Lubio Cardozo
EN EL PAIS DE LAS NUBES
(Poemas)
Ediciones ERATO
Mérida, Venezuela. 2016
A la ciudad de Mérida,
sus
aledaños, sus verdegales,
aún.
TERRA
NUBIUM:
PAIS DE LAS NUBES, OTRO NOMBRE
Recogió Lubio
Cardozo en veintitrés escritos líricos sus cavilaciones sobre sugestivos
espacios de la geografía de Mérida. Nada, por ello, lo contemplativo en sí, el
ver sidético, a veces entrecruzado con hilachas de los sueños. Corre también a
lo largo de versos el temblor y el temor de la posible desaparición, por culpa
del antropofactor, de esos nemorosos verdores.
En Occidente, la
estatuaria, la música, la poesía constituyen los nobles aposentos de la “gran
casa” del humanus –la “makrós oíkros”-: este excelso Planeta de donde hemos
emergido y donde deberíamos caber armónicamente. De igual manera fortalecen los
límites justos de la “gran casa” las ciencias de la naturaleza del Hemisferio
Occidental: la botánica, la ecología, la geografía física, la geología, la
climatología. El Planeta Tierra armó la vida mediante una maravillosa
simbiosis: la integración dinámica de cuanto en ella va en un encadenamiento
múltiple, recíproco de los simbiontes para sustentar este divino fenómeno único
en el Universo conocido, la existencia. Ella, la Tierra, supo combinar por el
imperativo categórico del hermético e ineludible impulso del Eros, sus arcillas
con sus aguas dulces o salobres, con el clima, con el aire, los vientos, la luz
del Sol, la extendida sombra de la noche; aprovechó su equilibrada posición
astronómica, para ofrecer, después, después de muchos azarosos afanes, el
extraordinario misterio milagro de la vida. Hoy, la ciencia de la ecología ha
asumido el difícil rol de defender esa frágil armonía simbiótica ante los
desmesurados desbordes irracionales y racionales del antropofactor. Quizás
desde este lejano (para ubicarlo poéticamente) Planeta Azul se expandirá la
divina existencia por todo el Universo. Poco a poco sin apuro, dispone la
Tierra para ello del infinito letargo incesante del acontecer.
En
esta contemporaneidad bien podría definirse la ecología cual una “scientia
nova” o ciencia de nuevo diseño por cuanto en la estructura conformante de esta
novísima disciplina participan los conocimientos científicos de procedencia
clásica, también los derivados de las experiencias útiles del positivismo, los
avances actuales científicos-técnicos, sumado a ello el rico horizonte
aportativo de la creatividad artística, magistral conjunto de conocimientos destinado
en su concordancia a reinterpretar la naturaleza simbiótica de la Tierra para
en este original pensar obtener soluciones realistas apuntadas
unidireccionalmente a la plena salvación de la eternidad del Planeta.
En la literatura
venezolana la mejor poemática del paisaje nunca constriñó exclusivamente sus
descripciones del afectivo entorno ambiental a las meras estampas
intrascendentes de la fronda, de las costumbres rurales. NO. Explayaron estos
creadores sus exposiciones líricas al espacio urbano, captaron los reveladores
matices del clima, de los cielos la lluvia, la neblina, los ámbitos fluviales y
lacustres, las montañas, los Llanos, los animales, la gente. Más en su lírica
paisajística, paralelo a los detalles artísticos, se insertan asimismo señalamientos
éticos la necesidad de escudar estos panoramas de verdor, salvaguardar la
hermosura junto a la riqueza biológica de estas frágiles comarcas. La explícita
dedicatoria de este opúsculo lírico del poeta: “A la ciudad de Mérida, sus
aledaños y verdegales, aún” , concluye con ese adverbio equivalente a
“todavía”; lo entendemos cual un alerta porque los nemorosos ambientes del
verdor silvestre en un país como el nuestro, lamentablemente, sobreviven en
situación de asustada fragilidad: con un machete o hacha en la mano puede
causarles un gran daño o sencillamente desaparecerlo. Ojalá ese adverbio “aún”
el destino lo convierta en otro más optimista, el “siempre”….
Aunque
lo central En el país de las nubes
de Lubio Cardozo es la poesía, sin embargo la carga ecológica de estos versos
encaja perfectamente en la poemática del paisaje de la literatura venezolana.
Lenin Cardozo
NOTAS
IDIOMÁTICAS:
Del latín “terra”, en castellano, tierra.
Del
latín “nubium” en castellano, de
nubes- Metáfora:
tierra o país de las nubes.
Del latín “scientia” en castellano,
ciencia. Del
latín “nova en castellano. nueva:
ciencia nueva
o ciencia de nuevo diseño.
Del griego “makrós” en castellano,
grande. Del
griego “oícos”en castellano, casa:
Casa grande,
metáfora del Planeta Tierra.
ALDEA EN LA NOCHE DESPEJADA
Junto a ti, por los suburbios,
a nardos huele el viento fresco de la noche.
De las colinas agazapadas como niños con frío
viene la brisa
baja del rincón donde crecen las diamelas
entre vacas, bulbos, pastos.
Labiérnagas y azaleas, hortensias y virginias
lirios y espinillos
dalias y heliotropos, lilas y amarantos
espliegos o alucemas
flor del paraíso.
Viento, frío caballo heraldo
la brisa es una clarinada
de los domingos la explosión floral
en esta aldea
como tú
Desde la torre de la casa se observa parte de la comarca,
los alcores verdeazules aparecen en el atardecer
cuando el vencejo de collar monta su holgorio
en la espesura del viento.
¡Ey! ¡Aquí estamos! ¡Este es el don del tiempo!
Por sobre el miedo caminemos audazmente compañera.
Con marzo arriban a ratos las lluvias a la puerta de la casa
pero en las tardes
la diafanidad del espíritu del aire
bajo el país de las nubes
serena nuestros corazones.
Amada, la comarca tiene un límite y una lección ineludible
sobre una página los libros han escrito la palabra “vida”.
Al final del día la comarca se extiende por las laderas de la noche
asunción de las estrellas
anda como un gato por los tejados del sueño.
Nos olvidarán. La brisa arrebatará la arenilla
el polvo, la basura del recuerdo.
¿Y eso qué importa?
Todas las historias dicen “busca la verdad”.
Tu piel es la verdad ahora.
La comarca despierta al son de las lluvias de marzo
todavía también para nosotros.
A Rosalba
He ahí la ciudad amurallada
de colinas violetas.
Quiero escribir un conjuro contra la muerte
ahora.
Invocar la eternidad
¡oh placer!
Apolo cruza sobre las colinas violetas
arrastrando su manto de oro
y mi nostalgia.
Un hombre valiente sale de mi
me deja todos mis errores
y se echa andar con su zurrón al hombro
por esas colinas crepusculares
tras el manto de Apolo.
Oh eterna ciudad de casas blancas
en el sueno
el olor de los jardines en el atardecer
se cruza
revolotea sobre el verde valle
sacude el corazón.
Al pie de una colina hay una ciudad de casas blancas
frente al viento azul océano infinito
somos los mismos hombres en la misma historia
LAXITUD
Domingo.
Por el camino de las rodas desciende un hombre y su aventura.
Temprano, en el muy temprano noroesta
-allá, en el Páramo de los Conejos-
el Sol dejaba dejaba caer su manto luminoso.
Despertaba las yerbas ateridas de rocío.
En un pedacito de tiempo alumbró
la aún oscura ciudad con su anillo de oro.
Ante el imperativo de gemas incontables
sólo quedaba el húmedo olor de la noche.
En el verano la tierra se dispone, laxa,
para recibir en su pubis el ledo besos del Sol.
Tierra benigna, lánguida, hermosa dama
extendida amorosa en descampado reposo.
Sobre ti, los sueños, metáforas de la vigilia.
NÓMADA
Desde mi escritorio voy cual un nómada
de la hoja en blanco sobre sus parajes y hemisferios.
De repente, delante del balcón retaban los meses, los años.
Ambular para disolver la tristeza de la sabiduría.
Destino entre limosos valles, cerros y neblinas;
aún más desasosiega el bello verdor
(o la vasta túnica de yerba florecida, amatista
de noviembre con las lluvias frías).
Confín de arena encendida, añoranza.
En vergel de pájaros y fragancias cautivo.
ESTA CIUDAD
DONDE HABITO
Alfarifes de tus palabras
contemplativas
oidores de las voces sugestivas
del entorno
te asentaron.
La señal de los altos riscos – la Idea –
asumieron.
Prestaron del beato iris sus
claros colores
sin estridencia
los trovadores.
Recuerdan los ritmos de tus
ventiscas
sus odas.
Ciudad, tus poetas te hicieron.
Fulges por ello siempre con tu
rostro de Luna
resplandeces estoica en el
verdor de tu reino.
aún.
Ascensión, asunción
la esencia de estos ventorreros
revelan.
Las rocas de su veste apenas si
el camino
los pasos, los huesos hacia la
comarca del Sol.
El Ande nativo al cielo apunta
obscuro índigo huerto de
estrellas.
En sigilo o a gritos
los atajos de sus ventisqueros
fenecen allí de cara al abismo.
Las ventiscas, sirenas del aire
con ambiguas cantigas
a la Nada o a la resignación
inviten.
Cubre el altar de los sagrados
rumbos
inmenso manto de
verdor.
Sangre, carne, alma, el anhelo,
el ser
del risco
esencian.
HACIA SAN
JOSÉ DE ACEQUIAS
La maravilla se ha proyectado
sobre los rostros
en donde no existe un espacio
para la emoción del arrojo
y él escuece las ansias, no
obstante.
Sobre el habitat de la pequeña
aventura
en amarillo –núcleo- de- fuego
se oculta la vacuidad
(sin
embargo era la esencia).
La noche húmeda y tenebrosa
lamedora de los cerros de
piedra negra
enloquecidos sobre los
principios lacerantes y eternos
pasa.
Cuando cerca de ti estuve
cuando al pie de la cóncava
serranía obscura
tu roca húmeda, magnifica,
toqué
cual un sólido pedazo de la
eterno
dije
por aquí anduvo Dios.
Alzada piedra, voz de rotundo
silencio
atronadora boca de la nada
rezo del trueno
decurso revelado en tu retante
materia.
Mis arenosos restos
en tu más pequeña oquedad
cabrían.
Oh sayo de Dios
mi arrogancia, mi sed, mi
pensar
perdona.
Cuando el verano despliega sus
fuerzas recónditas
sales de tu silencio con la voz
grana
te levantas entonces como un
cirio
entre viejos cafetales y
oxidados cerros.
Por sobre los días secos y
gualdas del cálido mutismo
tu grito de carmín es la
palabra de la vida
misteriosa respuesta cuando
todo pareciera yacer en el estío.
_____________
Erythrina
velutina. Leguminosas.
Eres el mapa del vigor de la Sierra,
revela el signo de tu tallo la
geografía donde creces;
raíces vehementes y piedras
para levantar el maderamen
donde las hojas cantan a
coro con los soplos del frío
a la Luna, altar de esencias.
Juglar de los vergeles al pie
de rumorosos ventisqueros
oteador sólo de horizontes de estrellas.
gigante niño de las laderas
vetustas.
EL ungüento de las nubes, del
tiempo la señal
comentabas
-¡telúrica!-
desnuda, extendida, bella como
la tierra
sobre la roca grande en
Mucujún.
Sellamos sobre lo efímero un
día entre los riscos
con los deseos no dichos.
El pollo asado, el pan negro,
el ron,
los
niños, María, Beatriz
-el
almuerzo en la hierba-
Raudo escapó como la brisa fría
el desgarramiento.
La estabilidad trazó su eterna
ruta
y, con la tranquilidad victoria
falsa, escapamos.
EN LAS
LAGUNAS DE LA SIERRA
Debajo de las águilas del frío
elevadas laderas de fumarias.
El viento helado de la alta
noche azul
donde los códigos no existen
en ese paraje del instante
eras un pequeño árbol sumido
para sentir
mujer soma
madera de
sasafrás.
Azar, sólido azar. La aventura
sensórea.
Luego
las águilas del frío se
lanzaron sobre las lomas
dispuestas como un abanico de
póquer
entre
los riscos de sardónice
En las comarcas de los montes
del verde empinado
las atolondradas lluvias para
comienzos de mayo llegan.
Recogiendo va el verano su
manto de oro seco
por los valles y vallejuelos
nemorosos:
desde la fe del viejo Hesíodo
dona esta época al hombre el
melancólico ardor,
de errar las ansias por el
verdegal de los campos,
ama como nunca el aventurero el
azulenco de los cielos
el glauco de las vegas dormidas
lo raigal de la mirada de las
hembras.
Pero las lluvias sobre el
agreste terruño caen
dicha de los sedentarios
hortelanos
en sus campos de labrantío.
En el ocre de la tierruca
rumorosa
despuntan los cogollos en los
vergeles ansiosos
de vida, de luz, de aire
plenos de vigoroso verdor.
Su florescencia escarlata o
gualda los árboles abandonan
euforia de la ardentía
para retozar en la sed
apaciguada.
Reino definitivo del verdor así
sobre el azafranado espíritu de
la enrancia.
A Raquel
Jodorosky
En Diciembre, en Mérida, el
poema amanece suspendido
en el aire, en el azul
purísimo, en los cerro.
Obrizo polen al mediodía.
Y aunque extrañas en el país de
las nubes
sin embargo, aquí y ahora
las inquietas hermanas de
Vésper
hacia el atardecer.
A Rosalina García
Comienza a retirar el verano su manto de oro.
Llegan las
lluvias apresuradas
a revolverlo todo,
Sobre el ocre de la tierra
sobre las faldas de las colinas
ya despuntan las hierbas.
Los bucares dejan caer indiferentes
su florescencia escarlata
dan paso a los ansiosos cogollos de vida
de luz, de aire
lleno de vigoroso verde esmeralda.
Desde mi ventana contemplo las Colinas de Apolo
con las lluvias revoltosas
su belleza radiante saciar su sed veraniega.
Entre ellas y yo el éter
cruzado de golosas golondrinas acróbatas
atrapadoras de hormigas voladoras
nacidas de las aguas fecundantes
sobre el humus seco.
Siempre la ida del verano me entristece
aunque contenta la tierra cuando apaga su sed.
\
"El cielo estrellado sobre mi,
dentro de mi la ley moral"
Kant.
ESA LONJA DEL CIELO
Al poeta Eliazar Molina
Extendido don, libertad de los prodigios,
amoroso rayo de la Nada te completa.
Asaz fortuna del existente
cobijas sus senderos
a sus pasos el dorado azul ofreces.
Invitas a la pureza de la andanza
tras las blancas caravanas de las gestas
y los vientos
por donde mi Luna su camino traza
en ruta hacia los sentidos indicios de lo ignoto.
LA SIERRA NEVADA DE MERIDA
Cuando te contemplan
desde este lado del abismo,
tus hombres, tus mujeres, en ti depositan
la otra mitad de sí mismos, la sed de permanencia en el silencio inmóvil.
Ellas, ellos, tu mirada saben.
Son tu pequeña, traviesa aventura de existencia,
tu eros, tu risa, tus sueños, irremediablemente fugaces.
Siempre sus ojos a ti retornan.
Conocen de tu invariable, sosegada paz.
Hallan en tu alta extendida silueta el temple,
extraviado acá en la realidad de las horas.
Escarban en sus corazones para buscar el risco,
encuentran sólo el desaliento, el oculto temor.
Caminan presurosos por las calles de tu ciudad,
por las veredas de tus campos,
de soslayo constantemente te atisban
para cerciorarse de tus arriscamiento.
Tú, su única, su esencial verdad
significas.
Ante la confusión de los días,
lo firme, lo eterno, la pertenencia ofreces.
DESDE LOS VENTISQUEROS DE
MUCUCHÍES
Vagabundeo del viento entre las
vueltas de los voladeros
venablo del vahaje visitante
del
verdecer de los vegetales venustos
de los vernales valles a la vera de
los visos
de las vegas verdecidas por la
vigilia
de
los venturosos vergeleros.
Vagabundeo del viento entre los
vericuetos
Del
vetusto ventorrero
vencido hacia la vastedad del
verdor.
Las Colinas de Apolo
Desde cualquier altozano de la ciudad
si hacia el suereste mira
de cara al viento portador de sus ritmos
se disponen ella para el sacro misterio.
¿Comienzan donde terminan?
¿Cuales montes, saetas, caminos,
apuntados al azulenco atardecer
se extiende?
Hablan, gritan, aman, asisten, cantan
ordenadas,
el paso cobrizo manto del ocaso
el almo obsequio
esperan.
Con su arco de plata
el Dios cazador de estrellas
en su ruta por el hado trazada
las celebra.
LOS POEMAS
DE ESTE LIBRO:
Aldea en la noche
despejada…………………………..
Comarca……………………………………………………………
Extramuros……………………………………………………….
Laxitud………………………………………………………………
Nómada…………………………………………………………….
Esta ciudad donde habito………………………………….
Andes…………………………………………………………………
Hacia San José de Acequias……………………………..
Nubes………………………………………………………………..
Verdor………………………………………………………………..
Jadeante…………………………………………………………….
Dístikos ...........………………………………………………..
Páramo La Culata………………………………………………
Cínaro………………………………………………………………..
El almuerzo en la hierba…………………………………..
En las lagunas de la Sierra……………………………….
Búcare
rojo………………………………………………………..
Diciembre en Los
Andes……………………………………
Ida del verano en
Mérida………………………………….
Esa lonja de
cielo………………………………………………
La Sierra Nevada
de Mérida……………………………..
Desde los ventisqueros de
Mucuchíes……………..
Las
Colinas de Apolo…………………………………………
Lubio Cardozo, Caracas,
1938. Poeta, ensayista, investigador y crítico literario venezolano. Licenciado
en Letras en la Universidad Central de Venezuela (curso
1960-1964). Postgrado en Investigación Documental en la Escuela de Documentalistas de Madrid (curso
1972-1974). Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Los Andes.
Director de la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades de la ULA (1975-1976).
Director Fundador del Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón
Febres de la misma Universidad (1977-1979). Decano de la Facultad de
Humanidades de la Universidad de Los Andes (1979-
1981). Miembro de la Academia de Mérida y Bibliotecario de su
Directiva (1993). Lubio Cardozo comienza su vida literaria, como poeta, en la
revista En Haa junto con José Balza, Jorge Nunes, Carlos
Noguera, Argenis Daza Guevara, Armando Navarro, Teodoro Pérez Peralta. En
Haa significaba una tercera posición estética, creativa, en la Caracas del
primer lustro de los años sesenta, en cuya escena jugaban un papel de primer orden Tabla
Redonda y Sardio. Pasada la difícil década del sesenta,
las búsquedas literarias de En Haa se continuarán con el mismo
grupo de intelectuales en las publicaciones Jakemate (Caracas,
1972) y Falso Cuaderno (Caracas, 1976). Ha obtenido los
siguientes premios literarios: de ensayo, en el VIII Concurso Literario de la Universidad del Zulia (Maracaibo,
1970); de investigación, en el "Carlos E. Muñoz Oraa" de la ULA (Mérida, 1976); de poesía, Mención en el VI
Concurso Anual de Poesía de la Universidad del Zulia (Maracaibo,
1967), Municipal de Literatura (Mérida, 1982); Premio de Poesía APULA (1984).
Ha sido colaborador de diversas revistas literarias nacionales y extranjeras,
entre estas últimas: Xilote (México), Igitur (Córdoba,
Argentina), Ideas, Artes y Letras (Lima), Espiral (Bogotá), Esparavel (Cali,
Colombia); y entre las nacionales: Suplemento Cultural de Últimas
Noticias (Caracas), Revista Nacional de Cultura (Caracas) Revista
de la Universidad del Zulia (Maracaibo), etc. Redactor de la Revista
Caribana (1982 - 1984), En Haa (1963 - 1971), Jakemate (1972)
y Falso Cuaderno (1976 - 1981). Coordinador de la revista ACTUAL de
la Dirección General de Cultura y Extensión de la Universidad de Los Andes, Mérida, Estado Mérida.
Cardozo ha publicado más de treinta (30) títulos de estudios literarios sobre
Historia, Teoría y Crítica. Fue promotor, coordinador, editor y co-autor del Diccionario
general de la literatura venezolana (2 vol. 1974). Como el mismo autor
sostiene en su libro de crítica litararia Paseo por el bosque de la
palabra encantada, su obra bibliográfica y, ciertamente, historiográfica es
"fruto de muchas lecturas, apuntan más bien hacia un intento de nombrar
para la historia ciertos momentos del desenvolvimiento de la creación poética
venezolana, cuando y donde han levantado los bardos un significado hacer de un
trascendente valor artístico innegable, a partir de 1940". Se diría que se
trata de un como levantamiento, un tanto heteredoxo aunque fundamental, del
mapa poético venezolano contemporáneo. Su obra poética comprende los siguientes
títulos: Extensión Habitual (1966), Apocatástasis (1968), Contra
el campo del rey (1968), Salto sobre el área no hollada (
1971), Fabla ( 1974), Paisajes (1975), Poemas
de caballería ( 1983), Solecismos (1986), Poemas (1992), Lugar
de la Palabra (1993), El país de las nubes (1995) Un
verso cada día (1995). Arbóreos (1997), Ver (1999).
Toda su poesía ha sido reunida en el volumen La cuarta escogencia (Ediciones
Mucuglifo, 2006). En 2011 ha salido su último poemario Alrededor así
como el libro sobre poetas merideños Mérida una ciudad hecha de poesía (La
Espada Rota). http://www.poemaspoetas.com/lubio-cardozo y http://www.letralia.com/firmas/cardozolubio.htm
Brindis (Ver, 1999)
Brindemos por el día
en medio del bullicio de la oportunidad de errar.
Vale nuestra euforia una crátera colmada de sílex.
Sustituye toda la jactancia irracional del orbe la pal
abra silencio,
el brebaje secreto del reposo.
¡Brindemos por el escándalo!
Es la oniria la fiesta de las tinieblas,
ojo lunar de la conciencia,
por ella la hierática quietud atisbamos.
Pero sobre la hierba todavía
los frutos maduros reposan
fragantes,
podemos aún prodigiosamente equivocarnos.
Aunque estés triste brindemos por el día.
“La poesía en el poema, lo poético, nutre todas las
estructuras de la composición, el léxico, los tropos, las figuras, el verso y
la estrofa (si los hay), la musicalidad. La poesía comprende la belleza, la
engloba, pero va más allá de ella. Incorpora el pensar, ideas, visiones, a su
entidad; no obstante a todos ellos los subyuga para salir a la percepción de la
mirada y del oído, a accionar la inteligencia (interpretando una frase de
Plotino se podría decir en este caso, la inteligencia se hace entonces ser de
la poesía y el ser de la poesía se hace a su vez inteligencia. Enéada sexta.
VI, 2) a ser percibida, sentida, intuida; a ser placer, conocimiento, misterio
y sobrecogimiento.” (Lubio Cardozo).http://www.wikilearning.com/monografia/para_que_la_poesia-para_salir_a_la_percepcion_de_la_mirada/17908-29
Del poeta Lubio Cardozo ha escrito el historiador y
poeta Rafael Rattia: "El poeta Lubio Cardozo está destinado, por una
especie de fatum benéfico inscrito en el devenir de las letras
hispanoamericanas del siglo XX, a formar parte de los escritores antiguos de
habla hispana. Es Cardozo, ciertamente, un extraño caso de la literatura
venezolana en particular y de las letras latinoamericanas en general. Nadie
discute la excelsa formación clasicista que distingue a este excelente poeta
que ya ha alcanzado un cimero lugar entre los mejores estros que conforman la
atalaya literaria de nuestro continente hispanohablante. Casi una veintena de
poemarios pueden atestiguar mi aserto (...)" http://www.letralia.com/88/ar02-088.htm
Asimismo el tachirense Pablo Mora asevera que
"(...) Lubio Cardozo en permanente pasión por la palabra, frente a la
vida, frente a la luz, la sombra o la ternura, reteje, (re)ordena, deslinda,
resucita la palabra, la sigue y la persigue minuciosamente en sus valles,
aposentos, intersticios, vericuetos, calzadas, alcores, aleros, umbrales y
veredas. Conspiración de sueños. Lírica, fulgurante provocación frente al
horizonte azul del vuelo, desde el senderuelo que lleva a la alquería, “sobre
el azafranado espíritu de la errancia”. Errabundaje, trashumancia del hombre
que mira hacia la estrella. Entonces, sabemos qué cosa sea la risa o la
“holganza profunda”. Sabemos del don del azar, de la alegría; de ese otro
nombre del tiempo: el olvido; nos convencemos de que la vida es el jardín del
mundo: de que sólo la poesía corporiza el tiempo; que la llama pareciera el
delirio de un gran pensamiento o el mundo ese delirio; que la poesía, “Mater
Amabilis”, deífica presencia, casi todo lo define." http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/lubiocar.html
Entre su obra bibliográfica y de crírica
literaria, destacan:
Desde la torre de Segismundo (2007) Formas
estructurales del poema lírico (musicalidad, tropos, figuras) (2003) Paseo
por el bosque de la palabra encantada (1997) Antología de la
poesía venezolana escrita en la Guerra de Independencia (1994) La
poesía lírica venezolana en el siglo XIX (1992) Debajo de un
considerando me puse a considerar (1987) El sabor de la tierra (1987) Los
repertorios bibliográficos venezolanos del siglo diecinueve (1982) Por
la tendida loma (1979) Historia de los estudios bibliográficos
humanísticos latinoamericanos (1978) Philobiblión (1976) Bibliografía
de bibliografías sobre la literatura venezolana en las bibliotecas de Madrid,
París y Londres (1975) La poesía en Mérida de Venezuela (1971) Antología
de la poesía merideña (1969) Cuentos indígenas venezolanos
(baniba-bare-piapoco-puinabe)(1968) Bibliografía de la literatura
merideña (1968) Contribución a la bibliografía sobre la
literatura indígena venezolana (1966) http://openlibrary.org/authors/OL85373A/Lubio_Cardozo
Enlaces externos