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jueves, 14 de mayo de 2015

EL SISMO: un fenómeno fascinante y a la vez aterrador


Cuando se nos pregunta ¿Qué sabemos  sobre los terremotos?, lo más seguro es que respondamos “que la tierra tiembla y las casas y edificios se mueven”.

A manera de curiosidad, cuando se produce un temblor algunos animales domésticos, como: los perros, aves (loros), caballos y vacas se inquietan y desplazan como resguardándose y presagiando un terremoto inminente en cuestión de segundos, debido a que son sensibles para sentir pequeñas vibraciones en superficie e imperceptibles para los seres humanos.

En enero de 1982, de acuerdo a Rodríguez, V. mencionada en Crónicas de Astronomía, en el observatorio Astrofísico de Abastumani (antigua URSS), se detectó que “la actividad sísmica del subsuelo de nuestro planeta también se refleja en las variaciones de la radiación nocturna de las capas superiores de la atmosfera”.

Podemos señalar que el temblor sentido es producto de un fenómeno natural: El terremoto; vocablo para designar un evento en el que el suelo tiembla y vibra durante la brusca liberación del esfuerzo acumulado, también conocido como fenómeno telúrico.



Vestigio del terremoto de Cariaco de 1997

¿Qué son? Consideramos sismos a los temblores o terremotos que se presentan con movimientos vibratorios, rápidos y violentos de la superficie terrestre, provocados por perturbaciones en el interior de la Tierra (choque de placas tectónicas). La diferencia entre temblores y terremotos está dada por la intensidad del movimiento sísmico, siendo el más peligroso este último pues su efecto destructivo puede ser fatal.

¿Por qué se producen y qué daños provocan los sismos? Los sismos son uno de los fenómenos naturales que no están relacionados con las condiciones climáticas; su magnitud destructora puede ser capaz de provocar un gran daño en un breve lapso.

La mayoría de los sismos se explican por la ocurrencia de ondas sísmicas u ondas de choque, generadas por disturbios en la corteza terrestre. En el caso de sismos muy severos, la mayoría de las víctimas mueren o quedan heridas por la caída de escombros, mientras que otras perecen por incendios o inundaciones que a menudo acompañan los terremotos.

Atendiendo al contexto histórico sobre este fenómeno fascínate y a la vez aterrador, se han planteado las siguientes interrogantes: ¿Puede ocurrir en Venezuela otro terremoto tan grande como el de 1812, o el de 1967, o quizás el de 1997? ¿Cuál ha sido el terremoto más devastador de la historia? ¿Los sismos pueden provocar erupciones volcánicas o modificar la duración de los días? ¿El alineamiento de los planetas puede provocar sismos? ¿Qué debemos hacer para que no nos pase nada? ¿Cómo estudian los sismólogos el movimiento de la Tierra? ¿Qué son los tsunamis? ¿Por qué tiembla? Es por estas razones que los científicos y geólogos, tratan de responder a éstas y muchas otras preguntas sobre este importante tema, y se da conocer información esencial sobre sus orígenes, la ciencia que los estudia, el peligro, la vulnerabilidad y el riesgo que implican así como las medidas que pueden tomarse ante ellos del fenómeno sísmico.

El conocimiento sobre el tema es imprescindible para entenderlo y construir una cultura cívica de prevención de desastres. Los sismos son una amenaza cotidiana: la mejor manera de enfrentarlos es conociéndolos para actuar oportunamente.

Para comprender las causas de los temblores debemos conocer la génesis de los terremotos y el tiempo geológico. Sabemos que la litosfera del planeta (capa externa de roca con un espesor promedio de 100 km), no es una corteza continúa, sino que, por el contrario, es como un rompecabezas que se mueve, con verdaderos trozos de litosfera llamadas placas sobre la astenosfera. Las placas se mueven solamente, poco más o menos en centímetros, pero en todo caso se requiere una enorme energía para mover tan inmensa masa de roca.

Zona de subducción: margen continental, corteza continental y marina sobre la astenosfera.

Los grandes esfuerzos en los límites de placas producen numerosas fracturas a lo largo de las cuales se producen movimientos repetidamente. Tales fracturas se llaman fallas, y las fallas a lo largo de las cuales se ha percibido movimientos en tiempos históricos se llaman fallas activas.



En el tiempo geológico el movimiento no es uniforme y constante. Por el contrario, el movimiento es espasmódico, con las placas chocando una contra otra durante algún tiempo, hasta que se acumula suficiente energía como para vencer el rozamiento que las bloquea, y se produce un movimiento repentino, que puede durar segundos o hasta minutos.

Podemos indicar que la energía bruscamente liberada durante un gran terremoto produce una experiencia aterradora. Esta energía se describe en términos de su intensidad y magnitud. La Escala de Magnitud de Richter, expresa el cálculo de energía que libera un terremoto y está basada en una escala logarítmica en la que cada grado entero de la escala representa un incremento de diez veces en la amplitud de la traza de la onda sísmica. Los terremotos que se registran por encima de 7 se considera que son terremotos “mayores”; los que lo hacen por encima de 8 son llamados “grandes” terremotos.

La otra escala, la Escala de Intensidad de Mercalli, emplea observaciones de los efectos de los terremotos sobre estructuras hechas por el hombre, y es una expresión de la intensidad más fácilmente comprensible para los no científicos.

Casi todos los terremotos ocurren a partir de procesos en los que los esfuerzos naturales son liberados a lo largo de grandes fallas. Sin embargo, en casos muy raros, se han producido pequeños terremotos como consecuencias de actividades humanas, tales como la inyección de fluidos en el subsuelo o el llenado de grandes embalses. En estos casos, el esfuerzo inducido por la actividad humana hace desplazarse a las rocas a lo largo de diaclasas (fracturas naturales en las rocas que no han experimentado anteriormente desplazamiento), generándose como consecuencia terremotos.

Los terremotos son uno de los pocos riesgos geológicos que raramente avisan con tiempo suficiente como para permitir la evacuación o la reubicación de la población. Los mayores problemas en relación con los terremotos residen en su prevención y predicción. Los terremotos causan danos de cuatro maneras:
- Sacudida del suelo
- Rotura superficial
- Fallo del suelo
- Tsunamis

Los peligros de los terremotos:
Extrañamente la liberación de toda esta energía bajo la superficie del planeta entraña poco peligro directo a las personas. Los seres humanos no son “sacudidos hasta morir” por los terremotos, tal como se muestran en las películas.

Los mayores peligros proceden de la interacción de las vibraciones del terremoto y las propias estructuras hechas por el hombre. Son muy reales los peligros de ser aplastados en edificios que caen, ser quemado en incendios que estalla a partir de roturas de conducciones de gas o depósitos de combustible, ser arrastrado o ahogado en una inundación por rotura de una presa, o ser enterrado bajo un deslizamiento inducido por un terremoto.

El riesgo suscitado por un terremoto particular dependerá en parte de su localización y de su intensidad. Cuando la roca sometida a esfuerzo rompe, el violento reajuste envía ondas de choque que irradian hacia afuera desde la zona alrededor del punto de rotura o foco (usualmente a varios kilómetros de profundidad). El epicentro es el punto en la superficie del terreno situado directamente encima del punto de origen o foco. En general, las vibraciones se sentirán menos fuertemente cuando más lejos este una persona del epicentro.
Representación gráfica de un punto de ruptura o foco de un sismo.
El dominio de la corteza terrestre de nuestro planeta es activo, y el millón aproximado de terremotos que ocurren cada año atestigua su naturaleza dinámica. Un 99% de este millón de terremotos no presenta peligro, y son únicamente conocidos a través de la respuesta que producen los sensibles instrumentos de los sismólogos. No obstante, cada año ocurren cerca de 100 terremotos que son capaces de producir graves daños.

Atendiendo a nuestro contexto histórico y el registro de los focos o epicentros, podemos indicar que Venezuela es un país sísmico. De acuerdo con FUNVISIS, en los últimos 500 años la tierra venezolana fue sacudida por lo menos 50 terremotos y otros eventos destructivos, uno cada 10 años. La zona de mayor actividad sísmica corresponde a una franja de unos 100 km de ancho, definida a lo largo de los sistemas montañosos de Los Andes, la Cordillera Central y la Cordillera Oriental. En estas zonas se ubican los principales sistemas de fallas sismogénicas del país: Boconó, San Sebastián y El Pilar.

Sin embargo, los focos de sismos que ocurren circundantes a nuestro país, también pueden causar daños o alarmas en la población por la propagación de las ondas, tal caso como, en El Caribe, Colombia y Trinidad.


Ubicación de los sismos más importantes en el país. Tomado de: Andrea Mondazzi (2014)

Así tenemos, que los especialistas, califican de moderada la sismicidad en Venezuela, en comparación con otros países de la región, particularmente los que tienen costas en el océano Pacífico, que está rodeado, desde el sur del continente americano hasta Asia, por el llamado Cinturón de Fuego, origen de la mayoría de los sismos. Sin embargo, en el litoral norte de Venezuela se encuentran los bordes de las placas tectónicas del Caribe y sudamericana, lo que da origen a procesos de subducción y colisión entre ambas. En las zonas de colisión de placas tectónicas, la liberación súbita de las tensiones acumuladas da lugar a movimientos sísmicos que en ocasiones pueden alcanzar gran magnitud e intensidad.

En la región zuliana, es posible observar la sismicidad registrada en áreas cercanas a nuestra región, cerca de Maracaibo, en el estado Zulia. El número de eventos que conforman el catálogo sismológico perteneciente a la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (FUNVISIS) muestra los eventos, cuyo rango de magnitudes varían entre 1.6 y 4.6 (siendo este evento registrado en 1998). Los eventos son superficiales, siendo la profundidad máxima igual a 45 Km.

En rango de magnitud de los mismos, se encuentran dentro de los cánones normales de lo que ha sido la sismicidad registrada a partir de la modernización de la Red Sismológica Nacional.

Los temblores o sismos que se han registrado en el estado, los epicentros se han localizado en al noroeste de Machiques, Ciudad Ojeda, Lagunillas, Lago de Maracaibo, Golfo de Venezuela e Isla de Los Monje, Mene Mauroa, entre otras.

En nuestro caso, es posible observar la sismicidad registrada en áreas cercanas a nuestra región, cerca de Maracaibo, en el estado Zulia. El número de eventos que conforman el catálogo sismológico perteneciente a la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (FUNVISIS) muestra los eventos, cuyo rango de magnitudes varían entre 1.6 y 4.6 (siendo este evento registrado en 1998). Los eventos son superficiales, siendo la profundidad máxima igual a 45 Km.

En rango de magnitud de los mismos, se encuentran dentro de los cánones normales de lo que ha sido la sismicidad registrada a partir de la modernización de la Red Sismológica Nacional.

De manera general, los temblores o sismos que se han registrado recientemente en el estado, sus epicentros se han localizado al noroeste de Machiques, Ciudad Ojeda, Lagunillas, Lago de Maracaibo, Golfo de Venezuela e Isla de Los Monje, Mene Mauroa, entre otras zonas circundantes y estados e incluso del país vecino Colombia.

Pedro Emiro Machado
Lenin Cardozo

CARACAS, BOLÍVAR Y EL SISMO DEL 26 DE MARZO DE 1812

Terremoto_en_Caracas,_1812_by_Tito_Salas
Venezuela recordó aquél 26 de marzo de 1812 que el paraíso divino que representa también está expuesto a los fenómenos naturales, cuando un terremoto devastador sacudió las entrañas de la nación.
Tiempo después, hacia la década de 1940 y debido a los daños, se pudo determinar que aquél sacudón de la tierra había alcanzado la increíble cifra de 7,7 en la escala sismológica de Ritcher, o escala de Magnitud Local.
Era un jueves santo, las autoridades españolas estaban urgidas de mantener el control, sobretodo en las principales ciudades donde los criollos tenían presencia. Las festividades religiosas estaban sirviendo para mantener a la población subyugada bajo los principios de la Corona española.
De pronto se sintió el estruendo del suelo, y el terremoto de dos minutos de duración causó aproximadamente 10.0001 a 20.000 muertes en ciudades como Caracas, Barquisimeto, Mérida, El Tocuyo y San Felipe.
Lo increíble es que durante el suceso, los clérigos realistas y frailes predicadores hicieron creer al pueblo que se trataba de un castigo del Cielo (por ser jueves santo), “por la sublevación de los patriotas contra el legítimo soberano, el virtuoso Fernando VII”.
Aquello era inaudito, en vez de socorrer a los heridos y atender a los desamparados las fuerzas leales a España avivaban un mensaje contra los patriotas.
Fue esta situación la que llevó a Simón Bolívar a pronunciar unas palabras que pasan a la historia no sólo por su importancia, sino por ser una respuesta contundente al mensaje dado por los predicadores: “Si la naturaleza se nos opone, lucharemos contra ella, y haremos que nos obedezca”
Este pasaje histórico que narramos fue analizado por Rogelio Altez, antropólogo e historiador, durante una entrevista para la Agencia Venezolana de Noticias sobre su  libro “Si la naturaleza se opone… terremotos, historia y sociedad en Venezuela”
Fueron dos los sismos de 1812
Los estudios realizados dan cuenta de dos movimientos telúricos ese 26 de marzo de 1812, con media hora de diferencia, el peor que haya soportado nuestro país, 8 en la escala de Richter, con epicentro en Caracas y zonas aledañas, abarcando un área de aproximadamente 600 km, y el otro una réplica del primero.
El reconocido antropólogo, graduado en la UCV y magíster summa cum laude en Historia de las Américas por la UCA Rogelio Altez, fue contratado en 1996 por la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas, Funvisis, para que hurgara en los terremotos del pasado desde las fuentes primarias, con el fin de evaluarlos y establecer algunas conclusiones al respecto.
El libro de Rogelio Altez se divide en cinco partes o capítulos; cada uno de ellos aborda los fenómenos telúricos en forma amena, interesante. En primera instancia, habla de terremotos, miedo y olvidos para saltar a la leyenda y la historia, donde, en un estilo que se podría calificar de científico-literario, el antropólogo e historiador echa mano de narraciones y testimonios. Nos topamos con dos aspectos interesantes que abordan el terremoto de 1812: “Lo que Bolívar nunca dijo” y “Dos por uno”, haciendo alusión a los dos movimientos telúricos de aquel día.
Apunta Altez que el 26 de marzo de 1812, cuando el devastador terremoto asolara Caracas, Simón Bolívar estaría allí, y la historia le consagraría con cualidades que el aquel momento le prefiguraban como el personaje que posteriormente iluminaría el destino de toda una nación. Como no podría ser de otra manera, el hombre descollante en aquel desastre habría sido él, independientemente de que por entonces apenas fuese un coronel sin mayores destellos”.
La destrucción causada por aquel sismo puso a la ciudad en el suelo. Los gritos, lamentos y gemidos se guardaron en ecos tétricos que deambularon entre las calles durante décadas. Un testigo directo narró el momento de la siguiente manera:
“…Todo fue obra de un instante. Allí vi como 40 personas, o hechas pedazos, o prontas a expirar por los escombros… jamás se me olvidará este momento”.
Se trataba del médico y periodista caraqueño José Domingo Díaz, realista convencido, y por ende, opuesto a la propuesta revolucionaria. Domínguez es quien describe la actitud asumida por el Libertador en esos momentos.
“En su semblante estaba pintado el terror o la desesperación. Me vio y me dirigió estas impías y extravagantes palabras: Si se opone la naturaleza, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
La idea de Domínguez, según acota Altez, era poner al pueblo católico en contra del movimiento, porque Bolívar había arremetido contra la iglesia, rechazando que aquello fuese un castigo de Dios.
“Su esfuerzo como realista consumado se vio diluido en la maquinaria mítica de la génesis nacional, perdiéndose así el sentido general de su idea”. Para el sacerdote Nicolás Eugenio Navarro, esta fue una escena consagratoria, con significado genial y profético.
La voluntad del pueblo revolucionario no se doblegó pese a la estrategia de terror del imperio español, y elevó a Simón Bolívar al puesto histórico que le consagraría como uno de los estrategas y filósofos más importantes de la América Independiente.

2 comentarios:

  1. gran articulo acerca de los sismos, para concienciar a la colectividad que no estamos exentos a que un hecho así ocurra en nuestro estado, ya que por nuestras características tenemos fallas propias como lo son la falla de oca de ancon,falla de jicotea,falla de santa marta,falla de valera, tenemos que crear u afianzar la cultura de prevención crear un plan de riesgo elaborar un antes durante y después para saber que hacer ante un hecho de tal magnitud para poder preservar la vida, tenemos un país sísmico y casi todos los tiembla según datos de funvisis . Por otro lado comento que la explicación lo cual llevo a nuestro libertador a pronunciar estas palabras celebres, es un hecho poco conocido gracias a este tipo de herramientas el colectivo puede informarse el por que de lo ocurrido en la historia, muy bueno de verdad.

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  2. En Venezuela tiembla casi todos los días
    Funvisis evalúa incremento de actividad sísmica en el occidente del país
    2 febrero 2010 correo del orinico

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