Cuatro
generaciones de venezolanos fueron testigos de la abundancia de nuestro país producto
de la renta petrolera. Durante ese
tiempo fuimos los ricos de la América Latina. Un ejemplo para el resto del Continente: las mejores vialidades,
universidades gratuitas, grandes obras civiles y construcción masiva de
viviendas de interés social. Y de pronto lo inesperado, de llegar a tener ingresos
de hasta 120$ por barril de petróleo ahora nos acercamos al umbral de un
sostenido precio en el mercado de 20$.
Seria
mezquino responsabilizar de todo lo que está ocurriendo al gobierno actual o a los
pasados, simplemente estábamos cómodos con nuestro papel de país exportador de
petróleo y aunque hablábamos de sembrar el petróleo, de la independencia
tecnológica, de dejar de ser un país rentista, eso no paso más allá de las
buenas ideas o de ideas bien intencionadas. Pero por que cambiar o hacer algo
distinto? si estábamos en la cumbre del mejor negocio del mundo, que como dice la máxima petrolera: un negocio
que aun mal administrado sigue siendo bueno!.
Ahora
nos encontramos en un punto de inflexión o muy cerca de él, donde el desabastecimiento
de alimentos desequilibra lo político y no hay salida en el corto plazo. Llegamos entonces a una circunstancia sin
retorno, donde el cambio en nuestra
manera de pensar ante los hábitos de consumo aprendido, será lo único que
nos pueda mantener y ayudar a salir airosos ante esta realidad.
Como
muchas propuestas que en el transcurrir de nuestros buenos años llegaron sin
cabida a ser escuchadas o asimiladas, seguros estamos, que el modelo de la Economía Circular, fue una de ellas.
Esta nueva economía, tiene como principio o columna
vertebral, que todo tiene un valor de uso, incluso los desperdicios que desechamos
a la basura. Es decir, se parte de asumir una revalorización de lo que
a lo mejor, en el pasado nos llegaba en abundancia. Porque esa abundancia que conocimos hoy no la
tenemos.
La
economía circular es ante todo un concepto optimista, que ve oportunidad donde
antes veíamos desperdicio. Hemos nacido y crecido en una sociedad donde
desechar se ha convertido en un hábito. La crisis
económica, la carestía de los recursos y el cambio climático han abonado el
terreno a este modelo que se impone por sentido común y le dice adiós a la
cultura de usar y desechar.
Se trata de prolongar la vida útil de todos los bienes que nos
rodean, bien sean transformándolos como
fuente para la generación de energía, o se recomercializan, se repara, se
desmonta y se refabrica. Desde la demanda, los mercados de segunda mano son
habituales, impulsados por prácticas del llamado consumo colaborativo.
Ahora debemos vencer a la economía lineal que durante décadas es la responsable de pérdidas irreparables
de recursos. Se necesitan sistemas eficientes para la distribución de la
energía, pasando por el agua, la alimentación o el transporte..
Un
interesante ejemplo de la economía circular es la creciente industria de los
“Second hand shop” o comercios con ropa o bienes de “segunda mano” que se han
proliferado en el mundo en las últimas décadas y son parte de la cultura
urbana. Todos sus insumos les llegan por la vía de la donación y ellos los
revalorizan y los comercializan. No solamente venden ropa usada, también
zapatos, enseres de casa, libros, CD’s, juguetes, partes de computación
y artefactos eléctricos variados, etc. Aun cuando muchas personas
todavía les huyen a esta variedad de negocios porque no se pondrían algo usado,
los mismos tienen cada vez más usuarios porque además de sus bajos
precios que logran derrumbar los prejuicios, existe también un importante
segmento de la población que con plena conciencia de lo que significa el
despilfarro y sobreconsumo son usuarios permanentes de estas tiendas.
Este urgente e imperativo
modelo requiere un cambio de mentalidad en la sociedad: otra forma
de vivir, otra escala de valores, otras costumbres en la vida diaria: volver al
uso de las bicicletas para trayectos cortos, o del transporte público, o
compartir el vehículo; ahorrar energía y estimular formas de consumo más
responsables; reducir, re-utilizar o reciclar los residuos generados para buscar dar un uso más
eficiente de esos bienes, evitando crear así desechos innecesarios y, por lo
tanto, provocar un impacto positivo en el ambiente. En otras palabras: que los
productos, desde su concepción, puedan tener otras vidas.. Y que todo ello, en
su conjunto, genere nuevos empleos y un crecimiento económico local y real y
que sea sostenible con el ambiente.
Ponente: Lenin Cardozo
Moderador: Carlos Zapata
Sábado 20 de Febrero, 10 am.
Auditorio de Autodesarrollo. Facultad de Ingeniería. Universidad del Zulia. Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
Ponente: Lenin Cardozo
Moderador: Carlos Zapata
Sábado 20 de Febrero, 10 am.
Auditorio de Autodesarrollo. Facultad de Ingeniería. Universidad del Zulia. Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
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