Cubre la vida de
Matisse los treinta primeros años del siglo diecinueve (nació el ultimo día de
diciembre de 1869 en Le Cateau - Cambiésis, norte de Francia) y la mitad de la
centuria del veinte (muere en Niza en 1954). Durante esas ocho décadas la
actividad intelectual de Europa tiene su
representación más audaz en Francia en
los horizontes de la pintura, escultura, música (M. Ravel F. Poulenc, J.
Francaix, D. Milhand), poesía. Por razones de espacio asi como del objetivo del
presente escrito, para iluminar esta época sólo se darán tres nombre de
altísima significación: en la poesía
lirica Stéphane Mallarmé (Paris: 1842-1898), en el arte plástico Henri Matisse,
Pablo Picasso (1881-1973). Hoy, sobre este promontorio del tiempo se puede observar, desde la
perspectiva del pensar filosófico-histórico la asumida responsabilidad
artística, vínculos y desvinculos entre esos tres grandes aportadores a la
creatividad estética del Hemisferio Occidental. Tanto por la formación académica
como por las reflexiones sobre la tradición del ingenio hacedor del alma de
Europa coinciden el poeta Mallarmé y Matisse en la necesidad de reinventar la
belleza cual una continuación a partir de los sabios conocimientos abonados por
la inteligencia de los siglos precedentes, la disposición de mantener,
enaltecer, vigorizar la dignidad de la creación artística apuntada hacia el
reto de la pasión de eternidad. Pertenece la belleza cual Idea a lo
eterno, pero su forma en la existencia cotidiana ocupa la dimensión de la
realidad imperfecta, por ello con el devenir se consume, se desgasta, se
banaliza ese misterioso encanto. Los artistas verdaderamente creativos
“reinventan” formas originales para esenciartas de TO KALLOS (la belleza) la
mejestad, lo glorioso del poeta Mallarmé, del pintor Matisse allí residen.
Testimonios indiscutibles de haber alcanzado ese propósito existencial lo
revelan, con la sorprendente fuerza del patetismo, la densa sugestivita
resplandeciente de los poemas de Mallarmé a la par de las pinturas de Matisse.
La edición de las Poésies de Stéphane Mallarmé (Lausana, 1932) fue ilustrada
por Matisse; además del afectuoso homenaje al poeta esos dibujos significaron
una sugerente “lectura” pictórica de los versos, del encuentro connubial de las
expresiones espirituales de dos grandes visionarios de ese gran momento de la actividad
anímica de la poietiké europea. Vaya por lo celebratorio siempre el
estudio a lápiz – lectura mediante un dibujo – del poema de Mallarmé LA
CHEVELURE (LA CABELIERA) hecho por el pintor en 1931 sobre esa oda de excelsa
presencia en la literatura francesa.
Mantuvieron a lo
largo de sus días una respetuosa amistad Picasso y Matisse. Había no obstante
un abismo entre sus concepciones y disquisiciones del quehacer artístico.
Glorificó radicalmente Matisse su culto pagano de ascendencia clásica por el
cielo de Venus, por “LA JOIE DE VIVRE” (la alegría de vivir, así rotuló su
lienzo elaborado entre 1905-1906), en el reino de la belleza creada de la
imaginación, mostrando de tal guisa, desafiante sin duda, los temas de sus
óleos, el derroche en sentido fantástico de la policromía de sus telas: sus
golosos rojos, la candela de sus escarlatas, los estallantes áureos amarillos,
los verdes prestados de los ojos de las mujeres, el ultramarino azul, el blanco
bajado de las nubes, los marrones de las tierras, en definitiva un holgorio
pictórico cuya traducción develaba “la joie de viviré”, la alegría de existir
en los cielos de Venus. Picasso, por el contrario, asumió su temporalidad desde
una perspectiva distinta: Feligrés de la utopía del comunismo, la añosa
tragedia de la disconformidad social en él se transformó en una ética de su
estética, inocultable. Su destreza de pintar, sus briosas temáticas, las recias
líneas trazadoras de las figuras, los tonos de esa opacidad líneas trazadoras
de las figuras, los tonos de esa opacidad del fondo de sus cuadros negaban
radicalmente el júbilo, ensombrecían la posibilidad del encanto, quedaba si,
obvio, la solitaria perfección de obras de arte. Propicia sin embargo, esa tercera actitud por cuanto generó el
vigoroso contraste nutriente y revelador de la dýnamis de la historia intelectual de los dos
siglos. En ningún otro espacio europeo de ese momento se dio la riqueza de esos
aportativos antilogios, de ese ludismo psíquico impulsante del auge de las
bellas artes a la par del enriquecimiento de las subyacentes energías del
espíritu de la Civilización Occidental. Inclusive, hasta la Guerra Fría abrió
una ventana a esta sigilosa polémica de las Bellas Artes, cuyas suspicaces reflexiones
sobre el “súmmum bonum” junto a un diverso surtido de autopías acomodaticias a
los pareceres de cada ideología; estas edulcoradas monsergas disfrazadas desde
las trincheras de la Guerra Fría, nunca superaron el nivel de la información
periodística para luego caer indefectiblemente en el olvido./ dignificó pues
Matisse la pictoricidad al dotarla de la fuerza reveladora de un divino
privilegio de la escancia, el encanto de
la alegría, “la joie de viviré”, más allá de las circunstancias apócales.
Leer significa en su sentido
primigenio (légein, legere) reunir, pensar en lo reunido, verterlo luego a las
expresiones disponibles a la mano, a los recursos expresivos además de las
palabras, cual los dibujos, pinturas, notas musicales, cantos, gestos, mímicas,
en fin. Leyó así Matisse las Poésoes (1932) de Mallarmé con la hechura de las
ilustraciones de dicho poemario. Leyó de igual modo el compositor ruso Modest
Petrovich Mussorgski (1839-1881) pinturas expuestas en una galería de Moscú
para luego traducir dichas impresiones visuales en el pentagrama al través de
las notas musicales en su exquisita pieza para piano Cuadros de una
exposición (luego fue orquestada). Nunca los críticos especializados en
disciplinas artísticas poseen las únicas palabras sobre sus estudios o
investigaciones, nunca por cuanto una de las esencias consubstaciales de la
creación artística es la libertad; nadie puede encerrar el ser de una obra de
arte en una caja hecha de términos eruditos. En la inatrapabilidad de las
cosas, en lo indeterminable de la cosas, en lo indeterminable de la labor
humana habita la maravilla del mundo. Recuérdese por su alerta enseñanza la
frase del filósofo presocrático Heráklitos: “Panta réen”: Todo fluye… Nada se
detiene… Todo cambia.
Me solicitó el poeta Lubio
Cardozo unas hilvanadas voces introductorias a su poemario Poéticas
contemplaciones de pinturas de Matisse si yo lo estimaba de interés para
ser divulgado por este sistema. Le doy luz verde porque con estas composiciones
liricas corroboro cuanto he afirmado en mis párrafos del presente escrito.
Lenin Cardozo Parra
Ambientalista
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Lubio Cardozo
POÉTICAS
CONTEMPLACIONES DE PINTURAS DE MATISSE
Ediciones
ERATO
Mérida,
2015
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…
“Todos los seres desean contemplar y tienden
a
este fin, no sólo los dotados de razón sino
también los animales, las plantas e incluso la
tierra misma que las engendra.”
Plotino,
Enéada tercera, III, 8
I
NATURE MORTE AUX ORGANGES II. (1899).
(Naturaleza muerta con naranjas II).
Da Helios de
color
el amarillo obrizo
el de las fulvas arenas
la diafanidad de un óseo mediodía.
También en
naranjas lo convierte
sin duda
Solares o leonadas
del dorado fugitivas.
Hallaríase el
paladar en la vislumbre.
II
NATURE MORTE A LA CRUCHE BLUE. (1900)
(Naturaleza muerta con jarro azul).
El sosiego de las formas el equilibrio
impone.
Someta la mesura al potencial desborde
de
la complicidad
de
los azules, los negros
su
opulencia reinante.
Sobrevivirán los tímidos matices
por
la ponderación.
Las frutas apenas sus vividos tintes
guiñan.
III
PASTORALES (1905).
Sobre los claros tonos del ocre
el silencio los esparcidos árboles tejen
sus perennes señales montaraces
rubricados por los serenos verdes.
Obscuros marrones, negros, castaños tallos
las ninfadas damas enmarcan.
Las tonadas del flautín del pequeño Eros
el adagio de esa quietud ennoblecen.
IV
LA JOIE DE VIVIRE (1905-1906).
(La alegría de vivir).
Sobre el lienzo
del asignado tiempo
floreció la holganza
evocación de
aquella perennidad.
Presencia del
hondo pensar de la tierra
la amorosa
libertad de los sentires del ahora.
Yacen
espléndidas sobre el oro hierba del estar.
Vallejuelo
secreto abrigado por el Sol de la risa.
Del escintilar
de esa escondido cielo
sus frescas
heredades contorna
dulce corro.
Festejo del
fugitivo instante
en el baile del
ocio de la brisa
al cónsono paso
afable de las flautas.
V
LA FENÊTRE
OUVERTE À COLLIORE. (1905).
(La ventana
abierta en Colliure).
Vuela la fábula
por encima del mar.
A la visión,
enredaderas de un cansado verde
Tiestos de
retozones rojos
Internamente
enmarcan.
Divide
cualquiera ventana la existencia,
desde acá la
vida sin riesgo
apenas furtiva
curiosidad.
Más allá de los
postigos
ese extraño escalofrío
cálido.
Los inmóviles
bermellones de los mástiles
evocan
emociones por la indefinible ventura
en el mistérico océano del
encantamiento.
Los extremos
paneles rígidos
verdeselva, rúbeo
manifiestan la
discreta seducción de la acrobacia.
VI
LES TAPIS
ROUGES. (1906).
(TAPICES
ROJOS).
CUÁL LUCEROS
FUGACES EN ÓRBITAS DE RITMOS
Giran los
iconos
Expuestos al
enloquecido desplazamiento
Sobre estratos
de un cielo carmesí.
Atrapan los
frutos del huerto
Teñidos de
verdeselva
La celebración
de la presencia.
Júbilo del arte
– hijo del sueño – para quebrar
La inmediatez
del tiempo.
Grisáceo manto
de hipnos relegado
Al Rincón de
azoradas rupturas.
Padecer así el embelesamiento.
VII
INTERIEUR A LA
FILLETTE. LA LECTURE. (1905-1906)
(Interior con
muchacha. La lectura).
Ver a Matisse,
es contemplar.
Inmóvil, por
las ventanas de un libro
Lee ella lo
acontecido en fuga.
Albedrío de
colores alrededor,
La autarquía de
las formas.
Azafranado
venenoso verdeante esplenden.
Da la libertad
vida a la vida.
Atorbellinado
éxtasis de un eterno presente
En la estancia
del iris.
VIII
MARGUERITE
(1906 – 1907)
¿Qué mira
Marguerite desde la atalaya
de sus negros iris?
Es la realidad
contemplación.
Resalta su
presencia sugestivo resplandecer
Sobre el azafranado hastío.
¿Percibe
Marguerite desde su estático silencio
El indefinido
espacio de la muerte?
¿Qué callan sus
apretados labios tintos
Intimidados por
la atorbellinada gargantilla?
Matriz del
tardeanochecer el doliente azul del vestido
ahoga.
El verde
veranoso antes del sequedal otoño
se estampó
hierático en el cabello de Marguerite.
IX
LA DESSERTE
ROUGE (1908).
(La mesa roja).
Quebranta la
contigua severidad de las horas
El soñar, la
asunción del albedrío.
Gozasa franquía
de la holgura del bermellón
refugiado en el
aposento
ante el
avasallante júbilo exaltatorio
del verdeante
Abril.
Cavila ella
ante los restos del convivio
Oyendo inquieta
la retante risa de la primavera
La poesía de su
luminosidad
en la azulenca
atmósfera.
Abre Aprilis la
ventana de las estancias de Venus
… “Rura fecunda voluptas
Rura Venerem sentiunt”…*
¿La sosegada
paz del recinto de la dama pensativa
Se romperá al
paso de las vernales tolvaneras,
El caos
connatural a Afrodita?
____
*”Fecunda el
placer los campos, sienten los campos a Venus” …
PERVIGILIUM VENERIS (s. II d. C.).
X
LA DANSE. (1909
– 1910)
(Danza).
Las olas con
las fulvas arenas danzan.
Pero si con la
verdad del encantamiento miras
retozan las
flavas Nereidas con la espuma
difuminadas por
la logicidad del envejecido mundo.
Así los
almagrados cuerpos de “La Danse” de Matisse
corporizan el
acaecer del tiempo
con lo más
sagrado de sus somas
-el almaespíritu reducto de la
existencia-
mediante la
ronda de elegantes pasos.
Al través del
glauco césped evocan
el críptico
ritmo de las abismales rocas
corazón del
astro,
las fascinantes
acrobacias de los inmensos círculos
de los divinos
celestes hacedores
en el
azulamatista de la eternidad del ahora.
XI
NATURE MORTE. CAMAIEU BLEU (1909).
(Naturaleza muerte. Monocromía azul)
Tomó Matisse sus azules de los ojos de
Helena.
El cambiante lapislázuli del Urano de las
estaciones
El Zarco de las aguas del Jónico
El cobalto del Egeo
Cuando aburrida de reinar
Sin los escalofríos del amor
Hizo la filosa travesía por la abertura
misma
Separando por la belleza, el Eros, la
libertad
Desde entonces los Hemisferios.
Modelaron por omnisciente vislumbre los
rápidas
-albedrío del poético decir-
La venustez corporal de la Tindárida.
Matisse, el azul de sus iris
En el
tiempo estampó.
XII
POISSONS ROUGES ET SCULPTURE (1911).
(Peces rojos y escultura)
Somnífera quiescencia.
Cinéreo azul el silencio adormece.
Señala la presencia del bullir
el
júbilo de encarnadas flores
precoz coro de apetitosas hojuelas lo
aúpan.
Dormitan los peces en el cinéreo adagio
verdemarino.
Guiñan sólo la quietud los áureos.
XIII
COUP DE SOLEIL (1917).
(Rayos de Sol).
Mediante la buena belleza
Pictórica,
musical, poética
Contemplamos las miradas de Zeus.
Ojos del alma-espíritu donde el mundo desde
siempre
existe.
Revela la buena belleza las grietas de fuga
De
la translúcida estancia
El antireino caliginoso de las
representaciones imperfectas
De los afanosos de ambulantes por las
equívocas heredades.
Da la libertad vida a la vida
oro estático en el ánimo íntimo
escintilante serenidad, afable
éxtasis
tañidos de la bienadanza.
Presente la
buena belleza
La miseria del caos ante el
cosmo
el fulgor de las
tolvaneras del Alma lo arrastra
a la insignificancia.
Revela la buena
belleza uno de los rostros de Zeus
la vida.
XIV
GRETA PROZOR
(1916).
La encantaría
mariposa del tardeanochecer
Vistió con
ascéticos matices
a la veladora del crepúsculo.
Estanció con el
obrizo mezclado a la penumbra
El
aposento del sigilo.
Orbita en torno
a la morada lánguida ventisca
Alienta la
sonancia la ansiosa expectativa.
¿Abrirá el
advenir sus puertas a la dama
Veladora
del crepúsculo?
XV
LES PLUMES
BLANCHES (1919).
(Las Plumas
Blancas).
Quedó sólo la
verdad, el ingrávido ser
de la belleza de la dama
de las blancas plumas.
Del efímero
real, peldaño apenas al perenne
Lampo sueño de
los eidos
En la pintura de
Matisse.
Si el ser de la
palabra en la metáfora sucede
Acá los colores
sobre estepas de nimbos disponen
Las
reminiscentes añoranzas intimas.
Iluminan los
óleos sobre el sacro horizonte rojo
El imaginario
reino de la bella dama.
XVI
FEMME ET POISSONS ROUGES (1921).
(Mujer y peces
dorados).
Da ser al lienzo
la enigmaticidad de la mirada.
Los verdeazules
del pequeño recinto respaldan
La lúdica
sutileza de la fábula.
La melancólica
austeridad de la venerante del silencio
Colma de
excelsitud la detención del entonces.
¿Avizora ella la
fatalidad del después?
Empero, los
colores, los matices, las líneas, las figuras
En el optimismo
de la esperanza el intento fijarán.
XVII
LES YEUX BLEUS
(1935)
(Ojos Azules).
Entre la
existencia y la inexistencia la realidad escintila.
Ya el azul de
sus iris la materia abandonó.
Hereda esa
pasión recóndita llamada eternidad.
Consubstancializada
el último absoluto el almaespíritu
Espejado en la
tela de Matisse.
Comparte ahora
esa transparente sutileza intangible
Con la celeste
esplendidez de un estivo día.
Con el tibio
zarco de los océanos.
Vaga glamoroso
el almaespiritu de la bella dama
Con su mistérico
encantamiento
Por
el polícromo lienzo de Matisse.
XIII
UN ROSE (1935).
(Desnudo rosa)
Calcó Matisse de los ángeles donar alegría.
Térrea mujer dispuesta en azules cuadros
Tal cuando el alma a la beldad desciende.
Abrir prístimo tránsito a la divinidad
absoluta
De
la cosa
A la
imperfecta realidad la más leve brisa
de las horas disipa.
Nombramos azar al sigiloso mandato de las
resonancias
Entusiasmo del espíritu por las esmeraldas
reminiscencias.
Trasfigurada explicitud de las voces de la
ventura
Por
las esenciales pertenencias.
XIX
FEMME DANS
UN FAUTEUIL FOND BLEU ET JUNE (1936).
(Mujer en sillón ante fondo azul y
amarillo).
Hecho con grises nubes del ocaso
El
cuerpo de la serena dama.
Centinela su mirada los lejanos ecos oye
El
cautivante son de los inasibles.
Habitó Matisse, pródigo, la estancia del
color.
En su reino, los verdeselvas, los sombríos
cerúleos,
Los puntuales endrinos, los gráciles amatistas,
Los blondos panales, los bermejos
litorales, las flavas arenas
Los glaucos marinos, la lozanía de la
fronda.
Susurraban a Matisse pictóricos secretos
Las
Divinidades de lo sublime.
A espaldas del anclado erial de las
cotidianidad
Devenían a sus sueños el exaltatorio
horizonte somático
de
Diónysos
el
polícromo hechizante holgorio.
XX
HÉLÈNE AU CABOCHON (1937).
Proveniente del Empíreo de los eidos
al
través de la desestrellada noche abisal
de
las incertidumbres
caen
las señales.
Yace entre las ruinas de las formas
imperfectas
el encanto.
Liberarlo del triste cúmulo aventura
requiere
A
la par de osadía.
Hizo el ser de Matisse el cromático
encanto.
Con él en sus lienzos despliega
Las gamas de la tierra, de los cielos
vesperales
el Occasus Solis.
Entonemos loanzas a HÉLÈNE UA CABOCHON
Al compás del son pictórico.
Palpitan los herbosos verdes, las rayas
coralinas
Los jubilosos jaldes, los precisos
negros/blancos.
La eidética verdad de la belleza trazan.
XXI
LA MUSIQUE (1939).
(La Música).
La Tierra, la más perfecta de las
imperfectas formas
Legada
de los eidos.
Es su almaespiritu el pensamiento.
Pintura/escultura, música, poesía lo
develan.
Estampa la sensible faz de la certeza
Matisse.
Vistió con la escencia del relámpago
ambarina
Amatista
las expectantes.
Atrás, el verdeselva de las amlangas
imponente
La
venustez de la asonancia aprisonaba.
XXII
NATURE MORTE AU MAGNOLIA (1941).
(Naturaleza muerta con magnolia).
Sacro ritual de la mesura en la escena.
La estática esencia del rojo absoluto lo
temporal detiene.
Ensamble con la materia de las sombras los
marices
-morado eros, obrizo Sol, cárdeno
anochecer, verdeselva,
blanca
pulpa del relámpago-
en un tenso ajedrez de quedas distancias
el
arduo deseo.
Atar los pies de los días en el enmarcado
éxtasis
de
una gélida belleza.
XXIII
JEUNE FEMME EN ROSE (1942).
(Joven mejer en rosa).
Llenan
tus blancos ojos la Leticia del morar.
Numen de la Áurea Venus tu imagen
sacraliza.
Ante el nocturnal fondo del lienzo
ilumina tu armonizada cabellera el
esenciante fuego.
Convertidos en vivido corazón tus labios
eje de la visualización de pensar el
sentir.
La gallardía de tu eternal presente
el
taciturno rosa esencia.
XXIV
INTERIEUR AU VASE ÉTRUSQUE (1940).
(Interior con jarrón etrusco).
El ser de Matisse sus lienzos lo revelan.
Acompañan sus pasos la inconfundible luminosidad
mediterránea.
La provocante crudeza de su flora
teñida
con los verdes iris de Medusa.
Por la ventana el deífico color del oro
entra
Esparciendo su veranoso dorado entre las
frutas
la terracota del jarrón
la mesa del habitual sentido del reposo.
Acorraló la exuberancia del mediodía
francés
los azules, los carmines, los violetas
apenas pequeños pálpitos de la floresta
sala.
La embelesada dama de la opalina latitud de
lo sacro
contempla.
XXV
ICARE (JAZZ). 1943.
(Ícaro. Jazz).
Deslumbra el azul de Matisse a Ícaro en la
travesía.
Buscó en la fuga la estructurante Divinidad
del Universo
la
Belleza en sí
substanciarse con el imperio deífico de
Apolo.
Ensambla en su vértigo lo absoluto del
Infinito.
Ese sentimiento terminal de la melancolía
presagioso de la tierra en uno
el rojo círculo de su corazón resigna.
Oirá quedo en el raudo sobrecogimiento
el elegíaco canto de las estrellas
la caída de Ícaro hacia el “moriente die”
su
conversión en lágrimas del mar.
XXVI
DANSEUSE CRÉOLE (1950).
(Bailarina criolla).
Escenifica la danzarina el poema libre
hecho
de sones, airosos ritmos, acrobacias.
Convertidos los vocablos en lúcidos
movimientos detenidos
en
la perennidad del asombro.
Dotó de majestad los versos su fulgor
mirada de estrella.
Escribe con mezclas de vueltas, curvas,
espirales, giros,
recodos,
vértigos
la
bienandanza del verano salvante.
Detrás de los iridiscentes cuadros de
cálidos colores
tal
vez la noche
regusto del deseo en el paladar del alma.
Estancian con bizarría las reviviscencias de la danzarina
lo acaecido en la selvacidad de las
provincias sin tiempo.
Arman sus gritos las estrofas de la rosa
náutica del destino
Cuyo
norte el placer de pensar señala.
INDICANTE: (paginas).
I. Naturaleza muerta con naranjas II………………………….………..................……… 5
II. Naturaleza muerta con jarro azul………………………….………………………........ 6
III. Pastorales………………………………………………….……………………............ 7
IV. La alegría de vivir…………………… …………………….………………………..... 8
V. La ventana abierta en Colliure……………………………….……………………....... 9
VI. Tapices Rojos…………………………………….....……………………………….... 10
VII. Interior con muchacha. La
lectura…………....……………………………………..... 11
VIII. Marguerite …………………………………………………….................................... 12
IX. La mesa roja………………………………………………………………………...... 13
X. Danza……………………………………………………………………………….... 14
XI. Naturaleza muerte. Monocromía
azul…………………………………………........... 15
XII. Peces rojos y escultura……………………………………………………………..... 16
XIII. Rayos de Sol……………....………………………………………………………..... 17
XIV. Greta Prozor………………………………………………………………………. 18
XV. Las Plumas Blancas……………………………………………………………….. 19
XVI. Mujer y peces dorados………..………………………………………………….. 20
XVII. Ojos Azules…………………………....………………………………………….. 21
XVIII. Desnudo rosa…………………………………………….………………………..... 22
XIX. Mujer en sillón ante fondo azul
y amarillo………...……………….…………….... 23
XX. Hélene con broche……………………………………………........……………. 24
XXI. La Música……………………………………………………...………………… 25
XXII. Naturaleza muerta con magnolia……………………………………...………… 26
XXIII. Joven mejer en rosa……………………………………...………………….….... 27
XXIV. Interior con jarrón etrusco…………………………….…………………………... 28
XXV. Ícaro. Jazz……………………………………………..………………………........ 29
XXVI Bailarina criolla…………………………………………………………………. 30
Henri Matisse - biografía
Lubio Cardozo
Henri Matisse - biografía
(1869/12/31 - 1954/11/03)
Henri-Émile-Benoît Matisse
Pintor francés líder del fauvismo
Nació el 31 de diciembre de 1869 en Le Cateau-Cambrésis, norte de Francia, en el seno de una familia de clase media. Fue el mayor de los hijos de un próspero comerciante de granos. Se crió en Bohain-en-Vermandois, Picardie, Francia. En 1887 se trasladó a París para estudiar derecho, trabajando como administrador del tribunal en Le Cateau-Cambrésis después de obtener su título. Comenzó a pintar en 1889, después de que su madre le entregara materiales para el dibujo y la pintura durante un período de convalecencia tras sufrir un ataque de apendicitis. Descubrió entonces su vocación y decidió convertirse en artista decepcionando profundamente a su padre. Su formación es lenta y la alterna con viajes a Londres e Italia. En 1892 abandonó su carrera de abogado y entró en la Escuela de Bellas Artes de París.
Su primer estilo consistía en un convencional naturalismo. Realizó muchas copias de cuadros de los maestros clásicos. Estudió el arte contemporáneo, sobre todo el de los impresionistas, iniciando su propia experimentación. Recibió influencias de Paul Gauguin, Paul Cézanne y Vincent van Gogh, cuya obra estudió con detenimiento desde 1899 aproximadamente. Hasta 1904, período conocido como oscuro, realiza bodegones y paisajes de gran solidez estructural y planos de color, como puede apreciarse en Platos y fruta (1901) y Bosque de Boulogne (1902). En 1904 pinta Lujo, calma y voluptuosidad, en el que sigue el neoimpresionismo, pero ya se anuncia el fauvismo, que estallará en el verano de 1905 en Colliure donde pinta cuadros que todavía siguen de cerca los métodos puntillistas, como Mujer con sombrilla, para alcanzar una libertad y espontaneidad absolutas en otras obras, como Vista de Colliure. Hacia 1905 había producido unas imágenes cuya audacia cromática rompía con todo lo anterior. Entre estas obras destaca Raya verde (Madame Matisse; 1905, Museo Estatal de Arte, Copenhague), un retrato con notas expresionistas de su mujer. Ese mismo año Matisse expuso junto a pintores de la misma tendencia como André Derain y Maurice de Vlaminck. Como consecuencia de esta exposición, el grupo es bautizado como les fauves (literalmente 'las bestias salvajes') por su uso estridente del color, distorsión de las formas y su sentido expresionista en la captación de emociones.
Considerado como lider del radicalismo artístico, se ganó la aprobación de la crítica y de los coleccionistas, como la de la escritora estadounidense Gertrude Stein y su familia. Entre los encargos más importantes que recibió se encuentra el del coleccionista ruso que le pidió unos paneles murales ilustrando temas de danza y música: La Música y La Danza (acabados ambos en 1911; hoy en el Ermitage, San Petersburgo). Desde 1920 hasta su muerte, pasó mucho tiempo en el sur de Francia, sobre todo en Niza, pintando. Se le encargó la decoración de la capilla de Santa María del Rosario en Vence (cerca de Cannes), que terminó entre 1947 y 1951. Durante sus últimos años, se dedicó aldécoupage (técnica de papeles gouacheados y recortados), creando obras de un brillante colorido.
Con la modelo Caroline Joblau, tuvo una hija, Marguerite, nacida en 1894. En 1898 se casó con Amélie Noéllie Parayre, con la que tuvo otros dos hijos, Jean (nacido en 1899) y Pierre (nacido en 1900). Marguerite y Amélie menudo sirvieron como modelos para Matisse. Henri Matisse falleció en Niza el 3 de noviembre de 1954, de un ataque al corazón a la edad de 84 años. Fue enterrado en el cementerio de la Monastère Notre Dame de Cimiez, cerca de Niza.
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Lubio Cardozo (1938) Poeta, ensayista, investigador y crítico literario. Licenciado
en Letras en la Universidad Central de Venezuela, con Postgrado en Investigación Documental en la Escuela de Documentalistas de Madrid. Desempeño diversos cargos en la Universidad de Los Andes en el estado venezolano de Mérida, donde reside. Coordinó la revista Actual de la mencionada casa de estudios. Es reconocida su valiosa labor investigativa en historia, teoría y crítica, con más de treinta títulos publicados. Además es autor de los poemarios Extensión habitual (1966), Apocatástasis (1968), Contra el campo del rey (1968), Salto sobre el área no hollada (1971), Fabla (1974), Paisajes (1975), Poemas de caballería (1983), Solecismos (1986), Poemas (1992), Lugar de la palabra (1993), El país de las nubes (1995), Un verso cada día (1995) y Ver (1999). Toda su poesía ha sido reunida en el volumen La cuarta escogencia (Ediciones Mucuglifo, 2006). Máximo exponente de la poesía ambientalista latinoamericana.