El Esequibo venezolano un territorio al norte de Suramérica en la mira de corsarios y piratas.
A los ambientalistas del mundo, a los que defienden la naturaleza, a los que aman a los árboles, a la fauna, a los que respetan la vida hasta el último latido, a los que creen que cada especie en el planeta tiene su razón de ser, a los que entienden que este lugar mágico que se llama Tierra hay espacio para los humanos y los no humanos. A los que desafían a los antiplaneta en cualquier lugar de nuestra esférica casa, los llamamos a que juntos protejamos ese virgen lugar natural, uno de los pocos pulmones verdes que aún queda en la América, llamado El Esequibo Venezolano.
Hoy la corsaria alianza Exxon Mobil y el Gobierno de la República Cooperativa de Guyana, pretenden por la fuerza apoderarse de ese inédito territorio natural, hogar de más de 400 especies de peces endémicos, 800 tipos de aves, 1.168 de vertebrados. Con una de las caídas de agua mas caudalosas del planeta, las Cataratas de Kaietem que tiene una altura de 226 metros. Así mismo, posee una masa forestal que representa 8 millones de hectáreas, reuniendo más de 1.000 especies diferentes de flora y santuario de bosques de gigantes árboles. Por estar dentro del llamado Escudo Guayanes, le da una característica sin igual como región biodiversa.
Desde el 2007 la CITES [Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro] ha realizado estudios en la Cuenca del Río Esequibo y ha recomendado considerar la región como un área de conservación. Según la CITES, “La biodiversidad de la Cuenca del Río Esequibo es muy alta, con muchas especies únicas, así como especies nuevas para la ciencia. Es imperativo que actuemos rápidamente en la conservación de estas áreas prístinas que están desapareciendo rápidamente por todo el planeta, por lo que es fundamental aprender sobre ellas antes de que se alteren. Revertir la tendencia posesiva extractivista minera es lo recomendable para la toma de decisiones ante una nueva realidad que exige la consciencia ambiental, ecológica y conservacionista”.
Tambien el Esequibo es el hogar de los pueblos indígenas akawaio, patamona, waiwai, makushi, lokonas, wapishana y kariña, cuya sobrevivencia por siglos ha sido sin ningún impacto por contaminación pero que en el presente estos indígenas son vejados y desplazados por los mineros guyaneses y brasileños.
Permitir operaciones petroleras, mineras y deforestación es condenar a la desaparición de una extraordinaria e importantísima flora, fauna y recursos hídricos del Continente.
Como Fundación Azul Ambientalistas hacemos la siguiente propuesta para defender esta inmaculada región a la par de los avances o no de los laudos geográficos: declarar todo el actual territorio en reclamación como territorio natural patrimonio del mundo a través de la figura de Corredor Biológico de la Cuenca del Río Esequibo, y así proteger la biodiversidad del la Cuenca del Río Esequibo y frenar cualquier posibilidad extractiva de trasnacionales en ese espacio.
Los Corredores Biológicos son
formas internacionales de protección de la biodiversidad en el mundo. El Corredor de la Cuenca del Esequibo tendría un área de 120.000 Km2, con más de 20 ríos afluentes, con una desembocadura que representaría el segundo estuario más grande del continente americano. La cual seria una de las regiones con más alta tasa de endemismo en piscifauna a escala mundial, a tal grado de denominarla el paraíso mundial de los peces, según revistas especializadas de pesca.
Desde la ciudad de Maracaibo, nos pronunciamos por la defensa de la biodiversidad del Esequibo y nos declaramos en activistas permanentes de la campaña "En el Esequibo Venezolano ¡#ExxonNO!!"
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