Sobre el Plan de la Patria y el 5to. Objetivo Histórico
Este objetivo histórico que transversaliza los otros cuatro y sin el cual no sería posible su materialización, pues sin seres humanos y sin vida en el planeta no tendría sentido todo lo demás, debe promover una visión, antes que ecologista o ambientalista en los términos de una naturaleza que pareciera que esta fuera del cotidiano de la gente; una visión de orden sociocultural y geopolítica que le de contenido integral al relacionamiento entre los pueblos y los lugares que habitan, así como a las modalidades de relacionamiento entre los pueblos del mundo en sus determinaciones históricas, particularmente establecidas por el imperio de la dominación y la dependencia, propios del capitalismo.
Este objetivo histórico debería entonces comenzar por un Objetivo Nacional que se reconozca en cuatro pilares fundamentales inherentes a la República Bolivariana de Venezuela, como país; como parte de una de las grandes regiones del mundo; y como parte sustantiva de la dinámica global de la naturaleza y el clima. Estos pilares son:
- La biodiversidad. Venezuela es un país megadiverso: el décimo país del mundo y el sexto en América Latina en diversidad biológica. Nuestro territorio de hecho es una síntesis de todos los ecosistemas presentes en la Región Latinoamericana.
- Las fachadas territoriales: Venezuela es un país Andino, Caribe, Atlántico, Guayanés, Amazónico y de Llanero. Esta condición le otorga un alto valor geoestratégico y geopolítico.
- La diversidad cultural: Consecuentemente a su geografía, Venezuela es un país de una muy alta diversidad sociocultural, lo cual se traduce por un abanico de opciones y modalidades para dar contenido sociopolítico al desarrollo sustentable, endógeno y socialista como objetivo estratégico de la Revolución Bolivariana.
- La ordenación del territorio: Todas las ventajas comparativas contenidas en el territorio nacional deben reflejarse en una estrategia clara, desagregada y articulada orgánicamente, mediante un instrumento jurídico nuevo que contenga la nueva estrategia política para la distribución espacial del desarrollo, tal como lo establece el Artículo 128 de la Constitución Nacional.
En consecuencia, el OBJETIVO NACIONAL debería establecerse en los siguientes términos:
Promover la identidad nacional como una sola Nación pluricultural, multiétnica y biodiversa, que articula todos los ámbitos geográficos de la gran región latinoamericana y caribeña; y por tanto, juega un rol geoestratégico preponderante para la construcción de un nuevo orden mundial y el equilibrio del planeta.
Los Objetivos Estratégicos y Generales deberían entonces:
* Orientar el nuevo modelo de desarrollo nacional, sobre la base de la biodiversidad y las ventajas comparativas que significa ser el décimo país del mundo y el sexto en América Latina en diversidad biológica: una síntesis de todos los ecosistemas presentes en la Región Latinoamericana.
* Promover opciones de desarrollo sustentable con base en las fachadas de nuestro territorio nacional: Andina, Caribe, Atlántica, Guayanesa, Amazónica y Llanera, fortaleciendo su alto valor geoestratégico y geopolítico.
* Promover y fortalecer la diversidad cultural derivada de la geografía, nacional, como un gran abanico de opciones y modalidades que dan contenido sociopolítico al desarrollo sustentable, endógeno y socialista, apuntalan el poder popular y la construcción del Estado Comunal.
* Desarrollar e implementar una política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales económicas y políticas de acuerdo con las premisas del desarrollo sustentable.
En cuanto al OBJETIVO NACIONAL planteado:
5.1- Construir e impulsar el modelo económico ecoproductivo, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.
Caben las siguientes observaciones:
Este objetivo debería desarrollar lo pautado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en los mismos términos que la Constitución lo establece. No es coherente seguir utilizando la expresión hombre-naturaleza dadas las reivindicaciones sustantivas que se han venido desarrollando para visualizar en rol social de la mujer; pero por otra parte, al hablar de la naturaleza estaríamos refiriendo la segunda naturaleza, no la originaria de la cual el ser humano es parte. Siendo consecuentes con nuestro proyecto social, la expresión que mas podría acercarse sería la relación entre los seres humanos y la madre tierra, la cual recoge la razón social de esa relación materializada en el acto productivo.
De igual manera, tampoco es coherente calificar de sostenible al modelo productivo eco-socialista; el texto constitucional utiliza el término sustentable que efectivamente expresa el concepto de lo ecológico y la razón social de la producción; sobre el particular hay un largo debate que podía sintetizarse en la diferencia conceptual contenida en cada uno de los términos: sustentable y sostenible; lo sustentable expresa la posibilidad socio-productiva de aprovechar los recursos sin romper el equilibrio de los ecosistemas, en tanto que sostenible expresa la condición socioeconómica de la producción en términos del intercambio y su razón mercantil, en el tiempo. ¡No es lo mismo lo que sustenta que lo que sostiene!
Finalmente, no sería adecuado este objetivo bajo el principio del respeto a los procesos y ciclos de la naturaleza; antes que los procesos y los ciclos importa el equilibro ecológico que los sustenta y su afectación en términos de impacto ambiental y sensibilidad ambiental bajo el principio de la resiliencia.
Con estas observaciones nos permitimos sugerir lo siguiente:
Construir e impulsar un modelo productivo sustentable, endógeno y socialista basado en una relación armónica entre los seres humanos y la madre tierra, que garantice un ambiente sano seguro y ecológicamente equilibrado, la razón social colectiva en el uso y aprovechamiento de los recursos naturales y el principio de resiliencia de los ecosistemas.
Esto nos obliga pues a revisar los términos de este 5º Objetivo Histórico, que por su relevancia exige una mayor rigurosidad técnica y jurídica, pero sobre todo política, en su planteamiento. ¡El debate queda abierto!
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