Pocas regiones del mundo occidental pueden darse el lujo de tener, cual símbolo vivo (no histórico), representativo de su naturaleza silvestre, un animal tan hermosamente importante a la par de pacífico como el oso frontino, categórico valor ecológico de Los Andes nativos. Muestran los australianos orgullosos cual divisas sus simpáticos mamíferos, el koala, el canguro; de igual modo los norteamericanos su ave representativa, el águila calva, ambos gestos de virilidad ciudadana han salvado a estos vertebrados de su casi exterminio. Por el contrario en Venezuela los animales alegóricos de la memoria colectiva de sus estados, de sus parajes, luchan a muerte con su pequeña arma de la astucia por sobrevivir: ¿Existe aún el cardenalito de Falcón? ¿o el morrocoy del Guárico? ¿se escuchan todavía los roncos aullidos de los monos araguatos a la salida de la aurora o en la puesta del Sol, en la Cordillera de la Costa? Pastar libres por las planicies herbosas define una inherencia propia de los venados matacanes y caramerudos ¿corren en estos tiempos con aquella libertad por los Llanos de Apure o de Barinas? El caimán del Orinoco, señero nadador por el río mayor de nuestras aguas, hoy ha quedado reducido a los laboratorios donde se les cría para tratar de reinsertarlos a su hábitat originario. Los turpiales, los arrendajos, las reinitas, los azulejos, las paraulatas, los gonzalitos, el conoto, ¿dónde se guarecen de los furtivos pajareros? Los últimos cóndores de los Andes merideños –donados por la señora Katherine de Phelps- los acabó a tiros un alcalde de los pueblos de Mucuchíes, acción de la cual se vanagloriaba.
En fin, se podría escribir un memorial de la
tristeza por el ilícito exterminio de la fauna selvática venezolana a manos de los enemigos conscientes de la ecología mediante la caza banal. Aunque sobre
el oso frontino se ha informado con detalle en periódicos, revistas, charlas,
cual una manera de salvaguardarlo, sin embargo en la furtiva realidad de la
montaña su seguridad, lamentablemente, es muy ´precaria.
Del
oso frontino (Tremarotos ornatus, familia Urcidae) afirma el científico
venezolano Dr. Eduardo Röhl en su valiosísima obra Fauna descriptiva de
Venezuela. Vertebrados (Caracas,
1956. Páginas 119 - 121). Se han seleccionado sólo algunos párrafos: (…)
“Es un animal de formas pesadas, de
piernas cortas, gordas que apoyan en el suelo con toda la planta del pie
(plantígrados); los dedos, cinco en número, están armados con fuertes garras,
largas y poco encorvadas; las plantas de los pies son desnudas. Su pelaje es
largo y espeso y de color negro profundo, con excepción del hocico que es pardo
claro. Alrededor de los ojos tiene una mancha circular blanca, por cuyo motivo
se le llama también en las Cordilleras de Perú y Bolivia el “oso de anteojos”.
Según estudios comparativos efectuados
en distintas especies, se han observado grandes diferencias en las manchas de
la cara, pues hay tipos que solamente tienen una franja blanca en la parte
inferior o a través de las mejillas; en otros solamente aparece una mancha
blanca en la región superior de los ojos. El ejemplar existente en el Museo
Nacional de Historia Natural de Caracas muestra una débil línea blanca en la
región superior del hocico.
El tamaño mediano de este oso andino es
de 1,5mts. Es de hábitos arbóreos: para la mayor parte de su vida encaramado
sobre los altos árboles, en cuyos ramajes tiene la singular costumbre de
construir toscamente una especie de nido donde pasa las noches y el cual está
formado por un enlazamiento de ramas y hojas secas. Se alimenta de vegetales, especialmente
gusta de las frutas de ciertas palmeras, así también de sus cogollos frescos,
los que derriba por sus potentes uñas. “ (…).
Las acusaciones fantasiosas contra el
oso frontino: Las viejas y
obstinadas querellas de los cazadores banales para justificar sus asesinatos de
los casos frontinos muestran la escasa capacidad de reflexión de esta gente en
la noble relación de convivencia con el bosque. Se pueden resumir en tres
grupos las imputaciones de estos monteros a) Dicen: “el oso frontino destruye
los conucos”. Todo terreno dedicado a la producción agrícola por ley debe estar
limitado su espacio con lindero abarcante de la propiedad: alambradas, muros,
empalizadas, cercas, vallados, tapias, setos, etcétera. El oso frontino no
tiene aptitud ni medios de penetrar estos recintos así guardados. Ahora bien,
si los labriegos cultivan un maizal (u otras siembras inconfesables) a
escondidas de los guardabosques, en el seno de un parque nacional, es entonces
el campesino quien ha violado los territorios de los animales silvestres. No
cabe entonces el reclamo. b) Dicen: “el oso frontino es un ladrón de gallinas”.
Este absurdo no se mantiene, este hermoso plantígrado es absolutamente vegetariano.
Los ladrones de gallinas son otros, aquellos humanos aficionados a los
sancochos a las orillas de las quebradas con aves y legumbres de corrales
ajenos, acompañados de aguardientes de alambique clandestino, bajo la Luna. c)
Dicen: El oso frontino viola jóvenes mujeres en los caminos solitarios o cuando
va a lavar al río. Este falso testimonio zoofílico ha servido para encubrir
embarazos no planificados de muchachas de familias rurales en las lejanas
aldeas; con tal afirmación se ocultan preñeces incestuosas, adulterinas o
sencillamente no deseadas en el seno familiar, entonces se dirimía el problema
mediante el señalamiento de una violación de la sorprendida mujer por el oso
frontino. Para remache, cuando nacía el niño les ponían el nombre de José Caito,
si era varón, o María Frontina a la niña. La inculpación tomaba fuerza si
dichos bebés nacían velluditos. Estos decires resultaron tan frecuentes que
generaron simpáticas leyendas al respecto a la par de subidas jocosidades.
En
el fondo la Ecología constituye la justa interpretación de la gran simbiosis
armónicamente estructuralmente de la vida sobre el planeta Tierra, del
conocimiento correcto de los múltiples ensambles de esa simbiosis para
conservarlos bajo el estricto respeto de su ley natural, manera ésta de
garantizar su sano fluir hacia la permanencia.
El oso frontino representa un cabal enlace de esa cadena simbiótica de
la geografía de las montañas de los Andes venezolanos, sobre todo de las selvas nubladas de Mérida. Proteger el oso
frontino implica necesariamente cuidar el bosque, tal esmero se traducirá en
mantener la inalterable salud integral de ese frágil ambiente cuyos primeros
beneficios se convierten en impolutos y duración de las fuentes de agua; de la
estable relación del estrato selvático con su fauna; del balance de la flora
con la humedad, la nubosidad, las lluvias, de la continua fertilidad de la
primera línea alimentaria de los pequeños moradores del verdor conformado por
los hongos, los helechos, las bromelias, las larvas de insectos, los brotes de
diversas hierbas, en fin.
Pero
la importancia del oso frontino, cual eslabón ecológico en la cadena simbiótica
de la naturaleza de los Andes nativos, va más allá del entorno físico
geográfico para insertarse también en el horizonte simbiótico intelectual,
ético, espiritual, del estado Mérida. Él es un símbolo a la par de un escudo en
el fortalecimiento del equilibrio conservador de la totalidad de la existencia
en esta entrañable región de Venezuela. Sobreviviremos junto al oso frontino.
Su supervivencia medirá la capacidad de sobrevivir de los merideños, de la vida
en los Andes.
OSO FRONTINO
Oso del bosque tropical,
lluvioso y templado,
andino y suramericano,
habita en zonas altas,
húmedas y boscosas,
es nativo y autóctono de suramerica,
esta en peligro de extinción,
y en Venezuela es el Oso nacional.
lluvioso y templado,
andino y suramericano,
habita en zonas altas,
húmedas y boscosas,
es nativo y autóctono de suramerica,
esta en peligro de extinción,
y en Venezuela es el Oso nacional.
Paseaba jadeante el gigante dormilón
aturdido por la ausencia perenne de las lluvias
Se trepó sobre unas rocas conteniendo la furia
al verse desvalido ante el intenso calor
“¿Qué has hecho con mis lagos, blanquecina señora?
¿Qué pasa con tu gracia gentil irrigadora?
¿Será que se ha secado tu amor por las auroras
que hasta el suave rocío dejó las amapolas?”
Le contestó la nube, al oso sofocado
sabiendo la impaciencia por ese tono airado
“Un ser ha destrozado la tierra prometida
y ha dejado sin vida la paz de vuestros lagos
Abajo en la hondonada secó los manantiales,
talando los guardianes en esas cabeceras”
“El hombre lo han llamado, del mundo el heredero
y lo destruye todo, dejando desconsuelo
La tierra se consume muriéndose su mar
y todos lo han llamado calentamiento global.
El hombre es el causante, no la naturaleza
acaba con la vida de todito el planeta”
“Hagamos una alianza todos los animales
para buscar a Dios, pidiéndole bondades
que le revoque pronto todas sus potestades
que lo mantenga lejos con todas sus maldades
Que solo le permita amar sin mezquindades
escribir las poesías, las odas, los cantares”
Estaba muy de acuerdo el oso dormilón
con esa noble clase, con esa explicación
y contenta la nube premió al interesado
con unas cuantas gotas del nubarrón deseado
POR ELIAS MARTINEZ
Lubio Cardozo / Lenin Cardozo
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