En la literatura venezolana Gonzalo Picón Febres (Mérida: 1860. Wilemstad, Curazao; 1918) ocupó
el rango de un verdadero creador en el sentido primigenio del vocablo. Produjo
una escritura de alta tesitura artística, desarrolló temáticas aportativas a
los géneros de la disciplina, conocimientos novedosos en los argumentos de sus
narraciones –novelas, cuentos- en la crítica de obras de dicha especialidad, se
ocupó de la historiografía humanística, de la ensayística, de las
investigaciones filológicas. Inicia él en la lírica del País un movimiento
poético revelador de una nueva estética
del verso al convertirlo en transmisor de aspectos esenciales de lo autóctono,
de la exaltación de la naturaleza en su trasegar de lo silvestre a lo agrario y
viceversa. El primer poemario de Picón Febres lleva por rótulo el nombre de una
flor de las huertas y jardines merideños, Caléndulas (1893).
Descansa lo más valioso de
este poemario en sus estrofas reflejantes de los territorios junto a los
moradores de las montañas o de las haciendas de las altas faldas de los Andes.
Igual sucede con su segundo opúsculo, Claveles encarnados y amarillos
(1895), donde se aprecia sin ambages ese acercamiento objetivo a la par de
amoroso al entorno ambiental cotidiano, crea con su verso una poética (de
proyección ecológica) de las verdes estancias rodeantes de los habitantes
de la Cordillera.
Muéstranse al lector de Gonzalo Picón Febres dos
textos líricos,
EL CAFÉ
En la vega, en
la cumbre, en la explanada,
luce el café
sus límpidos verdores
y cubriéndose
va de blancas flores
al sonante
bullir de la quebrada.
Rojo como la
espléndida granada
y de fragancia
henchida y de dulzores
a poco ostenta
en ramos vividores
la fruta ya
melíflua y sazonada.
Rico néctar
después fragante humea
en la taza
azul de porcelana china
donde el matíz
de oro centellea.
Y al ascender
a la región divina
de donde surge
el ritmo de la idea
conviértese en
estrofa peregrina.
De
su composición RENACIMIENTO la última
estrofa,
(…)
Venid, que
aquí se siente
el corazón
radiante de alegría
y de hermosas
imágenes la mente;
en entre besos
de luz y poesía
se brinda
alivio al doloroso anhelo,
se piensa y el
pensar es más profundo,
se mira a Dios
en cuanto alumbra el cielo,
y se olvidan
los crímenes del mundo.
Lubio Cardozo, poeta venezolano / Lenin Cardozo
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