A ver pero mejor aun a contemplar (percibir un mundo de sugerencias, de relaciones, de recuerdos) las pinturas de Luis Alfredo Mendez invitan. Sello para la eternidad (la contingible perennidad de las cosas) en sus lienzos momentos del esplendor de rincones silvestres de la siempre sorprendente flora venezolana. Trasmite así a los contempladores de sus cuadros especiales éxtasis de la presencia prestada a la agradable naturaleza vegetal y trasmutada por su alquimia en el oro de lo artístico.
Sus estampas inmovilizan el tiempo, custodian para un relativo siempre por ejemplo el "Avilar" (1937), el "Mercado de San Jacinto" (1918), "La Cruz Verde de la Guaira" (1936), un "Apamate" (1940) sus pinturas entrañan vivencias, la vivencia es vivida vida, esplendentes ventanas para la remembranza ciudadana de la contemporaneidad del pintor, pero luego continuara su lento mostrarse a la caminante sociedad por los salones, galerías, estancia de la historia, estrato del eterno presente móvil en su sed de perdurabilidad alumbrado por esa frase de Heidegger "el pensar retornando".
Pero hay otra memoria, la registrada en los libros sobre los pinturas y sus pinturas: en el caso de este artista del color la publicación escrita y armada por Bélgica Rodriguez, rotulada Luis Alfredo Lopez Mendez (Caracas, Armitano Editores, 2003) resulta ademas de fascinante paradigmatica: un completo estudio bajo múltiples miradas de la vida, el arte pictórico, el entorno histórico, la familia, escrito en amena, elegante prosa, acompañado el volumen de abundante apoyo de excelentes laminas de reproducciones fotográficas. Un libro del cual todos - protagonistas, hacedores, lectores - nos sentimos orgullosos.
Traslado Luis Alfredo Lopez Mendez a sus telas muchísimos paisajes del espacio campestre nativo. Destaca con el dominio de sus colores de las figuras, a los aldeanos, pescadores, cual centro temático del vegetal entorno agreste o del marino, detalles ambientales estos donde tal vez se afinca mas la señal del artista: fiel al poeta Andres Bello ... "También allí la florecida vega,| el bosque enmarañado, el sesgo rio,| colores mil a tus pinceles brindan"1. Notables, por ejemplo, "Paisaje de la Guaira"(1940), "Niña Frente al Mar"(1944), "Marina" (1945), "Barlovento" (s|f), "Marina en Azul" (1941), "Bucares" (1963), "Apamate"(1962), "Araguaneyes"(1964), "Paisajes del Guarico" (1969).
La libertad da vida a la vida.
Así lo entendió Lopez Mendez en el gozoso albedrío del manejo de sus colores, linea, en el ludismo de sus afectivos parajes distribuidos con admirable franquia en sus lienzos: "Marina. Pampatar" (1971), "Desnudo"(1973), "El Tirano" (1977), "Autorretrato de mi Infancia"(1971), "El Hipocanto" (1980), "Marina con desnudo" (1992). Ese optimismo sellado en las policromias de sus enmarcadas estancias donde los arboles, colinas, caminos, los verdiantes recintos donde los desnudos femeninos parecieran singulares inflorescencias surgidas entre los arbustos, significan desde la perspectiva epocal del ahora una ostensible defensa ecológica de la naturaleza venezolana pero no la selvática y lejana sino la cercana a los pueblos, al mar, a la gente de esos ambientes tan humanos a la par de hermosos. Ojala esos espacios pintados por Luis Alfredo Mendez no hayan desaparecido, mas si fatalmente sucedió así queda la memoria de ellos en los cuadros de este insigne artista de la pintura de Venezuela.
Así lo entendió Lopez Mendez en el gozoso albedrío del manejo de sus colores, linea, en el ludismo de sus afectivos parajes distribuidos con admirable franquia en sus lienzos: "Marina. Pampatar" (1971), "Desnudo"(1973), "El Tirano" (1977), "Autorretrato de mi Infancia"(1971), "El Hipocanto" (1980), "Marina con desnudo" (1992). Ese optimismo sellado en las policromias de sus enmarcadas estancias donde los arboles, colinas, caminos, los verdiantes recintos donde los desnudos femeninos parecieran singulares inflorescencias surgidas entre los arbustos, significan desde la perspectiva epocal del ahora una ostensible defensa ecológica de la naturaleza venezolana pero no la selvática y lejana sino la cercana a los pueblos, al mar, a la gente de esos ambientes tan humanos a la par de hermosos. Ojala esos espacios pintados por Luis Alfredo Mendez no hayan desaparecido, mas si fatalmente sucedió así queda la memoria de ellos en los cuadros de este insigne artista de la pintura de Venezuela.
Apasionado siempre de la belleza natural en sus formas mas conspicuas: las mujeres, las flores, los arboles, los armonicos paisajes, Luis Alfredo Mendez les tributo el homenaje del arte, de llevarlos a sus policromos, brillantes, luminosas telas. Parafraseando al filosofo Spinoza: los estampo en el tiempo. Celebres sus pinturas de flores: "Rosas" (1958, 1970. 1973, 1975), "Flores" (1939), "Cayenas" (1948), "Crisantemos"(1949), "Claves" (1981), "Magnolias" (1970), entre muchos otros cuadros sobre el tema; sugestivos sus desnudos de lindas mujeres nativas: "Desnudos" (1962, 1973, 1974, 1975, 1980, 1992); ellos sumados a sus arboles, a sus esplendentes paisajes, sin lugar a dudas aportan y ennoblecen el envidiable tesoro del arte pictórico del Hemisferio Occidental.
Memoria eterna merecida para este gran pintor ecologista venezolano quien tal vez sin darse cuenta de ello fue un gran defensor, con sus radiantes telas de la ecología del verdor, de los ambientes de plantas, arboles, flores, de esta pasión llamada Venezuela. Nació y murió en Caracas: 1901 - 1996.
1 ALOCUCION A LA POESÍA (1823).
Lenin Cardozo | Lubio Cardozo, poeta venezolano
http://mlv-s1-p.mlstatic.com/12497-MLV20059820067_032014-O.jpg
ResponderBorrardesnudos que muestran la femeneidad de la mujer
ResponderBorrar