Si bien es cierto que en los
bosques boreales del Canadá, la tala y extracción de productos forestales sigue
siendo el impacto más grande en términos de tamaño. Donde el ochenta y cinco por ciento de
los boreales del sur, ubicados en una extensa
área boscosa, están asignados a las industrias de productos forestales
y por lo menos 100 millones de acres de boreales están programadas para la tala
comercial en las próximas décadas, también otras industrias como las del sector
minero y de energía están produciendo severos
e irreversibles impactos. El
petróleo y la extracción de gas se ha extendido considerablemente en los
últimos veinte años, sobre todo en el oeste. En el presente existen más de
155.000 pozos activos y 117.000 pozos de gas abandonados en las zonas del
boreal, y 10.000 nuevos pozos fueron perforados durante la última década.
Las actividades de extracción
de petróleo en las arenas bituminosas, que se realiza en una gran región de la
provincia de Alberta, donde el betún se extrae debajo de la tierra y es procesado
en refinerías, es particularmente dañina para el boreal. En el desarrollo de esta explotación
petrolera se eliminan grandes áreas de bosques y se consumen cuantiosas cantidades
de agua y de energía. También hay serios señalamientos sobre las toxinas y
contaminantes que se filtran en las cuencas cercanas.
Más formas tradicionales de
minería de metales, materiales compuestos y también gemas se han generalizado
en todo el boreal. Hay más de
7.000 abandonado y 105 minas activas en el boreal de diversos tipos y escalas. 7 Vías de acceso a menudo fragmentan
bloques vírgenes de los bosques en las zonas más remotas, y se han encontrado
minas a filtrarse contaminantes en los cursos de agua cercanos, afectando mucho
más que la tierra directa que se extrae.
La energía hidráulica es otro
rubro que ha afectado de manera considerable en el boreal. Canadá desvía
anualmente más agua a través de las represas que cualquier otro país del mundo, donde alrededor del 40 por ciento de su producción
total es generada por los ríos originarios que fluyen a través del boreal. A pesar que la hidroelectricidad
tiene tasas de emisión contaminantes más bajas que otras fuentes de energía
como la del carbón, hay significativos aportes de gases que contribuyen al
efecto invernadero a partir de la descomposición de los materiales orgánicos que
son liberados tras las inundaciones. Así
mismo, la región inundada elimina los hábitat’s de una gran variedad de vida
silvestre y el sistema de las presas bloquean la reproducción de los peces
migratorios que buscan llegar a sus lugares de desove.
Como la creciente demanda de
recursos y el avance de tecnologías que proporcionan maneras más baratas de
acceso y extracción en las regiones remotas, el desarrollo industrial seguirá
presionando al norte en el corazón de esta naturaleza virgen, a menos que se
tomen medidas de protección. Aun cuando
el bosque boreal sigue siendo una fuente importante de ingresos para
muchas comunidades, es imprescindible reorientar esos modos de vida, de manera más sostenibles y equilibrados. El turismo de naturaleza o ecoturismo, es una
manera redituable, con tanta fuerza como cualquier propuesta económica del
presente.
Es ya sabido que el cambio
climático está creando cambios considerables en el bosque boreal,
producto del aumento de temperaturas,
donde la alteración de los patrones climáticos se
hace impredecibles. Condición que esta empujando a las cubiertas forestales
más hacia el norte en rangos donde actualmente son territorios dominados por
los humedales y la tundra. Se estima
que la densidad de árboles y plantas cambien en sus microambientes,
creando dificultades para las especies de vida silvestre que dependen de
determinados tipos de hábitat. Las temperaturas más cálidas y una mayor proporción
de las sequías aumentaran la frecuencia de los incendios forestales más allá de
los niveles tradicionales y amplifican la capacidad de las plagas como el
escarabajo del pino de expandirse en los ecosistemas forestales previamente
vírgenes.
El boreal es particularmente
vulnerable al cambio climático. El
crecimiento de los árboles en la región boreal es más lento que en otras partes
del mundo. Todo indica que el cambio climático afectara los ecosistemas del
norte a un ritmo mayor que los ecosistemas ecuatoriales. Muchas partes del bosque boreal ya han
sido testigos de mayores aumentos de la temperatura durante el siglo pasado que
el promedio global.
Para aprender mas lea Bosques Boreales .La corona verde del Planeta Tierra: sus pobladores, clima, fauna y flora. Un libro para sentirnos orgullosos
Este libro pretende estimular al lector hispano a conocer el maravilloso mundo boreal, tanto de sus bosques, clima como la de su fauna y pobladores. Por supuesto el tema de las auroras boreales no podía faltar.
Poco sabemos sobre este importante tema, porque seguramente los bosques tropicales por años han eclipsado la atención mundial, sin embargo, estamos hablando que el 30% de los bosques del mundo se encuentran en la zona boreal.
Los bosques boreales son los más septentrionales del planeta (la mayor parte se extiende entre los 50º y 60º de latitud norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Son el último pulmón verde del planeta y se extiende a lo largo del norte de Canadá, Alaska, Rusia y Escandinavia, están cerca de convertirse en el próximo Amazonas. Ya que se encuentra bajo una amenaza creciente, producto del cambio climático y la presencia humana depredadora.
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar su biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Ellos comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Estos bosques no escapan al complejo problema del cambio climático y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que se deben estudiar. El clima del planeta es un sistema global, que está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
El título de este libro es Bosques Boreales la corona verde del Planeta Tierra y está dividido en tres partes: Los Bosques Boreales, Los Pueblos Boreales y La Aurora Boreal.
La primera parte plantea y analiza los siguientes 11 tópicos: 1.- Los bosques boreales o Taiga; 2.- Clima de los bosques boreales; 3.- Flora y fauna del bosque boreal; 4.- Tundra y bosques boreales, la última frontera; 5.- CO2 bosques boreales; 6.- Alces, Renos y Ciervos, los grandes herbívoros mamíferos de los bosques boreales del Canadá; 7.- Deforestación en los bosques boreales; 8.- Efectos de la minería sobre los bosques boreales canadienses; 9.- El calentamiento global y la degradación del bosque boreal canadiense; 10.- Bosques boreales avanzan hacia el norte para protegerse del cambio climático; y, 11.- El futuro de los bosques boreales.
La Segunda parte propone un acercamiento aproximativo sobre el hábitat, la cultura y costumbre de los pueblos aborígenes del extremo norte. Negados a extinguirse y con la mayor tenacidad por la supervivencia, habitan en las regiones boreales o taiga y de la tundra, uno de los poblamientos más antiguos de la humanidad. El amplio abanico de pueblos nativos que residen en esos gélidos territorios del planeta, nos confirman su gran capacidad de adaptación a estos biomas. Encontramos así: 1.- Los pueblos aborígenes del extremo norte; 2.- Los Aleutianos; 3.- Los Inuit o Esquimales; 4.- Los Dolganos; 5.- Los Nenets; 6.- Los Nganasans; 7.- Los Koryaks; y, 8.- Los Chukchis.
Por último, la tercera parte propone reflexionar sobre ese fenómeno natural maravilloso que son Las Auroras boreales o luces del norte. Aurora Boreal es un término compuesto que tiene su origen, en primer lugar, en la diosa romana del amanecer, Aurora (Eos para los griegos); y, seguidamente, del término de origen griego, Bóreas, dios del helado viento nórdico.
Galileo Galilei acuñó el término aurora en un ensayo que publicó junto a un alumno suyo, Guiducci, en 1616. En él, tras describir la asombrosa iluminación del cielo septentrional, concluye: "formándose así para nosotros esta aurora boreal". Tres años más tarde ofreció una explicación, equivocada, sobre su naturaleza. Para Galileo las brillantes luces eran resultado del calentamiento del aire que rodeaba la Tierra y del reflejo de la luz solar sobre la atmósfera.
Los artículos de este libro fueron publicados a lo largo de estos últimos 5 años y han sido consultados por más de 2 millones de cibernautas, según Google.
Con mucho orgullo publicamos digitalmente, seguro estamos que seremos parte de los libros del futuro, no más árboles sacrificados para hacer la pulpa para el papel, no más derivados contaminantes para hacer las tintas con que se escriben los libros.
Poco sabemos sobre este importante tema, porque seguramente los bosques tropicales por años han eclipsado la atención mundial, sin embargo, estamos hablando que el 30% de los bosques del mundo se encuentran en la zona boreal.
Los bosques boreales son los más septentrionales del planeta (la mayor parte se extiende entre los 50º y 60º de latitud norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Son el último pulmón verde del planeta y se extiende a lo largo del norte de Canadá, Alaska, Rusia y Escandinavia, están cerca de convertirse en el próximo Amazonas. Ya que se encuentra bajo una amenaza creciente, producto del cambio climático y la presencia humana depredadora.
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar su biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Ellos comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Estos bosques no escapan al complejo problema del cambio climático y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que se deben estudiar. El clima del planeta es un sistema global, que está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
El título de este libro es Bosques Boreales la corona verde del Planeta Tierra y está dividido en tres partes: Los Bosques Boreales, Los Pueblos Boreales y La Aurora Boreal.
La primera parte plantea y analiza los siguientes 11 tópicos: 1.- Los bosques boreales o Taiga; 2.- Clima de los bosques boreales; 3.- Flora y fauna del bosque boreal; 4.- Tundra y bosques boreales, la última frontera; 5.- CO2 bosques boreales; 6.- Alces, Renos y Ciervos, los grandes herbívoros mamíferos de los bosques boreales del Canadá; 7.- Deforestación en los bosques boreales; 8.- Efectos de la minería sobre los bosques boreales canadienses; 9.- El calentamiento global y la degradación del bosque boreal canadiense; 10.- Bosques boreales avanzan hacia el norte para protegerse del cambio climático; y, 11.- El futuro de los bosques boreales.
La Segunda parte propone un acercamiento aproximativo sobre el hábitat, la cultura y costumbre de los pueblos aborígenes del extremo norte. Negados a extinguirse y con la mayor tenacidad por la supervivencia, habitan en las regiones boreales o taiga y de la tundra, uno de los poblamientos más antiguos de la humanidad. El amplio abanico de pueblos nativos que residen en esos gélidos territorios del planeta, nos confirman su gran capacidad de adaptación a estos biomas. Encontramos así: 1.- Los pueblos aborígenes del extremo norte; 2.- Los Aleutianos; 3.- Los Inuit o Esquimales; 4.- Los Dolganos; 5.- Los Nenets; 6.- Los Nganasans; 7.- Los Koryaks; y, 8.- Los Chukchis.
Por último, la tercera parte propone reflexionar sobre ese fenómeno natural maravilloso que son Las Auroras boreales o luces del norte. Aurora Boreal es un término compuesto que tiene su origen, en primer lugar, en la diosa romana del amanecer, Aurora (Eos para los griegos); y, seguidamente, del término de origen griego, Bóreas, dios del helado viento nórdico.
Galileo Galilei acuñó el término aurora en un ensayo que publicó junto a un alumno suyo, Guiducci, en 1616. En él, tras describir la asombrosa iluminación del cielo septentrional, concluye: "formándose así para nosotros esta aurora boreal". Tres años más tarde ofreció una explicación, equivocada, sobre su naturaleza. Para Galileo las brillantes luces eran resultado del calentamiento del aire que rodeaba la Tierra y del reflejo de la luz solar sobre la atmósfera.
Los artículos de este libro fueron publicados a lo largo de estos últimos 5 años y han sido consultados por más de 2 millones de cibernautas, según Google.
Con mucho orgullo publicamos digitalmente, seguro estamos que seremos parte de los libros del futuro, no más árboles sacrificados para hacer la pulpa para el papel, no más derivados contaminantes para hacer las tintas con que se escriben los libros.
Lenin Cardozo, ambientalista venezolano | ANCA24 – Hugo E. Méndez U., periodista ambientalista venezolano | ANCA24 Italia
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