Es el ser de la poesía el canto, lo módico en
si. Proviene el canto originario del sonoro manifestarse de las múltiples
criaturas de la tierra. No pertenece la mudez a las diversas formas
colformantes de la totalidad de la madre Gea, equivaldría dicha mudez a algo así como la voz de la nada, mientras el silencio si juega en sus contrastar
con los sonidos de la naturaleza , soslayando al humanus , resultaría muy largo
nombrar las distintas modalidades de la polifónia de la vida silvestre,la
cual se duplicaría al sumar las sonancias de las formaciones inertes. A ambos
modos- lo vivo lo inerte- una esencialidad contribuye al sostén de sus cuerpos
el encanto, lo encantatorio. Basten dos ejemplos arquetipicos de cada uno, el
trino de un turpial desde la cima de un guayabo, el silbo de la fuerte brisa
sobre la hierba. Pero de donde emana tal canto? Afirmara esta sentida hipotesis
: desde las profundidades del universo, legado de la eternidad. Cala en el
humanus a través de la raíz terrea de su soma, asciende hacia su ápice cefálico,
el cual mira hacia el cielo, llámese a la capacidad apical de contemplar lo
celeste inteligencia, sensibilidad. Es la tierra la mas perfecta de las
imperfectas formas reminiscentes de los eidos.
II
En su origen, valga decir
Grecia, los disimiles modos expresivos, asi cual los contenidos de la poesía, sobre un cauce común fluían , lo ódico, el canto. Asumieron ese destino
esencial, vertidos en distintos ensamblajes , métricos, la épica, la dramática,
la lírica monódica , la lírica coral. Permitió el invento del verso ordenar ,
cohesionar, exponer oralmente ese cantar, significo el verso el armonizar las
silabas de las palabras - apellidada después métrica por los retóricos- para,
al nivel óptico , obtener esa musicalidad del canto , respaldada por un variado instrumental melódico excorporis oportuno, la lira , las flautas, la
citara, entre otros. pero en las extensas vías de los siglos el adecuado e
inteligente uso de los pies métricos relegaron el instrumento musical, aunque
se quedaron con sus sonidos, con sus cadencias, sus tonos. le dieron estos
intensa sonoridad a las silabas, a los versos, desapareció el instrumento lira
(lyra) mas reencarno en los poemas herederos de su nombre así cual de su
esencialidad.
Se despojo pues la poesía de lo accesorio - instrumentos, coros, en fin por las dýnamis del desarrollo intelectual, artístico, social, conservo
solo su desnudo ser: el canto, lo ódico, la patente sonancia del ludismo de las
voces, sumase a ello el cautivante trueque de los nombres:con el paso del
tiempo la singular manera de la composición en verso nominada lírica (monódica), coral revelo ser la oculta verdad de la naturaleza ínsita del poema
, de la poesía, percepción posible, hoy gracias a la progresión del pensar. Va ella en los versos, en la rítmica de las silabas.equivale la lírica a la
musicalidad misma de composición abrigante de los contenidos fabularios para transmitirlos cual semántica fónica a los oidores, a los lectores.
Sucedió así en su evolucionar una maravillosa asunción. Enunciar puedo, por ello, desde
este promontorios del hoy : la lírica es la poesía en sí. Afirmar mediante cinco vocablos una
misma creación del almaespiritu del humanus. Una resonancia eidetica
corporizada por la poietiké en realidad: la lírica es la poesía.
III
Brota,
sobre este primer horizonte fértil de la inherencia ódica, la pregunta ¿Cual
es el ser de la poesía? ¿La belleza? No le resta lo obvio su legitimo
estar allí en la estratificación de las intensidades de este sentimiento
ingénito a los versos en su nivel de natura naturata ( lo ya creado) develado
por el almaespiritu anudado a la inteligencia, natura naturans ( creador,
hacedor) . Jamas ha existido en el lenguaje del humanus ( del hemisferio
occidental) un verbo capaz de traducir, de verter en hilvanados vocablos el ser
de la belleza. Pertenece ella a otro estrato de existencia.
El Empíreo de
las Ideas . Manifiestase en el intelectual cual un culto - religion sin
patetismo- cuyos feligreses amorosos de la belleza se declaran sus
sacerdotes los artistas, su Dios Apolo. Apolo es la belleza en si. Debe pensarse
su Diosidad, en un momento de su estar corporeo , en glorioso polen dorado
disuelto en deifico aire. penetrara de tal guisa en el alma espiritu de quien
ha nacido creador para dotarlo definitivamente de la piotike, capaz entonces de
transmitir la divina belleza en obra artística, poesía, música y pintura, escultura, en fin; o en ciencia cuando esta se coloca en su horizonte de meditación pura. Significa su tangible realidad en la tierra un don descendido, caído por divina gravedad cual la lluvia de oro de Zeus para fecundar a Dánae.
Oro nunca palpable mas si de vivida fortitud manifiesta. Si por la vía de la
terrea raíz del soma del humanus escala hasta el cefálico ápice el canto , a la
inversa del camino desciende desde la misma cima, cabeza de las personas, la belleza,
hasta en resplandeciente labor objetivarse. Tópanse canto, belleza es el
almaespiritu, en la inteligencia, se amorosan para contribuir a la conformación de la poesía Fluirá desde la boca de los trovadores en odas, de los científicos en ascética ciencia, de los religiosas en teología, de los artistas plásticos en cuadros, esculturas, de los músicos en sus siempre sorprendentes melodías sinfónicas, en fin.
I V
La relación del ser con el humanus es de amor
y fuga. aunque entrañable nunca atrapable,eternamente fugitivo. ¿Por que? Por
cuanto el ser del ser infinito se nomina. ¿Como someterlo entonces a la definición de un pensar? Reta no obstante el ser en su manifestación, ahora bien cuando se le trata de encerrar en un concepto del percibir huye, desaparece en
su propio seno, pero deposita en su evasión un tesoro de entes sucedáneos a lo
buscado, a lo meditado. Por ello ninguna pesquisa, estudio, investigación del
ser resulta vana, por el contrario enriquece, aporta; el usufructo de sus
bienes a la expansión armónica de la vida ayuda. Por eso otra vez la pregunta
emerge ¿Cual es el ser de la poesía? ¿Acaso la verdad? porta la poesía en si entre las esencias de su entidad la verdad absoluta la cual
define al indiscutible poder de iluminar las connaturales palabras de su
corporeidad, para desde allí echarlas a andar por el mundo a través de la rítmica, de la musicalidad ingénita a las voces. La otra verdad también posee,
la del "claro para el ocultarse" tan exhaustivamente meditada por Martín Heidegger, ésta por su inherencia refuerza en dicho sentido el peculiar impulso revelador de lo poético. En el noble estrato de la excelsa sabiduría lo ódico. y la
verdad se identifican. Por cuanto en el Hemisferio Occidental el pensamiento
creativo, teorético, en la poesía concluye, ella su fin, su tope, su
retributiva alegría deificada es. Además de la paradigmática poesía en verso -
la épica, la dramática, la lírica... se puede aseverar con continuidad lo inmediato, la matemática de elevado nivel, los Diálogos de Platón, la
astrofísica sedienta del universo, las Enéadas de Plotino, las Confesiones de Agustín, la Teología
de Tomás de Aquino, la Critica
de la razón pura de Kant, el Kosmos de Humbolt , la química de Mendeleiv,
la escritura (cartas, discursos) de Bolívar, el pensar de Martín Heidegger, los textos sobre la flora nativa de Jesús Hoyos, la Fauna descriptiva de Venezuela
de Eduardo Roel, a manera de un pequeño muestrario arquetípico , tejen en sus
peculiares horizontes el cuerpo sagrado de la poesía en sí. Requiérese para
ello la cognitiva santidad de la sabiduría, el bíos theoritikós, siempre difíciles de alcanzar.
Me he atrevido, en el caso del presente
escrito, a una módica reflexión sobre la poesía en sí, atisbada desde este promontorio del hoy.
V
Finalmente cierro estas breves páginas con dos
composiciones de poetas paradigmas de la lírica venezolana del siglo veinte,
Alfredo Silva Estrada, Juan Beroes. Estudiados poco por quienes ocupan
del mester de la crítica literaria del País. ¿Por qué? ¿Pereza? Cruzar por el
denso bosque de la palabra encantada de las (en su totalidad) poesías de ellos
dos, innegablemente un gran esfuerzo de inteligencia asentada en latos saberes
implica.
De Alfredo Silva Estrada,
EN EL CANTO DEL
PÁJARO
Sí, en el canto del pájaro hay un signo
Lo que no comprendemos
Algo
Que no comprendemos
Eso que no comprendemos y en silencio nos une
Esa música en sí
Plenitud olvidada que nos abarca
En el canto del pájaro.
De: Los moradores. Caracas, Monte Avila,
1975. p. 36. El poema va dedicado a Fernando Paz Castillo.
Canto IV
Por sus anchos pies bajó el verano
y abrió el caudal de las iluminadas
golondrinas.
Miré sangre con alas en los lienzos del techo,
y oí templar guitarras calurosas
con fuegos de una mano incendiada.
Alguno levantó sus huesos
en el sudor de unos tallos de música.
El sol ponía donceles en nuestra puerta,
y el calor andaba por los palomares.
¿Quién nos decía ¡adiós! ,
desde un sillón revestido de sombra?
¿Quién al cabalgar por la roja tiniebla,
arrojó a mi frente unas llaves
parecidas a un sonoro ramo de lágrimas?
De: Los deshabilitados paraísos. Caracas, tip.
Vargas, 1967. p. 52.
Lubio Cardozo, poeta ambientalista venezolano
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