Quienes laboran en los campos, en los montes, en los cerros , en los
matorrales – agricultores, obreros, excursionistas – les tiene terror pánico al
posible encuentro en sus caminatas con una serpiente de cascabel (Crotalus Terrificus). Sin embargo ello es una apreciación injusta
de este hermoso y utilísimo reptil. Si
se le molesta directamente en su hábitat o se le estorba en su desplazamiento en busca
de la presa, entonces defiende su
territorio con agresiones certeras y
mortales. Fuera de sus espacios a ella
nunca le interesarían para su dieta vertebrados de gran tamaño como el humano, o
un toro, o un caballo o un venado. Caza
solo animales capaces de engullir por su estrecha garganta : ardillas, conejos,
sapos, aves, acures, hijuelos de lapa, báquiros,
monos, también otros reptiles: iguanas, manos, lagartijas, pero sobre todo les apetecen los roedores con lo cual prestan un servicio a los
labriegos por cuanto controla la proliferación de ratas, ratones, de los sembradíos.
Por lo demás es una serpiente tranquila, parsimoniosa en sus movimientos,
muy dormilona, de largas siestas para digerir sus singulares alimentos a la
sombra de miméticas hierbas. Suele cazar
en las primeras horas de la mañana o en las ultimas de la tarde, durante la
noche solo lo hace si se le presenta una fácil oportunidad. Ahora bien:
cuando va por su comida ningún animalejo le gana en la rapidez ,
fortaleza, exactitud del golpe, rara vez falla; su mordida resulta fatal para
su víctima, una liebre de tres kilogramos muere antes de los tres minutos.
El zoólogo Eduardo Rohl en su insuperable libro Fauna descriptiva de Venezuela (1956)
informa lo siguiente: “Esta terrible serpiente de las más abundantes en nuestro
País vive preferiblemente en las regiones asoleadas, más bien cálidas, como las
sabanas de los pajonales, cerros, arenales áridos.” (pp. 397- 398).
Posee una sorprendente agilidad durante su ataque o defensa, el disparo de
su mordida cubre con eficiencia mortal tres metros. Su cuerpo mide de largo en promedio de espécimen adulto metro y medio, su diámetro
en la parte más gruesa va entre diez y quince centímetros. Su escamada piel es de color gris cruzado de líneas amarillas en forma de
grandes equis. Cabeza pequeña,
triangular. Lleva en el extremo de la
cola un apéndice corneo llamado cascabel o crótalo formado de varios anillos
secos, duros, entrelazados, el cual al agitarlo produce un peculiar sonido
audible a varios metros, manera de comunicarse con el adversario: la agitación suave apenas significa señal de
advertencia, pero la agitación fuerte traduce inminente peligro mortal.
Su veneno – escribe Eduardo Rolh en su mencionado libro - “es considerado como el más potente toxico comparado
con las otras especies del Continente.” (pp. 399).
Lenin Cardozo | Lubio Cardozo, poeta venezolano.
SERPIENTE BAJO LA LUNA
La luna y la Cascabel en el íntimo corazón del monte
se contemplan.
Mira embelesada al disco de oro en el nocturnal
silencio.
Adormece con el rocío de su luz
el enroscado vigoroso terror.
Ésta, entre secos pajonales
el estremecimiento del plenilunio
sosiega.
*
En su luminoso viaje elipsoidal
de la
eternidad jamás se olvida.
Lo transitorio, el súbito pánico, el relámpago
de la
certera muerte
el Crotalus Terrifucus siempre sabe.
*
El éxtasis de la contemplación resplandeciente
por la tensa noche amamantado
en el
miedo se esencia.
Lubio Cardozo, poeta venezolano
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