Este libro viene a ser un merecido reconocimiento al Estado Zulia. Arquear sus árboles es un aporte invalorable, una iniciativa que teníamos en deuda con la región. Nuestros ilustres zulianos, casi inadvertidos para muchos, son los habitantes más generosos que nos acompañan.
Ellos, son los organismos de
mayor tamaño y mayor tiempo de vida en la Tierra. Su equilibrio y altura son un reto a la ingeniería y sus procesos químicos interno son un desafío para las ciencias. Son capaces de tomar agua y sales de la tierra y elevarlos a las hojas, a veces, a más de 100 metros, este proceso sucede por medio de lafotosíntesis de las hojas que combinados con el dióxido de carbono del aire producen nutrientes que
los alimentan.
La sabiduría indígena zuliana acertadamente los presenta como nuestros grandes protectores. Son los primeros defensores ante las contingencias climáticas para ello la naturaleza diseñó sus copas flexibles para atrapar la lluvia, haciendo que ésta se deslice a través de las hojas, ramas y el tronco hasta llegar al suelo, produciendo un efecto de amortiguación que evita la erosión y se protege al suelo superficial.
También captan la luz solar y al extenderse sombrea el piso, protegiendo la flora inferior y la fauna que busca protegerse del impacto directo de los rayos solares. Igualmente son unos extraordinarios reguladores del clima. En las ciudades, la pérdida de árboles eleva las temperaturas y la evaporación del suelo. La falta de árboles suficientes en varios cuadros de la ciudad permite que las islas de calor sean más severas. Las temperaturas en las calles del centro de la ciudad pueden ser hasta de 3ºC más en promedio que en las áreas donde existen arboledas. Su presencia resta velocidad a los vientos fuertes, disipándolos o aminorándolos. Son los grandes purificadores del aire. Cuando el aire pasa a través de las hojas, ellas retienen los polvos, cenizas, humos, esporas, polen y demás impurezas que arrastra el viento. Las hojas pubescentes y la corteza rugosa en el tallo atrapa tales impurezas.
Filtran el bióxido de carbono que contamina la atmósfera a través de la fotosíntesis que realizan las hojas, ellos capturan el CO2 de la atmósfera y lo convierte en oxígeno puro, enriqueciendo y limpiando el aire que respiramos. Se estima que una hectárea con árboles sanos y vigorosos produce suficiente oxígeno para 40 habitantes de la ciudad. En este proceso las hojas también absorben otros contaminantes del aire como el ozono,
monóxido de carbono y dióxido de sulfuro.
Otra bondad de los árboles es que ellos reducen los ruidos. El tejido vegetal amortigua el impacto de las ondas sonoras, reduciendo los niveles de ruidos en calles, parques y zonas industriales. Plantados en arreglos especiales alineados o en grupos, las cortinas de árboles reducen el ruido desde 6 a 10 decibeles.
Los árboles del Zulia nos han hecho y nos siguen haciendo la vida más agradable. En una arboleda, en un parque, en bosque nos sentimos serenos, sosegados, descansados y tranquilos; como en casa.
Felicitaciones al equipo editor: al ingeniero Normando González, a las licenciadas Danmary Boscan, Jakeline Cegarra, Cira Antúnez, Yerania Chacin y al biólogo Carlos Rivera a quien se le encomendó la tarea de hacer el inventario y a todos los trabajadores de la Secretaria de Ambiente involucrados en la realización de este útil esfuerzo.
Por tantas cosas buenas que significan los árboles, los zulianos verdes, que nos llenan de emoción verlos erguidos, orgullosos y esparcidos por la región le dedicamos también este libro.
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