Los bosques boreales, el último pulmón verde del planeta, que se extiende a lo largo del norte de Canadá, Alaska, Rusia y Escandinavia, está cerca de convertirse en el próximo Amazonas. Ya que se encuentra bajo una amenaza creciente, producto del cambio climático y la presencia humana depredadora. Hasta la fecha, las vastas extensiones de bosques boreales habían permanecido intactas debido a la escasa presencia humana en esas latitudes. Donde la atención mundial en las últimas tres décadas se había concentrado en la pérdida y degradación de los bosques tropicales.
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar la biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Los bosques boreales comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Hasta ahora, solo el fuego y los insectos habían sido los protagonistas del equilibrio de los ecosistemas boreales. Sin embargo, la creciente demanda de recursos ha hecho que la minería, la industria maderera y el desarrollo urbano hayan aumentado estos años, provocando una extensa pérdida de bosque en algunas regiones,
El fuego, es el principal artífice del cambio y la actividad humana provoca un mayor número. Hay pruebas de que el cambio climático está aumentando la frecuencia y el riesgo de incendios en el área boreal. El bosque ruso es el más degradado y ha sufrido un gran daño en las últimas décadas. Países con bosques boreales protegen de la explotación maderera menos de un 10% de sus zonas arboladas, excepto Suecia donde la cifra se sitúa en el 20%.
Los hallazgos han sido publicados en la revista 'Trends in Ecology and Evolution', bajo el título 'Conservación urgente del almacén de carbono boreal y la biodiversidad'. Aunque los gobiernos no reconozcan el cambio que se produce, se considera que solo un 40% del total de estos bosques permanece intacto, y el grado de fragmentación entre ellos aumenta.
Por otra parte, el cambio climático es un problema muy complejo, y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que hay que tener en cuenta. El clima del planeta es un sistema global, está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
Sin embargo la bondad, de que los bosques y los océanos sigan siendo los grandes retenedores o sumideros de CO2 es cada vez es menor. En particular al aporte de los bosques boreales, por su cada vez más agresiva desforestación. Un estudio publicado hoy en Nature sugiere que, en los ecosistemas terrestres de latitudes septentrionales, desde Rusia a Canadá, la absorción de CO2 que se produce en primavera se anula con la liberación de este gas de efecto invernadero en otoño. En las últimas dos décadas, la temperatura en latitudes septentrionales ha aumentado 0,8 grados centígrados en primavera y 1,1 en otoño. Hasta ahora, se pensaba que la dilatación de la primavera a causa del calentamiento aumentaba la actividad fotosintética, caracterizada por la fijación de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno.
También en el futuro inmediato, estos bosques actuarán como refugio de muchos animales que se desplacen por el aumento de las temperaturas más al sur. No debemos olvidar que las coníferas son una de las herramientas más importantes para combatir el cambio climático.
Pulse aqui http://issuu.com/hemu7/docs/bosques_boreales
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar la biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Los bosques boreales comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Hasta ahora, solo el fuego y los insectos habían sido los protagonistas del equilibrio de los ecosistemas boreales. Sin embargo, la creciente demanda de recursos ha hecho que la minería, la industria maderera y el desarrollo urbano hayan aumentado estos años, provocando una extensa pérdida de bosque en algunas regiones,
El fuego, es el principal artífice del cambio y la actividad humana provoca un mayor número. Hay pruebas de que el cambio climático está aumentando la frecuencia y el riesgo de incendios en el área boreal. El bosque ruso es el más degradado y ha sufrido un gran daño en las últimas décadas. Países con bosques boreales protegen de la explotación maderera menos de un 10% de sus zonas arboladas, excepto Suecia donde la cifra se sitúa en el 20%.
Los hallazgos han sido publicados en la revista 'Trends in Ecology and Evolution', bajo el título 'Conservación urgente del almacén de carbono boreal y la biodiversidad'. Aunque los gobiernos no reconozcan el cambio que se produce, se considera que solo un 40% del total de estos bosques permanece intacto, y el grado de fragmentación entre ellos aumenta.
Por otra parte, el cambio climático es un problema muy complejo, y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que hay que tener en cuenta. El clima del planeta es un sistema global, está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
Sin embargo la bondad, de que los bosques y los océanos sigan siendo los grandes retenedores o sumideros de CO2 es cada vez es menor. En particular al aporte de los bosques boreales, por su cada vez más agresiva desforestación. Un estudio publicado hoy en Nature sugiere que, en los ecosistemas terrestres de latitudes septentrionales, desde Rusia a Canadá, la absorción de CO2 que se produce en primavera se anula con la liberación de este gas de efecto invernadero en otoño. En las últimas dos décadas, la temperatura en latitudes septentrionales ha aumentado 0,8 grados centígrados en primavera y 1,1 en otoño. Hasta ahora, se pensaba que la dilatación de la primavera a causa del calentamiento aumentaba la actividad fotosintética, caracterizada por la fijación de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno.
También en el futuro inmediato, estos bosques actuarán como refugio de muchos animales que se desplacen por el aumento de las temperaturas más al sur. No debemos olvidar que las coníferas son una de las herramientas más importantes para combatir el cambio climático.
Para aprender mas lea Bosques Boreales .La corona verde del Planeta Tierra: sus pobladores, clima, fauna y flora. Un libro para sentirnos orgullosos
Este libro pretende estimular al lector hispano a conocer el maravilloso mundo boreal, tanto de sus bosques, clima como la de su fauna y pobladores. Por supuesto el tema de las auroras boreales no podía faltar.
Poco sabemos sobre este importante tema, porque seguramente los bosques tropicales por años han eclipsado la atención mundial, sin embargo, estamos hablando que el 30% de los bosques del mundo se encuentran en la zona boreal.
Los bosques boreales son los más septentrionales del planeta (la mayor parte se extiende entre los 50º y 60º de latitud norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Son el último pulmón verde del planeta y se extiende a lo largo del norte de Canadá, Alaska, Rusia y Escandinavia, están cerca de convertirse en el próximo Amazonas. Ya que se encuentra bajo una amenaza creciente, producto del cambio climático y la presencia humana depredadora.
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar su biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Ellos comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Estos bosques no escapan al complejo problema del cambio climático y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que se deben estudiar. El clima del planeta es un sistema global, que está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
El título de este libro es Bosques Boreales la corona verde del Planeta Tierra y está dividido en tres partes: Los Bosques Boreales, Los Pueblos Boreales y La Aurora Boreal.
La primera parte plantea y analiza los siguientes 11 tópicos: 1.- Los bosques boreales o Taiga; 2.- Clima de los bosques boreales; 3.- Flora y fauna del bosque boreal; 4.- Tundra y bosques boreales, la última frontera; 5.- CO2 bosques boreales; 6.- Alces, Renos y Ciervos, los grandes herbívoros mamíferos de los bosques boreales del Canadá; 7.- Deforestación en los bosques boreales; 8.- Efectos de la minería sobre los bosques boreales canadienses; 9.- El calentamiento global y la degradación del bosque boreal canadiense; 10.- Bosques boreales avanzan hacia el norte para protegerse del cambio climático; y, 11.- El futuro de los bosques boreales.
La Segunda parte propone un acercamiento aproximativo sobre el hábitat, la cultura y costumbre de los pueblos aborígenes del extremo norte. Negados a extinguirse y con la mayor tenacidad por la supervivencia, habitan en las regiones boreales o taiga y de la tundra, uno de los poblamientos más antiguos de la humanidad. El amplio abanico de pueblos nativos que residen en esos gélidos territorios del planeta, nos confirman su gran capacidad de adaptación a estos biomas. Encontramos así: 1.- Los pueblos aborígenes del extremo norte; 2.- Los Aleutianos; 3.- Los Inuit o Esquimales; 4.- Los Dolganos; 5.- Los Nenets; 6.- Los Nganasans; 7.- Los Koryaks; y, 8.- Los Chukchis.
Por último, la tercera parte propone reflexionar sobre ese fenómeno natural maravilloso que son Las Auroras boreales o luces del norte. Aurora Boreal es un término compuesto que tiene su origen, en primer lugar, en la diosa romana del amanecer, Aurora (Eos para los griegos); y, seguidamente, del término de origen griego, Bóreas, dios del helado viento nórdico.
Galileo Galilei acuñó el término aurora en un ensayo que publicó junto a un alumno suyo, Guiducci, en 1616. En él, tras describir la asombrosa iluminación del cielo septentrional, concluye: "formándose así para nosotros esta aurora boreal". Tres años más tarde ofreció una explicación, equivocada, sobre su naturaleza. Para Galileo las brillantes luces eran resultado del calentamiento del aire que rodeaba la Tierra y del reflejo de la luz solar sobre la atmósfera.
Los artículos de este libro fueron publicados a lo largo de estos últimos 5 años y han sido consultados por más de 2 millones de cibernautas, según Google.
Con mucho orgullo publicamos digitalmente, seguro estamos que seremos parte de los libros del futuro, no más árboles sacrificados para hacer la pulpa para el papel, no más derivados contaminantes para hacer las tintas con que se escriben los libros.
Poco sabemos sobre este importante tema, porque seguramente los bosques tropicales por años han eclipsado la atención mundial, sin embargo, estamos hablando que el 30% de los bosques del mundo se encuentran en la zona boreal.
Los bosques boreales son los más septentrionales del planeta (la mayor parte se extiende entre los 50º y 60º de latitud norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Son el último pulmón verde del planeta y se extiende a lo largo del norte de Canadá, Alaska, Rusia y Escandinavia, están cerca de convertirse en el próximo Amazonas. Ya que se encuentra bajo una amenaza creciente, producto del cambio climático y la presencia humana depredadora.
En el presente, científicos y ambientalistas exigen medidas urgentes para preservar los bosques boreales y asegurar su biodiversidad, además de prevenir la pérdida de uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta. Ellos comprenden un tercio del área boscosa mundial y un tercio del carbono almacenado.
Estos bosques no escapan al complejo problema del cambio climático y cuanto más indagan los científicos más variables encuentran que se deben estudiar. El clima del planeta es un sistema global, que está totalmente interconectado, así que una disfunción local puede afectar a la totalidad. Prueba de ellos, es que en los últimos años se ha comprobado que el aumento de la temperatura está matando a las coníferas al norte del Canadá. Representando una nueva variable, hasta ahora no estudiada a profundidad, en la lucha contra el calentamiento global.
El título de este libro es Bosques Boreales la corona verde del Planeta Tierra y está dividido en tres partes: Los Bosques Boreales, Los Pueblos Boreales y La Aurora Boreal.
La primera parte plantea y analiza los siguientes 11 tópicos: 1.- Los bosques boreales o Taiga; 2.- Clima de los bosques boreales; 3.- Flora y fauna del bosque boreal; 4.- Tundra y bosques boreales, la última frontera; 5.- CO2 bosques boreales; 6.- Alces, Renos y Ciervos, los grandes herbívoros mamíferos de los bosques boreales del Canadá; 7.- Deforestación en los bosques boreales; 8.- Efectos de la minería sobre los bosques boreales canadienses; 9.- El calentamiento global y la degradación del bosque boreal canadiense; 10.- Bosques boreales avanzan hacia el norte para protegerse del cambio climático; y, 11.- El futuro de los bosques boreales.
La Segunda parte propone un acercamiento aproximativo sobre el hábitat, la cultura y costumbre de los pueblos aborígenes del extremo norte. Negados a extinguirse y con la mayor tenacidad por la supervivencia, habitan en las regiones boreales o taiga y de la tundra, uno de los poblamientos más antiguos de la humanidad. El amplio abanico de pueblos nativos que residen en esos gélidos territorios del planeta, nos confirman su gran capacidad de adaptación a estos biomas. Encontramos así: 1.- Los pueblos aborígenes del extremo norte; 2.- Los Aleutianos; 3.- Los Inuit o Esquimales; 4.- Los Dolganos; 5.- Los Nenets; 6.- Los Nganasans; 7.- Los Koryaks; y, 8.- Los Chukchis.
Por último, la tercera parte propone reflexionar sobre ese fenómeno natural maravilloso que son Las Auroras boreales o luces del norte. Aurora Boreal es un término compuesto que tiene su origen, en primer lugar, en la diosa romana del amanecer, Aurora (Eos para los griegos); y, seguidamente, del término de origen griego, Bóreas, dios del helado viento nórdico.
Galileo Galilei acuñó el término aurora en un ensayo que publicó junto a un alumno suyo, Guiducci, en 1616. En él, tras describir la asombrosa iluminación del cielo septentrional, concluye: "formándose así para nosotros esta aurora boreal". Tres años más tarde ofreció una explicación, equivocada, sobre su naturaleza. Para Galileo las brillantes luces eran resultado del calentamiento del aire que rodeaba la Tierra y del reflejo de la luz solar sobre la atmósfera.
Los artículos de este libro fueron publicados a lo largo de estos últimos 5 años y han sido consultados por más de 2 millones de cibernautas, según Google.
Con mucho orgullo publicamos digitalmente, seguro estamos que seremos parte de los libros del futuro, no más árboles sacrificados para hacer la pulpa para el papel, no más derivados contaminantes para hacer las tintas con que se escriben los libros.
Lenin Cardozo, ambientalista venezolano | ANCA24 – Hugo E. Méndez U., periodista ambientalista venezolano | ANCA24 Italia
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