La cultura sísmica es un tema para promover en Venezuela
y en nuestra región zuliana. Nuestro planeta Tierra no siempre presenta un
aspecto tan apacible, en ocasiones, sin que podamos evitar o hacer algo para
remediarlo, la Tierra se ve sacudida por cortos pero muy destructivos eventos o
fenómenos naturales que llamamos terremotos.
En el país muchas urbes se encuentran cercanas a
fallas geológicas activas. Las ciudades se han concentrado al norte en la
Cordillera de la Costa y los Andes, propensos a los terremotos.
Estas se ubican
cerca de las ruptura de fallas geológicas, relacionadas con las placas
tectónicas movedizas de la corteza terrestre: placa del Caribe y la placa Suramericana,
y enfrentan un alto riesgo cada vez mayor de padecer muertes y desastres
económicos debido a los grandes sismos que podrían ocurrir en cualquier
momento.
De manera informativa, las naciones ricas pueden reducir
el peligro apegándose a estrictas normas de ingeniería. Pero las países en
desarrollo casi nunca tienen recursos suficientes para aplicar los códigos de
construcción indicados o para reforzar los edificios, quedando a merced de la
incesante agitación de la tierra.
Por lo general, nos preguntamos, ¿Dónde se originara el
siguiente gran terremoto? ¿Riegos de terremotos un panorama global? A la primera
interrogante podemos indicar que los terremotos no tienen pronósticos (algunos
especialistas afirman que la predicción no es fiable, ni siquiera a largo
plazo), y a la segunda, si está relacionada al contexto mundial, porque se
relacionan con el movimiento de las placas de la corteza continental y oceánica
de la Tierra, que encajan como piezas de un rompecabezas.
Algunos terremotos han sorprendido a la comunidad
científica de la región donde ocurre. Al acontecer un sismo importante los
investigadores tratan de concurrir al sitio para observar y evaluar, y
especialmente, aprender. Así tenemos, que un modelo computarizado puede ayudar a
los científicos a calcular donde se acumula la presión antes de que azote un
terremoto e inferir donde podrían ocurrir. A manera ilustrativa, en la falla de
San Andrés en los Estados Unidos de Norteamérica; altamente monitoreada, considerada
como una falla de desgarre, las placas se oprimen entre si y se genera presión
cuando la roca se atora.
Desde el punto de vista geográfico un gran porcentaje de
la población de nuestro país, está ubicada en zonas sometidas a la acción de un
diverso número de amenazas naturales, que aunadas al alto grado de
vulnerabilidad de sus construcciones y al consiguiente costo de daños
ocasionados, las convierten en zonas o regiones de alto riesgo.
Una de las amenazas naturales que más afectan las
edificaciones son los terremotos. La amenaza sísmica; son aquellas amenazas de
tipo geológico que está directamente asociadas a la acción de los terremotos.
Entre las amenazas sísmicas podemos indicar, las siguientes:
La
amplitud y duración de las sacudidas fuertes del terreno
La
aceleración en la superficie
El
fallamiento y ruptura superficial
La
inestabilidad y deslizamiento de taludes
La
Licuefacción
Los
maremotos
Y
cualquier otro fenómeno físico asociado o causado por los sismos.
Ondas de destrucción
Las ondas sísmicas salen desde el hipocentro (foco). Las
ondas P, que comprimen y estiran la roca, provocan el golpe inicial del
terremoto. Luego siguen las ondas S, más lentas y a menudo más
destructivo, que se deslizan de un lado a otro. Las ondas S arrancan a los
edificios de sus cimientos y pueden volver los suelos húmedos y convertirlos en
una mezcla que actúa como arena movediza, lo que provoca que los edificios se
inclinan.
Al nivel del suelo, las ondas P y S producen ondas en
superficie que pueden tirar puentes, romper ventanas o simplemente pasar
desapercibidas. Las ondas se debilitan conforme se alejan del hipocentro, pero
los ecos sísmicos pueden resonar por todo el mundo.
Onda P: La onda más veloz generada por
la rotura de una falla. Comprime y estira la roca.
Onda S: Es una
onda más lenta, pero a menuda más destructiva. Sacude la roca de un lado a
otra.
Construir
para proteger
Los métodos y materiales resistentes a los terremotos han
mejorado bastante desde que se comenzó a estudiare seriamente este fenómeno a
inicios del siglo XX. Hoy en día, en muchos de los centros urbanos en riesgo
del mundo, los edificios altos y las casas por lo regular se mantienen firmes
mientras el suelo se mueve a su alrededor. En las ciudades que aplican normas
de construcción estrictas, las estructuras nuevas de todo tipo (puentes,
túneles, estadios, presas) son diseñadas para soportar al menos cierto
movimiento. Pero los expertos aún se preocupan por las estructuras edificadas
hace decenios; para estas los ingenieros han desarrollado una gama de
innovaciones en su sitio cuando tiembla.
A manera de ejemplo, la mecánica aplicada a la ingeniera
civil trata de predecir y/o describir el comportamiento o respuesta de un
sistema estructural al ser solicitado. El sistema y las acciones son modelos matemáticos. De allí que la evaluación de la vulnerabilidad sísmica de
edificaciones sea un proceso complejo que varía de edificación a edificación,
que incluye la tipificación, identificación, y evaluación de las áreas críticas
o puntos débiles de la misma. Entre las consecuencias o daños que pueden ocasionar
los terremotos, tenemos los siguientes:
Ruptura de
las redes de servicios públicos: los terremotos más intensos pueden romper las
líneas de energía eléctricas que no tienen protección, las tuberías de aguas y
los gasoductos.
Las casas
se caen: Las casas viejas con estructuras de madera o barros son arrancadas de
sus cimientos, lanzadas sobre los residentes, así como objetos sueltos.
Los
edificios medianos se derrumban: las paredes de las edificaciones de unos 10
pisos, construidas sin refuerzo de mampostería, suelen romperse y derrumbarse
en lugar de oscilar.
Las
carreteras se tuercen: los caminos y los puentes cede bajo las implacables
sacudidas y oscilaciones. Aun cuando los pisos no se colapsen, el daño puede entorpecer
las labores de rescate.
Los
edificios altos vibran: Diseñados para oscilar, los rascacielos por lo general
no se vienen abajo, pero sufren danos: las ventanas explotan, las soldaduras de
las vigas se agrietan y estallan incendios.
Los
edificios se hunden: Cuando la humedad del suelo es alta, los sismos pueden
convertir la tierra sólida en una mezcla viscosa que provoca que los edificios
se inclinen o incluso derrumbarse.
¿Qué
podemos hacer para reducir los efectos de los sismos?
En
la actualidad, los sismólogos (especialistas que estudian los sismos) han
logrado predecir la localización de áreas sísmicas, pero no pueden predecir aun
cuando ocurrirá un movimiento. Animales como caballos, vacas, perros y gatos
pueden sentir pequeñas vibraciones (imperceptibles para los seres humanos), y
su comportamiento puede indicar un terremoto inminente.
No
obstante los avances científicos para evitar siniestros sísmicos, se recomienda
mantener la construcción de viviendas sismoresistentes en áreas de alto riesgo.
Y se deben incluir ésta y las siguientes recomendaciones en nuestro plan de prevención
ante los efectos de sismos:
Prestar mucha atención a cómo están
construidas las viviendas.
Reconocer las salidas más rápidas
de la casa; en caso de separarse, hay que tener un punto de reunión donde
puedan encontrarse. Esto debe practicarse cada cierto tiempo.
Mantener escrito el plan de
emergencia, y colocado en un lugar visible.
Si usted se encuentra en el
interior de una casa o edificio, protéjase -debajo de una mesa o escritorio- de
los escombros que puedan caer, o sitúese debajo del marco de las puertas, en
los lugares que se indique.
Saber dónde están localizadas
las llaves del agua, del gas y la palanca de la caja de electricidad para cerrarlas
en caso de una emergencia.
Fijar bien a las paredes los
estantes, cuadros, espejos o cualquier objeto pesado.
Trate de mantenerse alejado de
edificios y otras estructuras que puedan derrumbarse.
No tenga objetos pesados colgando
de sus paredes o del techo.
Pedro Machado
Lenin Cardozo