"Los páramos de los Andes son uno de los paisajes más grandiosos de nuestro planeta."
V. Bareschi, Flora de los páramos de Venezuela.
Explica el Diccionario de venezonalisimos en su tomo II (1993) el páramo venezolano de la siguiente manera: "Terreno de la cordillera andina cuya elevación es superior a los 2.800 metros. Se caracteriza por tener vegetación sub-arbórea escasa, lluvias y vientos frecuentes y temperatura inferior a los 12°C. Ocasionalmente se cubre de nieve" (p.376).
Pese a esa definición tan simplista hay otra más vivencial: Cubren los páramos de la Cordillera de los Andes venezolanos, según el científico Volkmar Vareschi recogida en su excelente investigación Flora de los páramos de Venezuela (1970) una franja latitudional extendida desde los tres mil metros sobre el nivel del mar hasta los cuatro mil ochocientos metros, limitado a su ascenso por el comienzo de las nieves perpetuas. Abarca este espacio de la serranía casi dos kilómetros de ancho en el cual se desarrolla un paisaje ecológico de singular belleza conformada por su originalisima flora adaptada a su extremoso clima, junto a ella crece una fauna de vertebrados o invertebrados aunque no tan abundante en especies pero si en el prolífico numero de individuos los cuales - vegetación y zoología - le imponen el sello distintivo a ese hermoso territorio bendecido además por la espectacular visión de los cielos estrellados más transparentes del firmamento y entre ambas magnitudes la fuerte musicalidad del soplar del aire, de las ventiscas, de las llovizna, sumase a ello el policromo juego de las nubes con los disimiles reflejos de la luz solar sobre la cruda roca de las cumbres.
Posee este ámbito altitudinal dos rostros ecológicos dos rostros ecológicos determinados por las dos grandes estaciones climáticas de esos pasajes: la de las lluvias de marzo a octubre con un panorama de fitogeografia dominada por el nutritivo verdor, la transparencia del llover el celeste azul compartido con el blancor de los nimbos, de los cirros, de los nubosos estratos, la otra temporada, la seca, mas corta, de noviembre a febrero, la cual describe V. Vereschi con artística precisión (...) "la region entera resplandece como embriagada de una plétora de flores, el amarillo de los frailejones y de los arbustos de hypericum, el rojo de la castilleja, el azul blanquizo de las lupinas, las estrellas plateadas de las rosetas (...) y centenares de plantas de vivos colores cubren el paisaje entero como uno de los tapices florales mas bellos del mundo" (V.Vareschi, pp. 9-10). Emblematiza la vegetación paramera el genero Espeletia conocido en el lenguaje rural con el nombre de frailejones, importante herbácea usada por la publicidad académica de símbolo conservacionista de los Andes.
La presencia de vertebrados autónomos de las regiones parameras la representan pocas especies aunque si relativamente abultantes en cuanto al numero de individuos lo cual enriquece y embellece el panorama de las altas montañas colindantes de las nieves perpetuas. Ha sipo prestada la información sobre estos hermosos animales habitantes del Andes empinado del clásico libro sobre la zoología venezolana de Eduardo Rohl Fauna descriptiva de Venezuela (1956).
Tal vez el vertebrado mas prolífico, nativo de estos fríos lugares lo representa el nominado ratón musaraña de los Andes (Caenolestes obscurus). Mora este pequeño marsupial en los entornos mas altos de los paramos. Dice Rolh: " En su aspecto exterior se parece a una rata de pelaje blanco suave y de color pardo oscuro en el dorso. En la boca se observa singular conformación de sus labios consistente en dos aletas o rebordes salientes que brotan a cada lado. Su largo mediano es de 22 - 24 centímetros, correspondiente la mitad al cuerpo y el resto a la cola. Se alimenta de insectos, de arañas. Su cabeza es puntiaguda."(Rolh, Fauna. p. 33).
El Orden Incentivoro está representado en Venezuela por la musaraña de Mérida (Cryptotis meridensis). Rohl la describe de la siguiente manera: “Esta pequeña musaraña tiene a primera vista la apariencia de un ratón, y es tal vez el tipo más pequeño entre los mamíferos. Su cuerpo, de tres cm. de largo, sin contar la cola, esta revestido de un pelaje muy corto, suave y aterciopelado de color negro aplomado, sensiblemente más oscuro en el dorso. la cola mide 4 cm. Vive en las quebradas cubiertas de árboles de las regiones parameras, en zonas de cerca de 3.000 metros de altitud, y como es de costumbres terrestres vive en el suelo done encuentra abundante alimentación de insectos, larvas, arañas, lombrices de tierra, etc. Despide un olor especial almizclado debido a la secreción de unas glándulas cutáneas que tiene en los costados." (Rohl, Fauna. pp. 75-76).
Al Orden Cathartiformes pertenece el ave de rapiña más grande del reino animal, el cóndor (Sarcorhamphus gryphus). Durante muchos años los páramos de la Sierra Nevada de Mérida constituyeron sus dominios exclusivos. Luego por una falaz información sobre sus hábitos alimenticios fue sometido a una despiadada cacería hasta casi su exterminio. Hoy se dudad si aun existirán ejemplares en recónditos recovecos de la Cordillera. Escribe Rohl sobre esta ave: "El cóndor es la más grande entre las aves de rapiña , se distingue por la curuncula que corona la cabeza del macho. El color del cuerpo del macho adulto es negro acerado. La cabeza hasta la nuca esta descubierta y de color de carne rojo-marrón. Su largo es de un metro, 1 cm. Con auxilio de sus poderosas alas que mide tres metros de envergadura puede este gigantesco buitre elevarse rápidamente hasta los cinco mil metros de altura. El cóndor se alimenta comúnmente de carroña, es decir de animales en estado de putrefacción. No obstante, ataca además pequeños mamíferos como becerros, carneros"... (Rohl, Fauna. pp. 190-192).
Del Orden Falconiformes el águila negra (Oroaetus Isidori) habita las altas montañas de la Cordillera de Mérida. Precisa su corporeidad Rohl así: "Entre las particularidades más salientes del Croaetus observamos que fuera de su gran tamaño, 80 cm de largo posee un penacho o cresta en la cabeza que se pone eréctil cuando el animal esta incómodo. Tiene grandes patas, y verdaderas garras, extraordinariamente fuertes. Toda la parte superior y la garganta son negro brillante, el inferior color leonado oscuro con listas negras en las cañas de las plumas del pecho." (Rohl, Fauna. p. 207).
También del Orden Falconiformes el gavilán palomero, nativo de las altas y umbrosas selvas de la Cordillera de Mérida en las alturas de la zona subalpina. Alimentase preferiblemente de Palomas y gallináceas. Posee un canto muy original. Señala Rohl: "Por las agradables y variadas coloraciones de su plumaje es uno de los más bellos gavilanes de Venezuela. Su parte superior: cabeza, alas, pecho son de vivo marrón canela; la cola castaño oscuro con cinco listas transversales blancos: toda la parte inferior, resto del pecho y calzones bandeado de finas listas alternando negras y blancas. Patas y región alrededor de los ojos amarillo vivo. Largo total: 38 cm." (ROL, Fauna. pp. 209-210).
Al Orden Caprimulgiformes pertenece la familia Trochilidae: los colibríes. En los páramos andinos venezolanos se dan tres especies de estas maravillosas aves, joyas de la vida silvestre: El colibrí cola de hoja (Ocreatus underwoodii): "Con las dos plumas externas de la cola (rectrices) sin barbas, exceptuando las puntas que terminan en dos plumillas redondeadas; las patas pequeñísimas y cubiertas de plumón. Color verde metálico. Común en las altas montañas y paramos de Mérida, en alturas de más de dos mil metros. (Rohl, Fauna. pp. 276-277).
El colibrí pico largo (Ensifera ensifera): "También de los Andes de Venezuela. Se particulariza por su extraordinario largo pico que mide entre 80 y 100 mm. El largo total del ave es de 23 cm. y su colorido es verde brillante con visos cobrizos." (Rohl, Fauna. pp. 277-278). El colibrí chivito de los páramos. Dice Rohl: "Vive en los más altos paramos en alturas que no bajan de 400 metros en cuyas regiones lo descubrió el botánico Linden en 1845 como la única ave que habita en aquellas frías soledades volando entre las sedosas flores de los frailejones. No es muy pequeños en relación con sus congéneres pues su largo es de 14 cm. Tiene un copetín blanco en la frente así como también un manojito de barbas en forma de chivan. El pico es muy pequeño. Su color es verde oscuro en la parte superior, cabeza negra y en la parte inferior verde oliva. Cola con visos metálicos cobrizos." (Rohl, Fauna. pp. 281-282).
Del Orden Trogoniformes solo la llamada viuda de la montaña o airón (Pharomacrus pavoninus) habita las regiones parameras de la Cordillera de Mérida. Según Rhol ('...) "esta esplendida ave viene a ser entre nosotros el representante más próximo del célebre quetzal, el pájaro emblema de Guatemala. Tiene la parte superior y garganta cubierta de hermosísimo plumaje verde oro resplandeciente, cubriendo elegantemente algunas largas plumas de formas palmadas que salen de los costados sobre los lados de su pecho rojo escarlata vivo. (...) Pico amarillo. La cabeza y sus lados cubiertos de plumas erguidas de color bronceado y formando una especie de moño que cubre la parte del pico. Su largo es de 32 cm. Se alimenta de bayas, frutas e insectos." (Rohl, Fauna, p. 284).
En el Orden Passeriformes se destaca entre la fauna paramera la urraca azul (Cyanolica armillata). Afirma Rohl: "En las montañas húmedas que cubre las altas regiones de la Cordillera de Mérida vive esta bella ave de un hermoso plumaje de color azul jacinto, con excepción solamente de la frente, lados de la cabeza y algunas manchas en la garganta que son negras.
Tiene un largo de 33 cm. es propia de Venezuela." (Rohl, Fauna. pp. 326-327).
La sana ecología de los páramos andinos venezolanos ha sobrevivido gracias a sus naturales defensores: la muy baja temperatura, la presión atmosférica, las ventiscas, la lluvia pertinaz. Significan ellos los escudos protectores de sus vegetales, de sus animales autóctonos. Favorablemente los humanos visitantes de esos altos espacios singularizan la benignidad social: científico, fotógrafos, turistas, pintores, poetas.
Del poemario Alrededor de Lubio Cardozo hemos prestado la inmediata composición lirica.
PARAMO DE LA CULATA
Cuando cerca de ti estuve
cuando al pie de la cóncava serranía obscura
tu roca húmeda, magnifica, toque
cual un sólido pedazo de lo eterno
dije
por aquí anduvo Dios.
Alzada piedra, voz de rotundo silencio
atronadora revelado en tu retante materia.
Mis arenosos restos
en tu más pequeña oquedad cabrían.
Oh sayo de Dios
mi arrogancia, mi sed, mi pensar
perdona.
CONTEMPLANDO LA CORDILLERA
Con el misterio de mis huesos
cuando al pie de ese empinado espacio
yazca
tu testimonio de lo perenne
alentare.
BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:
Diccionario de venezolanismos. Caracas, Universidad Central de Venezuela. Academia Venezolana de la Lengua, 1993. 3 v.
Volkmar Vareschi, Flora de los páramos de Venezuela. Mérida, Universidad de Los Andes, 1970. 429 p.
Eduardo Rhol, Fauna descriptiva de Venezuela (Vertebrados). Madrid, Nuevas Graficas, 1956. 516 p.
Lubio Cardozo, Alrededor. Caracas, La Espada Rota, 2010. 50 p.
Lubio Cardozo # Lenin Cardozo