Ambientalistas venezolanos acusan a la
empresa minera canadiense de ser la principal responsable del ecocidio en el
Esequibo venezolano
El gobierno venezolano acaba de otorgar una
licencia de explotación de minería a cielo abierto en el sureste del país a la
empresa aurífera canadiense Gold Reserve. Entre los argumentos que se dio para resaltar
la importancia de otorgar esta concesión es que esa actividad minera será supervisada
para que no sea contaminante y que ira más allá de proteger a la bidiversidad,
porque con ella se llegara al Ecosocialismo.
Cuando Ana Elisa Osorio fue ministra del
Ambiente, firmo una resolución donde señalaba la decisión de revocar el permiso ambiental a la empresa Gold Reserve en
sus operaciones en el proyecto “Las Brisas”, Inc. (en la misma área donde ahora
se les otorgo la concesión) pues se verificó el daño ambiental e irreversible en
el área de influencia. La Ministra en ese entonces declaró que “No se otorgarán
permisos ambientales para la explotación de minas a cielo abierto pues esto
causa degradación ambiental”… “Estos permisos no son negociables, por su afectación
al ambiente y a las comunidades que viven en el mismo”. En el lenguaje técnico del ministerio expresaron: para la explotación del mineral que se realiza a
cielo abierto, utilizan un circuito de procesamiento convencional de
concentración gravitacional y de lixiviación con cianuro: el cual implica
remover la cubierta vegetal y la contaminación letal de las fuentes de agua.
Por supuesto que las autoridades ambientales
saben lo catastrófico que significa
autorizar a esa súpercorporación para explotar oro al sur del Estado Bolívar,
debido a que la minería a cielo abierto utiliza, de manera intensiva, grandes cantidades de cianuro, una sustancia muy tóxica, que permite recuperar el oro del resto del material removido. Para
desarrollar todo este proceso, se requiere que el yacimiento abarque grandes
extensiones y que se encuentre cerca de la superficie. Como parte del proceso,
se cavan cráteres gigantescos, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas
de extensión y más de 500 metros de profundidad. Alrededor de esta actividad el
olor fétido es el común denominador, producto de la mortandad que se produce
por envenenamiento de la fauna silvestre. Ninguna actividad industrial es tan agresiva
ambiental, social y culturalmente como la minería a cielo abierto a tal
punto que en los países desarrollados está prohibida esta práctica. Un ejemplo de ello, de no permitir este tipo
de ecocidios en su ambiente es Canadá, país
de origen de la Gold Reserve.
Los graves accidentes y el pasivo ambiental que
ha ocasionado esta minería a cielo
abierto y a gran escala en las distintas partes del mundo y la amplia extensión
de zonas contaminadas sentaron precedentes que conllevaron a muchos países a prohibir
este tipo de explotación minera, entre ellos los
países del primer mundo, la
Comunidad Europea, Turquía (año 1997); República Checa (año 2000); Nueva
Gales, Australia (año 2000), República de Costa Rica (año 2002), República de
Alemania (año 2002), Argentina (año 2012). Así mismo, cientos de confrontaciones
y protestas sociales se han generados en los últimos años en Latinoamérica, por
los daños irreparables en los bosques de México,
Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Argentina,
Chile, Brasil, Colombia y Ecuador.
Recientemente el cardenal Oscar Andrés
Rodríguez, arzobispo de Tegucigalpa, de México, criticó públicamente la
concesión de minas que abarca casi un tercio de su país y sobre los ecocidios
en Latinoamérica producto de la minería a cielo abierto. "La explotación
indiscriminada de nuestras minas y bosques sin compromiso ético está poniendo
en riesgo al mismo propósito de la creación: la vida humana y las futuras
generaciones", declaró el cardenal Rodríguez.
Venezuela entrega concesiones mineras
a las mismas corporaciones que ilegalmente explotan a cielo abierto en el
Esequibo venezolano. Siendo estas
mineras las responsables del infame ecocidio que actualmente se está perpetrando
en la región en reclamación. Estamos entregando una licencia para matar, en un área
que ya está en los actuales momentos seriamente lesionada por la minería legal “supervisada”
y la ilegal que también está "bien supervisada”.
Que rápido se nos olvidó el 5to
Objetivo de la patria: “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta
y la salvación de la especie humana”.
Comentarios:
Lenín Cardozo.
Su artículo es un buen aporte a la convocatoria
No hay comentarios.:
Publicar un comentario