La Agencia de Prensa Ambiental del Perú (Inforegión) nos presenta una investigación realizada por la Universidad de Cambridge, donde concluyen que tras estudiar los efectos del fenómeno El Niño en 1998, han podido inferir a través de un modelo matemático el impacto de un fenómeno similar al final de esa antigua civilización.
En 1998, El Niño inundó la ciudad de Ica con una capa de dos metros de agua, y una proyección con ayuda del ordenador indica que El Niño que aconteció en algún momento entre los años 500 o 600 de nuestra era debió de tener efectos aún más catastróficos sobre el valle del bajo Ica, uno de los dos centros de esa civilización. Los Nazca podrían haber sobrevivido a esa catástrofe natural de no haber sido por la tala progresiva de una importante masa forestal que habían llevado a cabo para dedicar el terreno a cultivos agrícolas como el maíz o el algodón.
El valle del bajo Ica, hoy desierto, estuvo poblado de bosques de huarango, un árbol que puede vivir más de un milenio y que, además de abastecer a los Nazca de leña y madera para la construcción, cumplía un papel ecológico muy importante ya que sus profundas raíces afianzaban el terreno, protegiéndolo contra la erosión del agua y el viento.
Los árboles constituían además una importante defensa frente a las súbitas inundaciones, señalan los expertos británicos, según los cuales el análisis del polen antiguo muestra que la población de esos árboles comenzó a decaer en los años que precedieron al colapso de la civilización nazca por culpa de la dedicación creciente del terreno que ocupaban a agricultura.
Con esa tala masiva de árboles se eliminaron las defensas naturales frente a un intensísimo fenómeno de El Niño acaecido por aquellos años, explico Beresford-Jones miembro del equipo investigador. "El clima no fue por tanto el único factor (en el fin de esa civilización), sino que los nazca contribuyeron con sus acciones a su propia destrucción", señala el científico británico.
En el Zulia, antes de la llegada de los Conquistadores, se tenia una inmensa extensión de capa forestal que ascendía a los 6 millones de hectáreas aproximadamente. 500 años después, producto de una agresiva deforestación que se ha intensificado en los últimos años, apenas se tiene en la región un estimado de 360 mil hectáreas de bosques.
Cada vez los fenómenos atmosféricos y climatologías se acentúan mas, se han hecho predominantes: calinas, sequías extremas y calores agobiantes, claros indicadores de los desequilibrios producto de la ausencia casi absoluta de nuestros arboles en el estado.
Los hoy desiertos del Perú, son un ingrato ejemplo para acelerar el paso en la debida reforestación que se requiere hacer en el Zulia. El plan es uno solo: arborizar, arborizar y arborizar.
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ResponderBorrarQue historia más triste, pero muy aleccionadora, tenemos que mirarnos en ese espejo, para que no nos pase lo mismo! Reforestar es la clave!
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