Constituye el ser de los venezolanos su tierra,
ese maravilloso espacio del Planeta extendido desde la Serranía de Perijá y Los
Andes nativos hasta el Océano Atlántico, desde el Mar Caribe hasta la Amazonía
pertinente, atravesado por la poderosa arteria equinoccial del Orinoco. Ha
andado desde siempre sobre ese entrañable paisaje el venezolano, porta éste
sobre su piel, en su alma-espíritu una historia construida con el valor,
dramática, a veces trágica pero siempre fértil, trascendente, ennoblecida por su
autenticidad.En fin, los territorios
por donde pasó Simón Bolívar con su sueño de una mejor existencia en libertad.
Han acompañado al venezolano en su devenir por
su entrañable geografía la exuberante vegetación, junto a ella la plural y
óptima zoología habitante del orbe selvático, de los Llanos, de las montañas,
de su mar, de sus ríos, de sus lagos y lagunas. Pues bien, la orografía, la
vegetación, los animales silvestres le han impreso un sello singular al
territorio de Venezuela. De ello dan
fehacientes testimonios sobre lo afirmado numerosos científicos foráneos y
nativos investigadores de estos horizontes del saber en torno a nuestro espacio
de región equinoccial, a la cual le dedicó Alejandro de Humboldt más del
cincuenta por ciento de su monumental obra Viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente.
Se
ocupará el presente escrito de una breve disertación sobre un libro (pensado
con nobleza ecológica avant la lettre”) el cual revela de manera exhaustiva,
fervorosa, la fauna de los vertebrados con natural al paisaje nativo: se trata
pues de Fauna descriptiva de Venezuela del Dr. Eduardo Röhl.
Salió
la primera versión de este texto en 1942, impreso en Caracas, por la Tipografía
Americana. En la “Introducción” al volumen afirma categóricamente el autor, en
el primer párrafo: “En la presente obra sobre los vertebrados de la fauna de
Venezuela he procurado reunir una relación y descripción de las especiales
vernáculas más notables del país, seguidas de sus nombres científicos según las
más recientes clasificaciones. Ha sido mi intención preparar en este volumen un
esbozo de nuestra fauna típica escrito en lenguaje fácil, acompañándolo con
narraciones interesantes observadas por los grandes naturalistas que han
escrito sobre la zoología venezolana”.
Se
publica la segunda edición en 1949 en los mismos talleres de la Tipografía
Americana. Merece destacarse en la nueva “Introducción” la vertical vocación
ecologista del autor expresada de manera clara en el último párrafo: “Motivo de
especial satisfacción para mí el haber logrado mis anhelos entre la juventud
estudiosa, despertando en ella con la lectura de mi libro cariño y protección
hacia nuestra fauna tan inútilmente destruida entre nosotros, especialmente las
aves, joyas preciosas que Natura nos reporta
al hombre”.
Se da a la luz la tercera edición en
1956, en Madrid, en la imprenta Nuevas Gráficas de 516 páginas. La presente
disertación se apoya en esta versión, por lo tanto, las citas, referencias
remiten a este volumen de 1956.
La primera ventana del libro se abre
con un excelente estudio y descripción de los pisos climáticos de
Venezuela.Nunca en el país, hasta el
presente, se había expuesto de manera científica a la par de poética una
lección tan brillante, en apenas veinte y dos páginas, sobre los diversos
paisajes paradigmas de la geofitografía nacional: “Cuadros fisionómicos de los
paisajes de las zonas altitudinales de Venezuela (pp. XV-XXXVI).En su ascenso a partir del nivel del mar comprende
los siguientes estratos:La zona
tropical cálida (de 0 a 800 metros), la zona subtropical o templada (800 a 2000
metros), la zona subalpina o fría (2000 a 3000 metros), la zona alpina o
paramera (3000 a4700 metros en el límite de las nieves perpetuas). Refuerzan
con sorprendente acierto las descripciones científicas nueve admirables dibujos
realizados por los pintores y naturalistas de la época Anton Georing y
Ferdinand Bellermann.
Después del preámbulo de los pisos
climáticos con sus perfiles orográficos junto a sus respectivas vegetaciones,
el autor entra de manera sistemática en la exposición de los animales
vertebrados cuyos hábitats allí se hallan: la zoología propiamente. Abre el
capítulo con una sintética definición teórica de los vertebrados, expone a
continuación la clasificación natural de los mismos aceptada hasta el presente:
comprende cinco clases, mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces. A su vez
cada una de estas Clases se divide en Órdenes.
CLASE I. MAMÍFEROS:
Dedica Röhl a la explicación de los mamíferos veinte y dos páginas. Su
definición de los mismos la sintetiza así: “Los mamíferos constituyen el grupo
de vertebrados más perfecto desde el punto de vista humano. Su reproducción es casi
siempre vivípara, alimentando las hembras a sus hijos, en los primeros tiempos
con leche de sus glándulas mamarias, de aquí el nombre de mamífero” (p. 6).
Entra de inmediato el autor en el despliegue detallado, con la sistematicidad
acostumbrada, de cada uno de los Órdenes de los mamíferos. El primero a
estudiar lo constituye el Órden Marsupialis, representado en
Venezuela por tres especies: el rabipelado, el perrito de agua y el ratón
musaraña de Los Andes. Viene a continuación el Órden Primates (los monos).
Encabeza este el araguato. Dice Röhl: Él araguato es el mono más esparcido en
el territorio venezolano y se le distingue fácilmente por su vistoso pelaje
rojoparduzco (p. 36). Se le encuentra tanto en las regiones bajas y cálidas
como en las altas y frías, selvas vírgenes de la Cordillera de la Costa” (p.
37). Hoy por hoy el araguato ha desaparecido de los bosques nativos tanto por
la cacería como por la destrucción de sus hábitats. Agrega Röhl un perfil muy
peculiar del araguato: “Una de las características especiales de este mono son
los fuertes y roncos aullidos que emite principalmente a la salida de la aurora
y en la puesta del Sol, de allí el nombre de aullador como también se le
conoce. En los días obscuros y precursores de las tempestades tropicales se le
oye con más frecuencia. Estos coros lanzados por infinidad de animales se
escuchan a grandes distancias” (p. 37). Asigna Röhl al araguato ocho páginas
acompañadas de ilustraciones como inserta a manera de apoyo citas de Humboldt,
Appun, Goering.De inmediato pasa a
describir Röhl a otros primates habitantes del territorio nacional: el mono
chucuto, el capuchino del Orinoco, el caparro, la marimonda, el cosita, el
cararrayada, el machango, el mono tití, la viudita.
Pertenece el Orden subsiguiente a
los Quirópteros o murciélagos. Únicos mamíferos voladores cuyo rasgo principal
lo establece precisamente una larga membrana aliforme muy delgada extendida a
lo largo del dorso hasta reunir las extremidades posteriores, acondicionada
para el vuelo. Escribe Röhl: “Son vuelos nocturnos o crepusculares. De acuerdo
a su régimen alimenticio los murciélagos se agrupan en dos secciones: los
insectívoros y los frugívoros que se alimentan de frutos (…). Algunas pocas
especies chupan la sangre de otros mamíferos (hematófagos)” (p. 69). De inmediato nombra los murciélagos de mayor
presencia en el País: el murciélago narigudo, el listado, el de alas blancas,
el murciélago pescador, el vampiro grande mordedor, el vampiro rojizo, el
espectro, el atrapa moscas, el vampiro de lanza, el oreja de ratón, el
tricolor.
El Orden de los roedores comprende
tal vez a los mamíferos más simpáticos de los espacios silvestres. Precisa Röhl
su tipología así: “Animales pequeños fitófagos; de pelaje suave y piel
elástica; con dos incisivos largos propios para roer, carecen de caninos;
mandíbula inferior con movimientos laterales; roen con los incisivos, mastican
con los molares” (p. 76). Sólo ocho especies señalan este Orden en la zoología
vernácula: el conejo de monte, la ardilla o ardita común, el puerco espín, el
puerco espín blanco, el chigüire, la lapa, el acure de monte, la casiguara. “El
Chigüire es la especie mayor de todo el género de los roedores. Su largo medio
es de un metro. Vive reunido en bandadas en los márgenes de los ríos, lagunas,
pantanos de nuestros llanos en cuyas húmedas orillas cubiertas de altas hierbas
y otras vegetaciones encuentran su alimentación” (pp. 80-81).
El Orden inmediato, los carnívoros, agrupa a los
mamíferos mas respetables de las montañas, de las planicies arbóreas, por sus
fuerzas físicas y su ferocidad. Alimentanse exclusivamente de carne de otros
animales vivos. La mayoría es terrestre, otros arborícolas, algunas especies se
les ubica como semiacuáticos. Su deambular lo realizan con preferencia durante
la noche. El jaguar ocupa por su tamaño, su fuerza, su agilidad el lugar más
importante entre los carnívoros de nuestro país. Tiene un largo medio de dos
metros desde la nariz hasta la punta de la cola. Color rojizo amarillo obscuro
con manchas circulares negras. Hoy en día va en camino de extinción. Otros
felinos de hermosa prestancia los representan el
puma, el cunaguaro, el manigordo, el gato montés. Dos especies conforman los cánidos silvestres nativos: el zorro
común y el perro grullero. Otro sector lo integran la comadreja, el hurón, la
nutria, el mapurite. Sobre éste refiere Röhl una afirmación de Adolfo Ernst:
“Son animales de una forma y aspecto bonito, pero tienen un arma de defensa que
es más poderosa que el cuerno del búfalo o la garra del jaguar: un líquido de
olor sumamente desagradable que es segregado por dos glándulas anales muy
desarrolladas” (p. 106). Este líquido lo dispara en forma de chisguete cuando
se ve atacado por sus enemigos. Con sentido ecológico da Röhl esta importante noticia:
“El mapurite es uno de los más activos destructores de serpientes (ofiófago)
además de ser inmune a cualquiera de los venenos, por tóxicos que sean, de las
culebras del país. En el Brasil, donde se ha estudiado esta particularidad, se
tiene a ese animal entre las especies protegidas” (p. 107). Finalmente se
ofrecen los nombres de otros carnívoros en relativo peligro de extinción: el
cuchi cuchi, el zorro guache, el cangrejero, el oso frontino.
A continuidad, el Orden Edentados.
Röhl los precisa cual “mamiferos que carecen de dientes o poseen solamente
molares sin raíces ni esmalte; de piel cubierta de pelos ásperos, algunos otros
de piel ósea relacionada con una epidermis córnea” (p. 121). Recoge al respecto
las especies concurrentes en la zoología nativa: el oso hormiguero o palmero,
el oso melero, la pereza, el cachicamo, el cachicamo gigante o cupa, este
peculiar de las selvas de Guayana, mide medio metro incluida la corta cola.
El Orden Cetáceos, “mamíferos de
gran tamaño, de vida acuática, con respiración pulmonar, carecen de
extremidades abdominales; aberturas nasales en la parte superior de la cabeza,
epidermis muy gruesa exenta de pelos” (pp. 130-131). En las aguas del país este Orden lo encarnan
sólo tres especies: la tonina del Orinoco, el delfín, el cachalote o ballenato.
Una sola especie representa en
nuestro territorio el Orden de los Imparidigitados, “mamíferos ungulados, es
decir con pezuñas que envuelven la extremidad de los dedos” (p. 134), la famosa
danta o tapir.
El Orden Paradigitados pose en Venezuela pocas
especies de las cuales se destacan la báquira o báquiro, el venado matacán, el
venado caramerudo.
Del último Orden de los mamíferos,
los Sirénidos, escribe sobre el particular Röhl: “Pequeño grupo de mamíferos acuáticos
(…), de cuerpo pisciforme, piel desnuda, con aletas anteriores, aletas caudales
horizontales. Son herbívoros; viven en los grandes ríos” (p. 145). El manatí
encarna la única especie de este Orden en Venezuela, singular animal silvestre
en real peligro de extinción.
CLASE II.
AVES: Resumo la definición de Röhl de la siguiente
manera: cuerpo cubierto de plumas: solo ellas tienen el don del canto:
constitución física diseñada para el vuelo: esqueleto liviano, huesos llenos de
aire (neumáticos); sacos de aire repartidos por el cuerpo (p. 149). Para su
estudio Röhl continúa con la disposición por Ordenes: Orden Tinamiformes:
Comprende a las llamadas gallináceas. Se hallan en Venezuela las especies
conocidas como la gallina azul, la pocha, la soisola, la gallina de monte, la
gallina cuero.
Del Orden Colymbiformes: el patito zambullidor.
Del Orden
Pelicaniformes: el chicuaco, el pájaro vaco, la garza blanca, la garza morena,
el pato cuchara, el gabán, el garzón soldado, el tautaco, el tarotaro, el
corocoro, la garza paleta, el flamenco (en peligro de extinción).
Del Orden
Anseriformes: el pato real, el pato carretero, el pato güiriri, el aruco, el
chicagüire.
Del Orden Cathartiformes: el cóndor (casi extinguido en Venezuela),
el rey zamuro, el zamuro, el oripopo.
Del Orden Falconiformes: el caricare, el
chupacacao, el gavilán habado, el gavilán macagua, el gavilán colorado, el
gavilán tejé, el gavilán tijereta, el gavilán primito, el águila arpía, el
águila negra, el gavilán azul, el gavilán palomero, el águila pescadora, el
halcón primito.
Del Orden Galliformes: el paují de copete, el paují copete de
piedra, la camata, la guacharaca, la pava de monte.
Del Orden Odontoforidas: la
perdiz, la chechena. Del Orden
Gruiformes: el carrao, el gallito de monte, la cotara, la gallineta de agua, la
tigana. Del Orden Charadriformes: el gallito de laguna, el alcaraván de
corbata, la viuda, el guanaguanare, el pico de tijera. Del Orden Columbiformes:
la paloma turca, la paloma de garantilla, el pichón de montaña, la guacoa, las
tortolitas. Del Orden Psitciformes: las guacamayas, el loro de penacho, el
guaro, el loro real, el calzoncito, el perico cara sucia, el perico amarillo.
Del Orden Cuculiformes: el garrapatero, el saucé, la piscua. Del Orden
Strigiformes: la lechuza blanca, el titirijí, la lechuza orejuda, el mochuelo,
el currucucú, la pavita. Del Orden Caprimulgiformes: el guácharo, el nictibio,
el aguaitacaminos, la golondrina montañera,
el colibrí cola blanca, el colibrí de hoja, el chivito de los páramos. Del
Orden Trogoniformes: el airón, hermoso pájaro habitante
de las selvas umbrías de la Sierra Nevada de Mérida, muy parecido al quetzal.
CLASEIII. REPTILES: Conceptualízalo Röhl así:
Vertebrados de sangre fría (…) Cuerpos
cubiertos de escamas o escudos, tienen cuatro patas cortas o se arrastran por
el suelo, de ahí el nombre de reptiles (del latín rapere)” (p. 365). Del Orden
Crocodilinos singularizan tres especies: el caimán del Orinoco, el caimán
americano, la baba. Del Orden Lagartos (Saurios): el camaleón criollo, la
iguana, el mato de agua, el mato real, el cotejo, la lagartija, el limpiacasa,
el tuqueque enano, la culebra de dos cabezas. Del Orden Ofidios o serpientes:
la culebra de agua o anaconda: “Su enorme tamaño de más de ocho metros de largo
la coloca entre las serpientes más grandes del mundo (pp. 384-386), la
tragavenados o macaurel, la cazadora o tigre, la verdegallo o lora, la sapa, la
ratonera, la bejuca, la coral venenosa, la coral no venenosa, la cascabel:
“Esta terrible serpiente es de las más abundantes en nuestro país, propia de
las regiones cálidas, posee un apéndice córneo llamado cascabel situado en el
extremo de la cola el cual agita incesantemente cuando va a acometer su presa.
Gracias a ese singular ruido que alerta al hombre de la proximidad de tan
temida culebra los accidentes no son tan frecuentes” (pp. 397-398); la macagua
o guayacán, la mapanare o cuaima concha de piña. Del Orden Quelonios o
Tortugas: Patentes en Venezuela las inmediatas especies: el morrocoy, la
jicotea, la tortuga de carey (a riesgo límite de extinción), la tortuga verde,
la caguana, la arrau o tortuga del Orinoco, el galápago.
CLASEIV. ANFIBIOSO BATRACIOS: Aclara Röhl
con sencillez la especificidad de estos animales: Grupo de vertebrados
conocidos vulgarmente por ranas, sapos, salamandras. Su particularidad más
importante: viven la primera etapa de subida en el agua como los peces
respirando por branquias, después de una metamorfosis pasan a la edad adulta,
respiran por pulmones, adquieren patas, pasan a la vida terrestre. Al Orden de
los Anuros pertenecen las inmediatas especies nativas: el sapo común, el sapo
de celdas, el sapo rayado, la rana cantora, la rana lechera, la rana marsupial,
la rana platanera, la rana cornuda, la rana verde acuática. Del Orden Urodelos
sólo se conoce una especie en Venezuela, la salamandra. Del Orden Apodos: la mal
llamada culebra de dos cabezas (diferente a la mencionada en párrafos
anteriores).
CLASE V. PECES:
Explica Röhl: “Los peces son vertebrados que viven exclusivamente en el agua,
tanto dulces como saladas. Cuerpo cubierto de escamas dérmicas o escudos óseos.
Respiran por branquias. Sus extremidades, se encuentran convertidas en aletas o
remeras. Su sangre es roja pero fría”(…) (p. 434). En el orden Ciclostomos sólo
se ubican las lampreas. Al Orden Salacios pertenecen el tiburón azul, el cazón,
la tintorera, la gata, el tiburón carite, el pez martillo, el pez sierra, la
raya, el chucho, la manta, el temblador de agua salada. Del Orden Teleósteos:
el sábalo, el macabí, la aguja, el bagre rayado, la morena, el caribe, el
temblador, la guabina, el corroncho, la palometa, el pavón, el laulau, el
morocoto, la sapuara, el caballito de mar, el lebranche, la picuda, la lisa, el
atún, el bonito, el carite, el volador, el pez espada, el jurel, la anchoa, el
mero, el róbalo, el pargo real entre muchos otros.
Finalmente: Este libro de Eduardo Röhl constituye sin
lugar a dudas un esfuerzo titánico, un registro exhaustivo de la fauna
vertebrada de Venezuela, descrita con respeto científico, con vocación
ecologista. Un libro escrito con sentido patriótico. Obra valerosa en la
defensa de los espacios naturales de la flora, de la fauna terrícola, fluvial,
marina, aérea de esta región equinoccial llamada Venezuela.
Nombres de científicos quienes con
sus estudios respaldan esta obra del Dr. Röhl: Alejandro de Humboldt, Aimé Bonpland,
E. Miller, Adolfo Ernst, James M. Spense, Eugene L. Simón, Hermann Karesten,
Carl Sachs, F. Appun, J.J. Linden, Alfredo Jahn, K. Moritz, Augen André, A.
Fendler, W.H. Phelps, Marco Aurelio Rojas, N.J. Joaquín.
Lubio Cardozo / Lenin Cardozo
Eduardo Amadeo Röhl Arriens
El 23 de diciembre de 1956 Eduardo Röhl le envió una carta de agradecimiento a William Phelps padre, por el “X-mas gift” que recibiera de su parte para esa Navidad. Se trataba del libro sobre la avifauna de las Indias Occidentales Holandesas escrito por el Dr. K. H. Voous De Vogels van de Neederlandse Antillen de cuya revisión derivó la pregunta en perfecto inglés:“¿Por qué no fueron incluidos el Coragyps atratus foetens y el Cathartes aura en esa publicación?”, interrogante originada por su interés y predilección por este tipo de aves. El remitente prosigue: “… es el ave conocida en español con el nombre El Zamuroque come bailando, expresión muy vernácula del llano venezolano. A lo que su estimado Bill le contestó: “Not on islands” ("No en las islas").
Estos singulares descubrimientos en la correspondencia archivada por Phelps padre, nos recrean la profunda amistad entre dos hombres de ciencia, queno solo estaban unidos por la búsqueda del conocimiento sino también por la camaradería, el buen humor y su afición por las mascotas. Ejemplo de ello, lo constatamos en otra misiva, donde Röhl desde Alemania comparte con Phelps la congoja por la perdida de su perrita, hasta el punto de sospechar que su quebranto físico es a causa de ese desconsuelo[3].
Eduardo Röhl nació en Caracas el 15 de mayo de 1891, era descendiente directo por línea materna del General Rafael Urdaneta y del General Francisco Avendaño por parte de padre, ambos bisabuelos gestores independentistas de nuestro país[4].
En la Universidad Central de Venezuela revalida el título de Topógrafo en 1934 [1], que obtuviera en la Escuela Técnica de Hannover en 1914, luego viaja a Alemania para obtener su grado doctoral. Previamente,había intentado estudiar en el país germano pero la Primera Guerra Mundial lo impidió[8], obligándolo a regresar a Venezuela para convertirse en uno de los científicos venezolanos más polifacéticos que haya vivido en el siglo XX. No solo se destacó como físico, astrónomo, meteorólogo, climatólogo y cartógrafo sino que también incursionó en el ámbito geográfico, histórico y ornitológico. Röhl investiga y explica las maravillas que la Naturaleza nos ofrenda en una tesonera y fructífera labor científica.
Redactó la primera revisión bibliográfica ornitológica de Venezuela[11] dando pie a que Phelps padre prosiguiera con la investigación acuciosa de la historia de los primeros colectores de aves en el país hasta 1944 [9].
En 1934 fue Sub-Director del Observatorio Nacional de Caracas[5]. Otro logro que se le atribuye es la organización y catalogación de los museos nacionales[1] y precursor de la sistematización de los registros climatológicos del país[7] .
Asumió la Dirección del Observatorio Cajigal en 1941 después del periodo de Francisco J. Duarte, donde su gestión alcanzó el mayor reconocimiento por enrumbar este recinto hacia su progreso y modernización hasta lograr posicionarlo como la referencia astronómica venezolana por excelencia. Además, solicitó en Alemania los equipos para iniciar un observatorio astronómico completo en Mérida conocido actualmente como Centro de Astronomía “Francico J. Duarte”, donde se realizan importantes aportes en investigación y docencia [1,13]. Con el fallecimiento de Röhl en Hamburgo en 1959 y la situación política originada por el derrocamiento de la dictadura pérezjimenista, se detuvieron momentáneamente los avances de la construcción de las cúpulas y edificios del Observatorio[7] hasta que se redefinió la operatividad, equipamiento y personal del instituto en las décadas del 60 y 70 acorde con la línea de investigación de las Universidades en este campo y la supervisión de la Armada venezolana sobre quien recayó la responsabilidad de los destinos del Observatorio.
El Sillón XX le es asignado como Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales en 1933 y este mismo año es Fundador y Presidente de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales [1].
Cuando William H. Phelps fue incorporado como Individuo de Número de la Academia, le correspondió a Röhl darle la bienvenida en el acto solemne, en cuyo discurso expuso la curiosa coincidencia sobre los inicios de los estudios ornitológicos venezolanos del Barón Jacquin y Phelps al seleccionar ambos como sitio geográfico para la colección de aves [10] a Cumaná, la primogénita del continente.
Röhl es el autor de dos importantes obras para la ciencia en Venezuela, como son: Fauna descriptiva de Venezuela y la Historia de las Ciencias Geográficas de Venezuela. Recibió numerosas condecoraciones, entre ellas: el Doctorado Honoris Causa de las Universidades de Puerto Rico, Central de Venezuela y Hamburgo, y la Orden del Libertador en el grado de Comendador. Fue miembro de diversas asociaciones científicas nacionales e internacionales ejerciendo funciones directivas o como miembro honorario [1].
Las colecciones de aves del cerro El Ávila fueron georeferenciadas gracias al mapa de “Caracas y sus alrededores” elaborado por Röhl. Alberto Fernández integrante de la Colección Ornitológica Phelps, relata en el cuaderno de campo de la expedición a El Ávila del año 1939 que el Campamento del Dr. Röhl era frecuentado para pernoctar y seguir el camino hacia sitios ubicados en diferentes cotas de altura [6]. En muchas oportunidades fue el emisario de Phelps ante las autoridades del American Museum Natural History, el British Museum, Smithsonian Institute y Museo de Historia Natural de Hamburgo. En reconocimiento a los méritos científicos del Dr. Röhl, Zimmer y Phelps padre describen una subespecie de Carpintero con su nombre: Picumnus squamulatus rohli [12].
Alcanza la Flora vernácula de Venezuela, a
esta fecha del 2018 más de treinta mil especies entre árboles, arbustos,
hierbas, helechos. Cuando Henri Pittier público su obra Manual de plantas
usuales de Venezuela en 1.962 (Caracas, litografía del comercio con
cuarenta y dos ilustraciones de paisajes específicos junto con fotografías de botánicos
vinculados al país) el registraba en ese
momento, resultado de sus investigaciones, seis mil ochocientas especies.
Develaba para el conocimiento de la nación
este primer informe sobre la rica flora nativa cuya
detallada descripción, planta por planta, ocupa en buena medida el corpus
central del libro. Significaba esta parte del volumen el apoyo de la compleja
tesis desarrollada a lo largo del texto: su laborioso estudio sincrónico del
estado de la fitogeografia del país en su estrecha relación con la gente
habitante de esos paisajes, con la economía, con la agricultura, la medicina,
la industria maderera, con la salud de la tierra en su dinámica con la vegetación,
la vital situación de los grandes espacios naturales desde la perspectiva de la
defensa conservacionista de los mismos.
Para el presente escrito se trabajó con la
segunda impresión de esta titánica obra de Henri Pittier: Manual de Plantas
usuales de Venezuela y su suplemento (Caracas, Fundación Eugenio Mendoza,
1.970 (p. 620). Incluye la brillante presentación del Dr. Eduardo Mendoza, el prólogo
del profesor Francisco Tamay, el prefacio del autor. Por ello todas las
citas, referidas en las presentes páginas remiten a esta edición de 1.970).
Abre esta exigente obra de Pittier con una
exhaustiva INTRODUCCION dividida en tres partes: I.- La pormenorizada historia
de las investigaciones botánicas en el territorio nacional. A continuación
menciona los aportes de los botánicos visitantes desde el periodo colonial,
Humbolt, Bonpland, Loefling, Mortz, Wagener, Appun, Jose Maria Vargas, Karsten,
Fender, Spruce, A. Ernest, Alfredo Jahn, junto a otros. II.- Un esbozo de la distribución
de las plantas en Venezuela de acuerdo al clima, la topografía, los diversos
tipos de selvas (xerofilas, veraneras, pluviales), las sabanas y los páramos,
las formaciones especificas (manglares, médanos), las fajas altitudinales
(caliente, templada, fría). III.- Explica aquí el sentido de las frase “plantas
usuales”: las útiles a la sociedad, agrupadas en económicas (alimenticias,
forrajeras, medicinales, fibrosas, oleaginosas, resiniferas, ornamentales,
madereras), las plantas daninas (venenosas, malas hierbas.
Edita en 1.939 Henri Pittier el Suplemento
a las plantas usuales en Venezuela
(Caracas, Elite). Aclara en el primer párrafo la intención de este nuevo
texto botánico ecológico. “Desde entonces – se refiere a su primera obra de
1.962 – se han hecho enormes progresos en cuanto a la investigación de la flora
de Venezuela, y prueba de ello es la copiosa lista de nuevos nombres
vernaculares que damos a continuación” (p. 483). Este Suplemento se insertó después al final de esta edición
n la cual apoyamos este escrito. Consta dicho opúsculo de: I) “Introducción”;
II) “Acerca de la distribución de las plantas en Venezuela”; III) “Factores que
influyen en la distribución de nuestras plantas”; IV) “Origen y evolución de la
Flora”; V) “Pisos bióticos y pisos climáticos”; VI) “Las formaciones vegetales
(xerofilas, biográficas, hidrófilas, halófilas)”. Prosigue más adelante con las
“Adiciones a los nombres vernaculares”
con lo cual acrecienta Pittier su estudio de las plantas con más de quinientas
nuevas especies. Cierran este suplemento el “Indice de los nombres científicos
y sus equivalentes vernáculos” junto con “Publicaciones recientes relacionadas
con la Flora venezolana”.
Agrego a esta breve disertación las
siguientes frases de Henri Pittier para ratificar el sentido pertinente de su
estudio, tomadas del Suplemento: (…) “no hemos pretendido al escribir
las Plantas Usuales dar una flora de Venezuela, sino simplemente
enumerar por sus nombres vernaculoslas plantas que desempeñan algún papel en la
economía del pueblo venezolano, indicando al mismo tiempo sus usos o sus
propiedades reales o imaginarias”
(p.512). Concluyo con estas hermosas líneas del científico sobre el reino
vegetal nativo: “Volúmenes serían necesarios para hacer una descripción
completa de las bellezas y singularidades de la admirable naturaleza vegetal de
este país” (p.511).
En 2001 Lubio Cardozo, mi padre edita un
pequeño poemario en su memoria de Henri Pittier rotulado Arboreos (Mérida,
Erato); se copia de ese cuaderno el poema dedicado al Árbol guarupa
(Jacarandaobtusifolia).
GUARUPA
Cuando la magnífica
fiereza del hermano sol llega
La guarupa
enuncia su ser y su destino.
Allá donde
la canicula arranca la inocutable voz del amor
y los ríos
encubren en el mutismo de sus aguas.
Encarna la
guarupa la impudicia de la luz de mayo,
sus flores
parecieran revelar la incertidumbre,
miden en
cada florescencia los dones de la gracia,
dan
respuesta al pálpito
cuando
alabada por el coro del silencio
enciende
su holgorio solferinirio
cirio
morado contra el extendido gualda triste
en esa
mensura al paso del tiempo.
===0===
Henri Pittier
Ingeniero, naturalista y botánico. Realizó sus estudios en la Universidad de Jena (Alemania), donde se graduó de ingeniero civil en 1885. Ejerció su carrera como profesor de ciencias naturales en el colegio de Château d'Oex y luego en el departamento de Geografía de la Universidad de Lausanne. Después de viajar por el Mediterráneo y el Cercano Oriente, en 1887 se estableció en Costa Rica donde dirigió el Instituto Físico-Geográfico, que incluía una estación meteorológica, un servicio de geografía y un museo de ciencias naturales; también publicó el Boletín de ese establecimiento científico.
Además de estudiar la flora y la fauna de ese país, intervino en los levantamientos cartográficos y en la delineación de carreteras y vías férreas. En 1901, llamado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, realizó trabajos de campo sobre botánica tropical en México, Guatemala, Panamá, Colombia y Ecuador. En 1913 realizó su primera visita a Venezuela como asesor para la instalación de una escuela de agricultura; en vista de que sus observaciones no fueron aceptadas, resolvió regresar a Washington. Posteriormente volvió a Venezuela en 1917 y a partir de 1919, se instala definitivamente en el país. Entonces a la edad de 62 años comenzó de nuevo su labor como botánico, conservacionista, fitogeógrafo y educador. Entre sus discípulos se destacan Tobías Lasser y Francisco Tamayo. Elevó de 2.000 a 12.000 las fichas catalogadas en el Herbario Nacional, hoy Instituto Botánico. Suyo es el mérito de haber logrado la creación del Parque Nacional, al norte de Maracay y que hoy lleva su nombre. Fue fundador de las revistas Museo Comercial y del Boletín Comercial e Industrial. En octubre de 1931 ocupó la dirección del Observatorio Cajigal hasta 1933. En ese breve tiempo, con el apoyo de Alfredo Jahn, quien lo había recomendado, logró de parte del Gobierno Nacional la adquisición de nuevos instrumentos. Sin embargo, sus trabajos se especializaron en observaciones meteorológicas. Su crítica al estado en que encontró esa institución le hizo entrar en conflicto con el Colegio de Ingenieros del que fue miembro honorario. A partir de 1936, fue jefe del Servicio Botánico del Ministerio de Agricultura y Cría, cargo que ocupó hasta sus últimos días. Autor de cerca de 290 trabajos publicados en revistas de diversa índole, su principal obra, Manual de las plantas usuales de Venezuela (1926) ha sido reimpresa 3 veces. También dedicó su atención a estudios etnográficos y lingüísticos de los indígenas de Centroamérica y Colombia.
Revela la
diversidad de impresos contentivos de estudios sobre las plantas del trópico
escritas por Jesús Hoyos el esfuerzo titánico de un gran científico de la botánica
quien dedicó su vida profesionala la investigación
de: los vegetales superiores (faneromas,
espermatofitas, angioespermas, gimnopermas) del Nuevo Mundo, mas también a su divulgación
extensiva hacia el lector culto interesado en esa temática o sencillamente
amoroso de los árboles, de las hierbas, del vital verdor de la naturaleza.
Aunque Jesús Hoyosnunca taxativamente
lo dice, sin embargo de su abundante bibliografía sobre el particular se puede
deducir una teoría de perfil ecologista cuyo concepto nuclear podría resumirse así:
lo ornamental es un argumento salvante de las plantas; divulgar copiosamente la
ornamentalidad de los árboles, de las hierbas cual un valor estético de
enorme importancia para los espacios interiores (domésticos), espacios
exteriores (públicos) partitivos de belleza, de relax, de esparcimiento , diversión,
entretenimiento, alegría, recreo; ello contribuiría a la propagación, a la reproducción,
masiva de muchísimas hoy en peligro de extinción ( entre los arboles la caoba,
el araguaney, el cedro, el apamate , el cereipo, el bucare, el urape, el
saquisaqui, el caro, el samán, entre tantísimos mas ).
Constituye
pues la ornamentalidad un valor estético de subsistencia de los vegetales
radicalmente enfretando al comercio de la madera, de los aserraderos, lo cual
equivale a su destrucción terminal sin sustitución de ningún equivalente. La
ornamentalidad de las plantas las salva, el mercado e la madera las aniquila.
Frente el deshacer de los bosqueshacer
bosques. La salvación del árbol puede ser su belleza, el valor monetario de la
madera significa su muerte. Ornamentalidad : estética y poder para actuar. Dedico Jesús
Hoyos a la botánica – la “ scientia amabilis” – más de doce impresos de
respetable volumen cada uno, en todos resalta su vocación por la arboricultura a
la par de destacar la sanidad espiritual de la hermosura de la frondosidad.
Registro, al alcance de mi información, estos títulos: Arboles cultivados en
Venezuela (1.974), Los Arboles de Caracas (1.976) , Las heliconias o
riqui-riqui venezolanas (1.975), Flora
Tropical Ornamental (1.978), Palmas Tropicales cultivadas en Venezuela (1.985),
Frutales en Venezuela (1.994) , Arborización de centros urbanos, Arboles
Tropicales ornamentales, Guía de Arboles de Venezuela, Plantas ornamentales de
Venezuela.
Estudiará
este escrito, entre los libros ya mencionados, solo uno por ser obra paradigmática en la sistematización del
contenido a la par de la exhaustiva riqueza
informativa : Flora Tropical Ornamental (Caracas, Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, 1.978. 430 p.
Profusamente apoyada con las fotografías pertinentes de las formas, de los colores, del vegetal).
Aportan las tres palabras del nombre del
libro las claras premisas de “ Flora tropical” ubica su corpus botánico
(conjunto de plantas de un país o región
) en la enorme faja latitudinal del Planeta
comprendida entre los dos círculos
terrestres paralelos a la línea ecuatorial circuyendo
el globo terráqueo: el trópico de Capricornio del hemisferio austral (
al sur del Ecuador) . Flanqueados por
los océanos Atlántico, Pacifico. Nomino Alejandro de Humboldt ese
extenso territorio “ Las regiones equinocciales del Nuevo Continente”
por el importante indicativo de la
igualdad en su duración de los días y
las noches. Uso Andrés bello para ese espacio latitudinal el apelativo
de su poema LA AGRICULTURA DE LA ZONA TORRIDA publicado en 1.826 en la. Revista Londinense Repertorio
Americano; saluda esa divina extensión
en sus cinco celebres primeros versos,
Que al sol enamorado circunscribes
el vago curso, y cuanto ser se anima
En cada vario clima,
Acariciada de su luz, concibes ¡”
(…)
Ocupan las
Florestas de Venezuela, Colombia, Brasil,
favorablemente, el vasto perímetro nuclear del trópico novomundano. Finaliza el rotulo
del libro de Jesús Hoyo con el vocablo “ornamental”, el cual, como ya se expresó utsupra,
ratifica su teoría ecologista de salvar
las plantas al exaltar el valor de su belleza, ofrecer la estética de los árboles para enriquecer la
salud espiritual contra la fealdad del ecocidio
de los arboricidas. Sustenta su teoría de lo ornamental el respaldo de
magnificas ilustraciones fotográficas realizadas con admirable virtuosismo artístico.
Estructura Jesús Hoyos este libro de cinco macro
capítulosa)Flores (hierbasfloriculas);b) arbustos; c) trepadoras; d) palmas; e)arboles. Subdivide luego estas 5 secciones en
sesenta y ocho familiasbotánicas para
colocarcientíficamente lastrescientassesenta y cinco especies descritas. Explica Hoyos en su exposición así:
“ Encada descripción se señala la
familia botánica nombre vulgar más
usual, nombre científico, origen de la planta, distribución, hábitat, valor de
horticultura, forma de propagación,, requerimientos o exigencias de la planta,
etc., y terminamosindicando los usos más
apropiados desde el punto de vista ornamental” (p. 17). Refuerzan el“Salve, fecunda
zona, ordenamiento
informativo tres importantes índices;
I.- Orden alfabético de familias; II.- Orden alfabético de nombres
comunes III.-Orden alfabético de nombres científicos. Concluye el volumen con el “Glosario de algunos términos botánicos; La Bibliografía”.
Se ha hecho
una apretada selección de las planta registradas por Jesús Hoyos en los cinco macro capítulos, de acuerdo a tres
criterios: su autoctonía (nativas) junto
con la probada fecundidad (de fácil reproducción) y la durabilidad (larga vida). FLORES (hierbas floriculas):
siempreviva, eucare, los veridos lirios,
buenastardes, las diversas calas, caladio, las multiples dieffenbachias, una de
danta, junquillo, dama de noche, capacho,
suelda con suelda, vedelia, salvia, las
varias heliconias (riquiriqui), nenufar, bora, petunia, cariaquito,
guanasna, TREPADORAS: los numerosos
jazmines, las malangas, tango o zarcillo, palo negro, jalisco, trinitarias,
bellisima, copa de oro, ARBUSTOS: cayena, camarón, los variados crotos, pavón,
san juan, tuna, amapola, retama, fresnillo, bleo, guamacho, clavellina, melero,
lechero, semeruco, granado (el criollo), ixora, viudita, los múltiples chaparros,
garbancillo. PALMAS: chaguaramos,
corozo, macaguita, pacaya, palma
de abanico, carata, coroba, coquito. ARBOLES: los varios bucares, naranjillo, merey,
totumo, abey,, guarupa, araguaney, y similares, apamate, acapro, los muchos castaños,
ceiba, sibucara, guatacaro, pardillo, caujaro, urape, dividivi, los
diversos canafistolos, yao, copaiba,
algarrobo, paniagua, toco, bototo, copey, cedro, caobo, tiamo, los diversos
cujies, los guamos, carbonero, cuchiban, masaguaro, orore, la rica variedad de
higuerones, (o matapalos, cauchos), guayabo, trinitaria arborea, anima, roble,
drago, uvero de playa , palo maria, ponsigue, merecure, mamon, parapara,
cotoperis, guasimo, camoruci, vera, guayacan.
Ofrecese,
finalmente, al lector amoroso de la ecología botánica, un ejemplo de la manera de explicar de Jesús
Hoyos la especie vegetal siguiendo las pautas expositivas de su predecesor
Henri Pittier, así: Nombre vernáculo – Nombre Científico, Familia Botánica, Descripción,
Uso. Se escogió para el caso un árbol, el urape blanco (p. 325).
“URAPE BLANCO. Bauhinia megalandra. Griceb. CAESALPINACEA (LEGUMINOSAE)
(…) Arbol autoctono, mide de 5 hasta
12 m. de alto; tronco corto, copa frondosa y extendida. Hojas divididas en su ápice
hasta más o menos un tercio de su longitud. Flores Blanca, en racimos
terminales o solitarias, con el cáliz ligeramente curveado; sépalos dispuestos
en forma de espata; suelen estar presente entre los meses de Octubre a Febrero.
Frutos en legumbres comprimidas, de hasta 25 cm. De largo por unos 3 cm e
ancho. Se produce por semilla; presenta crecimiento bastante rápido; su sistema radical es profundo y es árbol de
vida bastante larga. USOS: como
ornamental es apropiado para jardines, parques y calles de las
ciudades.”
Cierro esta
breve disertación sobre el libro de Jesús Hoyos y su tesis ecologista de la
ornamentalidad con una composición lirica de mi padre, el poeta Lubio Cardozo,
sobre el respetable señor del reino vegetal de los Andes de Mérida de Venezuela,
el “bucare”.
BUCARE
Cuando el Verano despliega todas sus
fuerza recónditas
Sales de tu silencio con la voz
grana
Te levantas entonces cual cirio
Entre viejos cafetales y oxidados
cerros.
Por sobre los días secos y guardas
del cálido mutismo
Tu grito de carmín es la palabra de
la vida
Misteriosa respuesta cuando todo parecería
yacer en el estío.
(Erythrina velutina. Papilionatae) Lubio Cardozo
Entiéndase este escrito como un breve homenaje a un inmenso hombre, el Dr. Jesús Hoyos. Dedico el su vida a la botánica, a investigar, a proteger las plantas, lo cual se traduce en definitiva en una defensa del planeta Tierra, o en otras palabras: a salvar mediante el estudio lo mas evolucionado del universo, después de dios, la humanidad.