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jueves, 18 de noviembre de 2010

En el 2030, las monedas fuertes serán el litro de agua de occidente y el tazón de arroz chino

Todo indica, que dentro de 20 años, el trueque será uno de los sistemas económicos más fuertes, especialmente en el intercambio de alimentos y agua potable. De ahí, que el dólar y el euro dejaran de ser lo más preciados en el occidente para ser desplazados por el litro de agua potable, al igual, que el tazón de arroz de 700 gramos, que desplazara al yen japonés y al yuan chino, como monedas líderes del Asia.
Las potencias con mayor capacidad de fuego bélico, controlaran los pocos reservorios de agua dulce, que quedaran en cada uno de los continentes. A cuenta gotas, la racionaran para detener a más de tres mil millones de nuevas personas sedientas que para ese entonces nacerán, e igual, maximizaran sus gananciales económicos y de intercambio de esta nueva riqueza, por ser los únicos poseedores de este recurso. Consecuencia directa del derretimiento de los hielos polares que aumentará el agua de los océanos y causará la penetración de sal en las masas de agua fresca. Estas inundaciones costeras se intensificarán a tal grado que se presume la desaparición de las islas del Pacífico, produciendo un desplazamiento masivo de sus moradores hacia los continentes. Es decir, que en el Asia se tendrá menos territorio, para el cultivo, y más población buscando tierras donde habitar.
El arroz, será controlado fundamentalmente por China, y en el mercado de intercambio será el tazón de 600 gramos, el equivalente para la comida de una familia de 3 miembros, por día y se impondrá como la moneda más fuerte de alimento. Se estima, que aun cuando esa región produzca cerca de 1000 millones de toneladas para el año 2030, estos volúmenes no serán suficientes para saciar parte de la hambruna mundial que se desatara. Rusia por su parte, luchara para imponer el Pan de 500 gramos como moneda alimentaria, por ser ellos los productores del trigo, pero solo lograran su uso, en su área de influencia, debido a que apenas cubrirán, con gran precariedad, la demanda de la región y los países de su órbita. El subcontinente latinoamericano, desarrollara su propia moneda de intercambio o trueque y lo llamara el tazón de frijoles de 300 gramos. La hambruna en Latinoamérica se mitigara más que en otras partes del planeta, gracias a que el tazón de frijoles nos salvara. Por lo menos algunos frijoles tendremos para comer.
África, se convertirá en el continente rehén. Las migraciones fuera de ese vasto territorio se prohibieran. La hambruna y la falta de agua potable azotaran a ese continente. Tecnológica y militarmente se cerraran sus fronteras. Será el gran gueto del siglo 21. El continente se excluirá de las comunicaciones globales, para así disminuir la ansiedad de sus pobladores de buscar nuevas expectativas de vida.
Así, estarán las cosas en el año 2030.

Palabras claves: continente rehén, los frijoles nos salvaran, 20 años no son nada. Pongamos más atención a los problemas ambientales y tomemos previsiones.

sábado, 23 de octubre de 2010

El agua potable de Latinoamérica, el próximo secuestro

La mitad de la población de la Tierra vive en casi el 5% de la superficie no marítima del planeta, y en gran parte se asienta en torno de regiones costeras, tales como estuarios y desembocaduras de ríos. La biodiversidad de ríos, lagos y humedales es el conjunto de ecosistemas más amenazados de la Tierra. Casi el 20% de los peces de agua dulce han desaparecido o están el peligro de hacerlo. Pero no son sólo los peces. Anfibios, moluscos y otras muchas especies peligran también aunque no se conoce suficientemente la biodiversidad de agua dulce. Los seres humanos se concentran en las proximidades de los cursos de agua y provocan que los sistemas de agua dulce sean los primeros hábitat en degradarse. Usan el agua, consumen sus especies animales, utilizan sus cauces para desplazarse y como colectores de sus vertidos.

El agua dulce potable supone solamente el 0,008% del agua terrestre, lo que hace que en ocasiones su uso plantee complejos problemas. En las áreas urbanas de los países no desarrollados 170 millones de personas carecen de agua limpia para satisfacer sus mínimas necesidades: beber, cocinar o lavarse; en las áreas rurales de estos países el panorama es más sombrío ya que alcanza a casi 885 millones. Todo indica, además, que la provisión de agua dulce en el mundo está disminuyendo inexorablemente. Una de cada cinco persona ya no tiene acceso al agua potable y casi una de cada tres no dispone de medios de saneamiento adecuados para potabilizarla. Algunos expertos opinan que la escasez de agua podría ser una de las principales causas de conflictos bélicos entre países en el futuro, especialmente en las zonas más áridas. Sólo usándola en forma adecuada y equitativa se podrían prevenir los efectos catastróficos de esta situación.

En Latinoamérica, las tensiones por la carencia del preciado liquido se hace sentir en zonas como el Altiplano o Puna que es una vasta región que abarca Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, caracterizada por ser una zona árida. La escasez de agua ha generado tensiones en el pasado, como los recientes diferendos entre Bolivia y Chile por un pequeño curso de agua conocido como el Silala. La región también es muy frágil y afronta serios problemas de desertización causada por varios factores, entre ellos el sobrepastoreo y la agricultura intensiva. Esta situación ha hecho que la pobreza esté extendida en la zona y sea foco de constantes problemas sociales. Algunos países, como Bolivia, han tratado de establecer una ley de aguas para el adecuado uso de este recurso, pero esto también ha generado tensiones en la zona. Igual ocurre en la vasta región de El Chaco compartida por Argentina, Bolivia y Paraguay, con recursos naturales caracterizados por su fragilidad y relativa escasez, además de contar con una población reducida y marginalizada. Esta región sufre severos problemas de desertización, que inciden en la pobreza de sus habitantes. El agua, justamente es uno de los recursos escasos, a pesar de contar con dos grandes ríos que dibujan la región: el Pilcomayo y el Paraguay. Cuando llueve, el agua corre por las quebradas con tanta fuerza que destruye todo lo que encuentra en su camino. Los recursos acuíferos del Chaco afrontan también problemas de contaminación, lo que en el pasado ha generado tensiones y la necesidad de una actuación coordinada por los países de la región.
Igual problema se presenta en la Ciudad de México que se está hundiendo debido a la cantidad de agua extraída debajo de sus cimientos. Una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, México, D.F. fue una fértil tierra de lagos. Sin embargo, en los últimos 500 años, los lagos han sido drenados y los bosques de los alrededores han sido talados. Mientras la ciudad crecía, el problema del agua se magnificaba. Debido a la falta de un sistema de drenaje adecuado, hoy el agua de lluvia se mezcla con residuos y se la utiliza para la irrigación. La ciudad afronta ahora un serio riesgo de quedarse sin agua potable. Se estima que un 40% del agua de la ciudad se perderá por las filtraciones en los alcantarillados construidos a principios de siglo.
En Brasil, más de 17 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Diversos estudios mostraron que 70% de agua potable va para el uso de la agricultura, 20% para la industria y solo el 8% va para el uso humano.
Y los dueños de la doctrina Monroe, donde la “América es para los americanos”, tiene una situación más comprometida en su territorio, porque el 95% del agua potable es subterránea. Sus fuentes de agua se están secando debido a que los granjeros de las praderas altas tejanas bombean el líquido más rápido de lo que la lluvia las rellena. El acuífero más grande de Estados Unidos, el Ogallala, se está empobreciendo a una tasa de 12.000 millones de metros cúbicos (m3) al año. La reducción total a la fecha llega a unos 325.000 millones de m3, un volumen que iguala el flujo anual de 18 ríos del estado de Colorado. El Ogallala se extiende de Texas a Dakota del Sur y sus aguas alimentan a un quinto de las tierras irrigadas de Estados Unidos.
No hay que ser un Julio Vernes o pitoniso , al expresar una alerta, ante el mayor depredador de todos los tiempos, que de seguro empezara a mirar hacia el Sur cuando ya no tenga más agua potable.