Antes de la aceptación lingüística definitiva del vocablo ecología – cual dicen los franceses “avanti la leerte”- en algunos de los primigenios poetas hispanoamericanos ya existía la preocupación y la ira por la voraz destrucción del ambiente natural en este Continente, el Nuevo Mundo. Al respecto, sobre esta inquietud, en el espacio literario venezolano se han podido hallar estos eximios nombre: Andrés Bello (Caracas, Londres, Chile, siglo XIX), José Antonio Maitin (Choroni, estado Aragua, siglo XIX), Abigail Lozano (Valencia de Venezuela, siglo XIX), José Ramón Yépez (Maracaibo, siglo XIX); en la centuria del XX entre sus mas conspicuos representantes destacan Juan Beroes (San Cristóbal, 1914-Caracas, 1975), Carlos Augusto León (Caracas, 1914-1997).
Se ocupo en su abundante obra lírica Carlos Augusto León de disímiles aspectos de su contemporaneidad: el amor, el arte, la ciencia, lo social, lo político, la amistad, la paz, la familia, pero atraviesa todos estos horizontes de sus composiciones un denominador común su intenso cariño por la naturaleza silvestre a la par de su dolorosa angustia por el paulatino deterioro del ambiente, del paisaje, por la irresponsabilidad de muchos amparados por la indiferencia de los otros, esta disimulada complicidad ha traído cual inmediato corolario el empobrecimiento de los múltiples niveles de la existencia del humanus.
De los muchos versos del escritor Carlos Augusto León sobre el particular obsequiamos a los lectores dos poemas.
NUBE DE AGUA
Acércate al tranquero,
Nube de Agua,
Nube de Agua…
(Canción de ordeño, Venezuela).
Por millares de años,
Cada día,
Nube de Agua…
La ve acercarse
El labrador, sediento
Por sus tierras
y comienza a sentir
una intima
y húmeda alegría.
Es “el agua del cielo”
que antes fue de los ríos
y del mar,
la que a ellos retorna
y a regar sembradíos
o simplemente
a hacer pequeños charcos
donde juegan los niños.
Nube de Agua.
Flor del más alto tallo,
nube candida,
la que se lleva el viento
y donde vaya
no es sino lluvia pura,
bienvenida.
Hay ahora otras nubes,
las del amargo humo,
de recónditos ácidos,
de atómicos desechos,
de venenos
que exhalan las ciudades.
¡Como era claro el aire
cuando solo
había nube de agua,
esa misma
que dio nombre a una vaca,
Nube de Agua,
Nube de Agua primera!
De su Poemarioa El río fértil. Caracas, UCV, 1980, p. 440
QUIERO CANTAR UN ÁRBOL
A los alumnos de 5ª grado de la Escuela Rural
Guaicamacuto, quienes me pidieron un poema.
Quiero cantar un árbol en su escueta belleza:
sus hojas de alegría, su tronco de firmeza.
Quiero cantar la savia que va por sus entrañas,
mas pura que el arroyo que corre en las montañas.
Y la raíz oculta, modesta en su tarea:
alimentar el árbol sin que nadie la vea.
Quiero cantar aquí la viviente madera
que será el quieto lecho o la barca viajera.
Quiero cantar la flor que alegra los sentidos
y el fruto donde esperan los sabores dormidos.
Quiero cantar un árbol en su exacto verdor,
sin añadirle nada como no sea mi amor.
Y quiero que los niños retocen en su sombra
y escuchen como el viento en las ramas los nombra.
De su Poemario, El río fértil. Caracas, UCV, 1980, p. 66
Lubio Cardozo, ecopoeta venezolano
Excelente espacio para reflexionar sobre el planeta azul a través de la poesía. Mis mas sinceras y distiguinda felicitaciones Profesor Lubio Cardozo.
ResponderBorrarEl gran poeta Lubio Cardozo
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