante el robo, el genocidio, la "auri rabida sitis"... Produjo en ellos, en su estrecha ética, en su pensamiento domado por la dura dogmática de su cultura hispánica, en su psique, páni­co esta revelación existencial propia de los íncolas de la Zona Tórrida. Por eso, con la conquista; los invasores hispanos no sólo se apoderaron de las riquezas a la mano, de los minerales nobles, de las tierras, sino también asaltaron esa libertad, quisieron extirparla de mil formas; exterminaron, esclavizaron, genocidiaron a los aborígenes pero la libertad escondió su viva llama, debajo de las cenizas del cata­clismo; trescientos años después constituirá "la originaria forzosa necesidad" (M. Hefdegger), la fuerza espiritual, la enérgia moral, el combustible muscular de quienes -mestizos, indios, negros, blancos- conducirían victoriosamente la Guerra de la Independencia* «..«"que tu nativa rustiquez desama”, en definitiva, una bella metáfora de la libertad entonada en un armonioso endecasílabo yámbico.
Encarna Bolívar el primer gran intérprete del pensamiento y del espíritu de la libertad del Nuevo Mundo. Dotó Bolívar de una nueva esencia a la Idea de la liber­tad. En la antigüedad clásica los griegos, por supuesto, dicho concepto poseyeron,lo nominaron eleuthería (), en medio sin embargo de una paradoja, uncida a la minoría libre una inmensa colectividad de esclavos cohabitaba. Hállase igual con­tradicción, más aguda aún, en la sociedad romana; junto a su vocablo libertas enormes masas de siervos provenientes de una periferia de estados sometidos. Belativizaba en­tonces esa aporía el ser de esas dos palabras originarias sustentadoras del concepto. Vertió Bolívar su novísima interpretación de la libertad en constituciones, leyes, discursos, proclamas, en su hacer militar casado con el destino de independizar estos pueblos e inclusive en la mera sintaxis de la elocución estructurante de su oratoria, de sus epístolas; aporta ahora si para Occidente un ser, una realidad efectiva, a la noción de autonomía absoluta. La convierte en una acción^ en un instrumento, con apo­yo nutricio teórico, con ejemplaridad práctica. Le da esa espiritualidad objetiva -originaria del Nuevo Continente- en la acepción hegeliana. Proporciona Bolívar, pues, desde ese ser genesíaco brotado del mestizaje, a partir del "recuerdo interiorizante del inicio” (Heidegger), de la memoria originaria-originante, en fin de la arkhé -del fundamento, de la raíz- un horizonte nuevo, revolucionario, metafísico. Por eso las jóvenes repúblicas de la "Salve, fecunda zona, / que al sol enamorado circunscri­bes", de"las regiones equinocciales del Nuevo Continente” a Bolívar lo nominaron El Libertador.•. Tal vez en el inconsciente colectivo su Dios de la Libertad sea.
Canta Bello en la composición paradigma seleccionada para este escrito, última estrofa,
•(...)
"Mas no a mi débil voz la larga suma - d.e sus victorias numerar compete; a ingenio más feliz, más docta pluma, su grata patria encargo tal comete; pues como aquel samán que siglos cuenta, de las vecinas gentes venerado, que vio en torno a su “basa corpulenta el "bosque muchas veces renovado, y vasto espacio cubre con la hojosa copa, de mil inviernos victoriosa; así tu gloria al cielo se sublima, Libertador del pueblo colombiano; digna de que la lleven dulce rima y culta historia al tiempo más lejano."

( Alocución a la Poesía ).

Invita Andrés Bello a la Poesía -cual una divinidad- a venir a estos inmensos
territorios designados por Humboldt, con su precisión de científico, "las regiones
equinocciales del Huevo Continente", aunque Bello con un concepto también originario
los nominó la Zona Tórrida, la comprendida entre los dos Trópicos, el de Cáncer, el
de Capricornio, mas sólo la parte circunscrita en el Huevo Mundo. Por cuanto aquí la
divinidad Poesía hallará -para asumirla de cara al futuro su "nativa rustiquez"- un
estrato consubstancial del ser de la ódica, de los cantos: la intrínseca libertad;

difícil de alcanzarla, en su pertinente plenitud natural, en Europa por el viejo im­pedimento de la compleja red de dogmas conformantes de su sociedad en aquel enton­ces: fanatismos religiosos, políticos, morales, sus fosilizados credos estético-for
males, en fin. Pilosa metáfora contra el dogmatismo literario europeo la expresa Bello con "encina carcomida".
Reafirma más adelante Bello, en la misma composición, esta visionaria tesis cuando escribe en sus versos, dialogando por supuesto con la "Divina Poesía"
(...)
"Descuelga de la encina carcomida tu dulce lira de oro,
(...)
y sobre el vasto Atlántico tendiendo tus vagorosas alas, a otro cielo, a otro mundo, a otras gentes te encamina,
(...)
América, del Sol joven esposa,
del antiguo Océano hija postrera, en su seno feraz cria y esmera".


Con otro designio, sobre el relámpago'de sus frases, Bolívar en su Carta de Jamai­ca (1815) la misma visión expone, piensa: "Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte; cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias"••.
Si la esencia del hombre su propia aventura la define, esta esenciaventura en el trovador el camino de los versos asume de manera autónoma, independiente, espontá­nea, se verterá en su ritmo interior, depositará en ello lo pirro -el oro- de cuanto en ese existente ha sucedido, hace la entidad más ósea del poema, su realidad.
F.G.J. Schelling, en la mencionada obra, señala concluyente: "El sentimiento de la libertad está intimamente grabado en cada uno, aunque para asomar a la superficie se requiere una fuerza y profundidad de sentido mayores a lo habitual" (...) (p.7l).
Añado, también para finalizar: La emancipación -de cualquier condicionamiento externo, de todo compromiso espurio- es una necesidad interna del poema para mani­festar ( phafnein ) su ser. Andrés Bello en su grata silva, ya citada, exhaustiva, fehacientemente muestra la identidad consubstancial def ser de la libertad con la poesía; las regiones equinocciales del Nuevo Continente, el Nuevo Mundo, la Zona Tórrida, a
ello coadyuvaron. Cien anos después de Bello, otro admirable poema, el CHEBO de Mi- *
guel Angel Asturias, lo ratifica.
"Creo en la libertad, madre de América, creadora de mares dulces en la tierra, y en Bolívar, su hijo, señor nuestro, que nació en Venezuela".••
(...)
* * *
ASISTENCIA BIBLIOGRÁFICA:
Miguel Ángel Asturias, CREIDO. Mérida, Erato, 2011 (Afiche ¿ pliego, con ilustraciones
Andrés Bello, Poesías. Caracas, La Casa de Bello, I98I (Obras completas, v. I: ALOCU­CIÓN A LA POESÍA, PP.-43-64; LA AGRICULTURA DE LA ZONA TÓRRIDA, pp. 65-74).
Simón Bolívar, Carta de Jamaica (1815)> En: Simón Bolívar, Siete documentos esencia­les. Caracas., Presidencia de la República, 1973.


Diccionario de la lengua española. Madrid, Real Academia Española, 1992. 2 v ._DRAS_/, Eric Fromm, El miedo a la libertad. Barcelona, Paidós, 2008.
Martin Heidegger, Aportes a la filosofía. Acerca del evento. Buenos Aires, Biblos,
2006 o
Martin Eeidegger, Conceptos fundamentales. Madrid, Alianza Editorial, 1994.
Alejandro de Humboldt, Viaje a las regiones equinocciales del Huevo Continente> Cara­cas, Biblioteca Venezolana de Cultura, 1941-1942. 5 v.
Federico G. J. Schelling, Sobre la esencia de la libertad humana. Buenos Aires,
Juárez Editor, 1969.