Según Informe especial del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) sobre los impactos regionales del cambio climático, actualmente estamos viviendo los rigores de un período muy cálido que probablemente sea uno de los mas caliente que haya sufrido la Tierra en los últimos 450.000 años. El calentamiento se está produciendo muy rápidamente, especialmente en latitudes más altas. Sobre todo en el interior de los continentes, que están separados de la influencia moderadora de los océanos, siendo los bosques boreales (los mayores sumideros de carbono del planeta) uno de los mas expuestos por el cambio climático. Cambios en las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono creado por la exhalación en invierno de la biosfera y en el verano por la inhalación del mismo.
Para los científicos, estos cambios previstos y su impacto en los ecosistemas boreales serán profundos. La acumulación de dióxido de carbono podría aumentar las temperaturas globales a un promedio entre 1,4 ° y 5,8 ° C (2,2 a 10 ° F) durante el próximo siglo, estimando que estos aumentos más grandes probablemente se percibirán en latitudes altas. Las temperaturas más cálidas derretirán las capas superiores del permafrost (suelo permanentemente congelado o helado). Esta capa del suelo mantiene la tabla de agua bastante cerca de la superficie, de ahí que muchas especies boreales han desarrollado sistemas de raíces poco profundas para sobrevivir. La evidencia reciente indica que el permafrost se está derritiendo más temprano, produciendo un aumento del escurrimiento y la desecación del suelo. Este secado esta originando que todo el ecosistema sea más propenso a incendios. Los últimos monitoreos indican que la actividad del fuego ya ha ido en aumento en muchas partes de las regiones boreales y muchos estudios sugieren que esta tendencia continuará e incluso se puede intensificar.
Lo ecosistemas boreales contienen entre un 30-40% del carbono terrestre del mundo, donde gran parte de ello pueden ser vulnerables a un aumento de la actividad del fuego y de la severidad del fuego (profundidad de la quemadura), este fenómeno acarreará que la liberación neta de carbono por la vegetación (la liberada en la descomposición, frente a la absorbida en el crecimiento) sea mayor que la predicha por los modelos climáticos actuales.
Un mundo más cálido significa una temporada de incendios más larga, más actividad de rayos, que es responsable de la mayor parte de la superficie quemada en los ecosistemas boreales.
Muchas especies de árboles boreales requieren un período de enfriamiento antes de que sus hojas gustativas se abran en la primavera, lo que garantiza que las nuevas hojas no se abran antes de la llegada del invierno. Si las temperaturas invernales se elevan demasiado, los ciclos de crecimiento se desequilibran y se atrofian las especies.
Muchas especies de árboles boreales requieren un período de enfriamiento antes de que sus hojas gustativas se abran en la primavera, lo que garantiza que las nuevas hojas no se abran antes de la llegada del invierno. Si las temperaturas invernales se elevan demasiado, los ciclos de crecimiento se desequilibran y se atrofian las especies.
Cuantificar el impacto en los bosques boreales del cambio climático es un reto. Se necesita el ingenio y la concurrencia de comunidades científicas y ambientalistas para trabajar juntos en el desarrollo de estrategias efectivas para mitigar los cambios inminentes. Igual urge una declaratoria para nombras a los bosques boreales parques nacionales como una primera iniciativa para defenderlos de los otros depredadores mas allá del cambio climático, como son la minería y las empresas madereras.
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