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sábado, 26 de septiembre de 2015

METAECOLOGÍA: EL NATIVISMO EN LA POESÍA LIRICA VENEZOLANA


1.  El objetivo central de este pequeño escrito no es otro si no el de proponer un nombre más, un vocablo funcional, para la lexicografía de la crítica literaria venezolana, una voz referida a la esencia de un aspecto universal y eterno de la literatura (georgicidad). Y a la vez relacionarla con un movimiento literario con el cual se vincula por esencia y se contrasta por el carácter circunstancial de éste inherente a un momento de la historia de la literatura del País (nativismo).


2. La georgicidad es esencia universal y eterna: Propuesta ^ de un nombre.
Ha sido siempre América un Continente verde; aún hoy sus extendidos mantos arbóreos cubren enormes extensiones pese a la barbarie ecologicida de la civilización contemporánea. Coexisten al lado de sus prístinas selvas, o sus páramos, o sus planicies herbáceas, los panoramas de las tierras sometidas a la agricultura. Junto a la tremenda hermosura salvaje de los anteriores el mundo rural su belleza domesticada ofrece, ahora significa una geografía dulcemente por el hombre domeñada para la obtención del alimento. La fecunda gleba de las llanuras, de las faldas de las colinas, de los valles. Encarna éste un paisaje con un esplendor entre silvestre y humano, un verdor tranquilo, con cierto orden, bajo el cuido y la vigilancia amorosa del agricultor. Surgido ha entonces la comarca salpica da de aldeas, de pueblos, de plantíos sustentadores de esa vida; de rebaños, de flores, de abe jales. Traducen la selva, el páramo, la euforia preñada de poderosa fuerza; definen los campos provinciales la atenuada alegría de la sociedad rural.
(...)
"Id a gozar la suerte campesina; la regalada paz," (...)
Andrés Bello, La agricultura de la zona tórrida.


Georgicidad viene obviamente del griego georgikós, valga decir el mundo campestre. Mas con georgicidad se ha querido señalar el arte y el contenido de aquella escritura lírica donde el poeta expresa su sorpresa y su maravillamiento ante ese entorno campesino, ante esa belleza híbrida de lo montaraz y de lo agreste, del milagro de la fecundidad del suelo, del humus, en medio de la glauca naturaleza libérrima con toda esa infinidad de entes y fenómenos inherentes a ella: los pájaros, las flores, los frutos, los aromas, los insectos, los ríos, y donde adquieren innegable patetismo los vientos, la lluvia, la noche, las estrellas, "la alma tierra1’ (Lucrecio).
En Latinoamérica el primer bardo en desplegar plenamente la georgicidad en su poesía fue Andrés Bello, un eterno sorprendido y enamorado del orbe rural de este Continente. Continuaron a Bello los bellistas, quienes desarrolla ron, entre otras cosas, un aspecto fundamental en el autor de ”ALOCUCIÓN A LA POESÍA”, el tema horaciano del beatusille, el elogio de la vida retirada en el campo. Cómo no mencionar en este particular a vates decimonónicos cual Luis Alejandro Blanco, al Cecilio Acosta de "LA CASITA BLAN CA”, Gerónimo Eusebio Blanco, Amenodoro Urdaneta, Fernando Morales Marcano, entre algunos pocos más. Después, en la esquina de entresiglos, arriban los nativistas con su enorme capacidad creativa, con su formidable vigor calológico volcados en composiciones descriptivas del encanto, la bel^ dad o la miseria del campo venezolano; imposible no recordar cantores como Francisco Lazo Martí -el hegemón entre ellos-, Gonzalo Picón Pebres, José Domingo Tejera, Sergio Medina, Udón Pérez, Mercedes de Pérez Freites. Desaparecerá luego el nativismo cual fervoroso movimiento literario mas a lo largo de cuanto v*a del momento de esos trovadores hasta el presente la poesía de la georgicidad ha continuado y se mantendrá mientras perviva el entorno geórgico conservado por las manos amorosas del campesino, respetuoso de su panorama, de ese magnífico cosmos rusticano. Se hizo, pues, por ello necesario inventar un vocablo más universal, con mayor perennidad, más allá de la circunstancia epocal de las modas literarias: la georgicidad.
(...)
"adorne la ladera el cafetal; ampare a la tierna teobroma en la ribera la sombra maternal de su bucare; aquí el vergel, allá la huerta ría..." (...)
A. Bello, La agricultura...


3. El nativismo es un movimiento poético más circunscrito en el tiempo...
De los fenómenos literarios en la extremidad del diecinueve y comienzos de la actual centuria el nativismo resulta uno de los menos conocidos en su globalidad, se le ha pesquisado poco sobre su índole como movimiento, sobre su estilo, sus búsquedas expresivas, su idearium o cosmovisión ideológica. Algunas de sus figuras descollantes -como Lazo Martí, Udón Pérez, Sergio Medina- estudios hondos de carácter monográfico merecieron, pero aún insuficientes.
Se le puede conceptuar un movimiento literario por las subsecuentes razones: existencia de documentos, manifiestos, epístolas, artículos, ensayos, de los propios poetas, de signo teórico donde obsérvase una conciencia creadora, una reflexión sobre sus escritos y su rol histórico y social como intelectuales; dichos documentos los identifican y los unen en sus planteamientos, amén de diferenciarlos, en el terreno de las ideas estéticas, de la heterogénea circunstancia literaria de su época. Hállase tanto en sus poesías como en esos textos teóricos una meridiana conciencia generacional y por lo mismo de una suerte común en el campo de las letras venezolanas. Un estilo de rasgos muy peculiares poseen, el cual los asemeja, y los destaca de con suno en relieve de la poesía del pasado inmediato y de las otras tendencias literarias contemporáneas a ellos.


Su tiempo: Cronología de los principales poemarios na tivistas:
1 893 - Caléndulas de Gonzalo Picón Pebres (... no todos los poemas del libro responden al estilo nativista).
1895 - Claveles encarnados y amarillos de Gonzalo Picón Fe bres .
9
(1 896-191 1 corpus de poesías nativistas de Samuel Darío Maj^ donado en El Cojo Ilustrado) .
1901 - Silva criolla de Francisco Lazo Martí.
·- Música criolla de José Domingo Tejera.
·- Poemas de sol y soledad de Sergio Medina.
1913 - Ánfora criolla de Udón Pérez.
·- Poesías originales de Emilio Constantino Guerrero (... los poemas más importantes del texto están dentro del estilo nativista).
·- Églogas andinas de José Domingo Tejera.
1916 - Versos de Mercedes de Pérez Freites (Mercedes Gue­vara Rojas de Pérez Freites).
1927 - Cigarras del trópico de Sergio Medina. Poemario na­tivista muy tardío, en el cual ya se aprecia una retórica del movimiento.
También poesía nativista escribieron en su hora Pedro

R. Buznego Martínez (El Cojo ilustrado, 1904) y Sisoes Fi­no!.
"PAISAJE
De pericos la banda vocinglera en el maizal el labrador espanta y la luz que los montes abrillanta en las mazorcas de oro reverbera.
9
Se columpia y susurra la palmera, la onda azul en su lenguaje canta y esponjado el vellón de la garganta va pescando la garza en la ribera.
Resuena el estridor de la algarada que entona jugueteando en la espesura de las aves silvestres la parvada,
y la tierra se agita alborozada: hay en su estremecimiento la ternura de un ensueño de virgen desposada.”
Samuel Darío Maldonado.
Antecedentes, relaciones intelectuales e influencias: Innegablemente un hermoso abolengo existía en la tradición literaria venezolana del cual arrancan los nativistas, Bello y la generación surgida bajo su ejemplo, los bellistas, sobre todo a partir de las temáticas del "beatus­ille" y del "lar nativo" (1). Sin embargo en Bello y los bellistas no prevalecía una mera visión poetizada del­                                  paisaje
campesino, no, sino más bien en su obra privaba un planteamiento extraliterario, el llamado a desarrollar las fuerzas productivas del agro (lo cual no le restaba calidad es_ tética sino todo lo contrario, le aportaba mayor densidad en su literatura). Con excepción de Silva criolla de Lazo Martí esa cuestión no se propone en los nativistas, en ellos su tesis ideológica constríñese a lo estético literario, en la poetización del mundo campesino quédanse.
Paralela va en el tiempo la poesía nativista a la narrativa criollista y coeva al modernismo. En ella dos herencias confluyen: la fuerte carga sentimental de los románticos en su mistificación del paisaje; y de los parnasianos adquieren la sensualidad en el tratamiento de algunos temas, y el cuidado de las formas, la musicalidad, cierto léxico.
Con todo lo anterior y con su propio talento y denue­do una poesía nueva conforman, una poesía de recio sabor na cional en su momento, cantan la vida rural venezolana: el hombre del campo, su paisaje, su sociedad, su drama, valga decir la llamada cultura campesina de ese entonces.
La utopía literaria del autoctonismo: Abarca un período muy concreto la actuación intelectual, creativa, de los nativistas, y además muy significativo. A partir de la te sis y pauta de Peonía en 1890 germinan, y cierran práctica mente su producción en 1915. Apóyanse, tanto su nacimien­to como su muerte en dos planteamientos ideológicos: para 1890 impera el modernismo en Latinoamérica, sobre todo la primera faz de esta corriente literaria, la mirada exótica, de cara hacia Europa, etc., y en Venezuela además del modernismo los últimos parnasianos acentuaban esa tendencia. Entonces un grupo de poetas nacidos y formados en la provincia se dan a la tarea de reverdecer la vieja tesis de la autoctonía literaria, de intentar expresar el alma nacional, de componer una poesía autóctona auténtica, americana, venezolana. Para ellos el toque de diana de esta posibilidad es la venusta Peonía. En su coetaneidad encuentran aliento, -o mutuamente respáldanse- para su utopía del autoctonismo en los criollistas, y en cuanto a la tradición, como ya apuntóse ut supra, Bello y los bellistas significan unos ilustres precursores.
Pero por otra parte el perfil intelectual real de un país determínalo la superestructura, espejo reflejador del modo y las relaciones de producción, y el modo de produc­ción en Venezuela, aunque inserta en su globalidad en el capitalismo, por su forma y el aparato de producción era de una economía trancisional feudal y mercantil para ese momento histórico circunscrito entre 1890 y 1915: país a- grario mas de una agricultura atrasada, extensiva, centra­da en los rubros del café, del cacao, la caña de azúcar y la ganadería, fundamentalmente; cuyas relaciones de producción hacían de Venezuela un país con un marcado rostro cam pésino, cuya unidad productora clásica la constituían la hacienda y el hato, con relaciones de clase bien precisas, por un lado los propietarios, del otro el sector humano de las fuerzas productivas, los peones; además de una serie de escalones sociales intermedios como la servidumbre do­méstica, los arrendatarios, los medianeros, etc. Por su­puesto en las ciudades habitaban los mercaderes dedicados a la importación, exportación y distribución interna a tra ves de las llamadas "casas comerciales", almacenes, bode­gas. Todo lo cual conformaba a ese país económico bien llamado por Rodolfo Quintero "la Venezuela pre-petrolera" en su libro Antropología del petróleo (2).
Por ello cuando ese grupo de bardos en sus versos can tan, con gran lirismo, la Venezuela de su tiempo, la Venezuela campesina, la Venezuela rural, reviven la efímera u- topía literaria del autoctonismo; reverdecen esa vida equilibrada, autárquica, de la hacienda sumergida en un paisaje eclógico, pero la cual pronto desaparecería, la nación rápidamente transformaríase en un país minero, preñado de violentas contradicciones sociales, generador de otra literatura.
A esa Venezuela rural de los nativistas pocos años de vida quedábanle, en 1914 estalla el primer pozo petrolero en su fase de exploración y explotación, el Zumaque N9en el estado Zulia. De allí en adelante, poco a poco, el petróleo cambiará las relaciones de producción en el país. A partir de 1922 con el reventón de Los Barrosos en Cabimas comenzará el campesino a migrar hacia los pozos petroleros en busca de medrar su vida con mejores salarios, y en su reverso la producción agrícola entrará en crisis. La nación mostrará un nuevo perfil. Ya no tendrá el objeto de su canto la poesía nativista; y por eso la fecha de cié rre de este movimiento, desde el punto de vista académico, será el año de 1915 cuando sale un poemario posesor de un nativismo algo tardío, las Poesías originales de Emilio Constantino Guerrero. En 1927 imprime su Cigarras del trópico Sergio Medina, libro donde recogió poemas escritos entre 1913 y esa fecha, y ya en él nótanse pautas retóricas como señalamientos normativos de la estética del movimiento, in tentó de atajar en el papel un mundo en vías de cambios pro fundos, típico síntoma de haber llegado el final.de esa tendencia, la realidad venezolana transformábase y esa realidad, por supuesto, comprendía la vida rural.
El enfoque socio-económico de la crisis de la oligar­quía agraria en las tres primeras décadas del siglo vein­te Nelson Osorio en su libro La formación de la vanguardia en Venezuela (3) defínela así:
"El fortalecimiento de nuevos sectores econó­micos, el crecimiento y concentración urbanos, la
incorporación a la escena política del proletariado, son hechos de gran importancia en la trans­formación de la vida política, social y cultural que se produce en esos años.
Todo esto hace patente y agudiza el paulatino desplazamiento de los valores rurales y oligárquicos que dominan en una formación anterior pre dominantemente agraria, resquebrajándose así la superestructura ideológica que amalgamaba las sociedades, con lo cual se abre un verdadero período de cuestionamiento y crisis en este plano."
En cuanto a la naturaleza de la expresión o estilo for mal de los nativistas: En este particular el nativismo una gran herencia mantiene -o si se quiere, influencia-, la perfección formal de la poesía parnasiana: gran musicalidad, rigor constructivo del poema, conocimiento del ars poético. También de los parnasianos toman la sensualidad plástica y la sensualidad erótica; la sensualidad plástica no orientada a la descripción de ruinas y de civilizaciones de saparecidas, claro está, sino a la naturaleza nativa, el campo o paisaje agreste, local, regional, junto a un vocabulario veteado, aunque sin excesos, de ruralismos; pero hay fruición, goce sensual, visual, sonoro, de formas, colores y sonidos, patéticos en su naturaleza eglógica. Halla

se la sensualidad erótica en la descripción de la mujer a- mada, al respecto resulta importante descollar algunos atributos de la figura femenina en la poesía nativista: social^ mente es una rústica, una campesina -en el más hermoso sentido de la palabra-, no caen en la idealización de la mujer del campo como sucedió en la literatura pastoril o bucólica europea: no hay idealización ni moral ni física, y en cuanto al amor éste propónese en los niveles del amor- deseo o del amor-pasión; los buenos nativistas no manifestaron el amor sentimental en sus versos.
Paradigma del amor de los nativistas en sus composi­ciones es el largo poema "TAMALEYA" de Samuel Darío Maído- nado, donde el bardo significa la expresión del orgasmo de la amada con un mugido. Se copia apenas un fragmento,
(...)
"Todavía,
Tamaleya, tu recuerdo me marea.
Y un silencio provocante, y el calor como de hoguera; un turpial cantaba lejos y en el patio de la hacienda ladró un perro. ¡Qué sorpresa!
Me estrechaste con espanto, pero nada, nada era, y la calma vino luego,
¡solo un pavo hacía la rueda!


Te mordí los labios rojos, me mordiste con fiereza, te encogiste y exhalaste un mugido de becerra.
Todavía,
Tamaleya, yo recuerdo la arboleda y la hora turbulenta y el mugido de becerra
y el olor que tú exhalabas los sentidos me enajena.
¿No te acuerdas, india mía? ¿no te acuerdas, Tamaleya?
El calor era de horno,
solo un pavo hacía la rueda.”
La diferencia con los parnasianos no sólo va en el objetivo del canto poético sino en la elocución del lenguaje poético. La frase rítmica y lírica nativista -el verso-no es erudita, no responde al mundo de la cultura erudita sino concierne a la cultura rural, en ellos hay una voluntad de sencillez. Armoniza el léxico con el contenido expresa do, insértase en el llamado "sermo ruralis”, o por mejor decir, órlase en cierta medida de un vocabulario campesino, mas no en demasía por cuanto el poeta nativista pertenece a la clase culta del campo.


En cuanto al mundo expresado o contenido de la poesía nativista: Ya se explicó en párrafos anteriores cómo el modo de producción crea una superestructura y cómo ésta condiciona en gran parte el rostro cultural del país, y exponíase el marcado perfil campesino de 1 a Venezuela de entre siglos (con excepción de la Caracas y de otras pocas ciudades salidas de la transformación guzmancista, las cuales por cierto constituían las "urbes1* de los escritores modernistas). Si ello resulta así, si el resto del país era agrario, fueron entonces los nativistas en su tiempo quienes mejor expusieron en su poesía el tema prevalente de sus desvelos: Venezuela, mas no la Venezuela total sino el mundo local, regional, de su "país", su Venezuela pequeña, su tierruca; y vale como cuestión nuclear de la poesía nativista, entendiéndola en toda su riqueza polisemántica. Poe tizaron el pequeño universo donde nacieron, y en el cual creyeron, vivieron, amaron: el lar nativo sobre la base histórica de la esquina de entre siglos, en la cual sucedieron se los gobiernos federales, todo el régimen de Cipriano Castro, y los primeros lustros de la dictadura de Juan Vicente Gómez.
"RESURRECCIÓN
Tengo el amor del campo. Como abrigo a mi vieja y recóndita tristeza,
vengo a vivir en tí, Naturaleza, para vivir en comunión contigo.


Amo tu paz y tu frescor; bendigo al lirio que reviste de pureza el tupido pajar de la maleza, y soy del agua y de la luz amigo.
Me place, por las rientes madrugadas, aspirar en las frondas perfumadas el tibio ambiente de la entraña abierta,
y la canción del pájaro en mi oído arranca de los senos del olvido mi pura alma infantil que juzgué muerta.”
José Domingo Tejera.
Filosofía de la vida o idearium: Directa o indirectamente, y en diversos momentos los poetas nativistas recibieron la influencia, en mayor grado unos, en menor otros, de la filosofía positivista. Filosofía nueva -para ese entonces- generada desde una reflexión objetiva sobre la realidad, sobre la ciencia, enriquecida y fortalecida por el método científico, y cuyo foco principal de irradiación en Venezuela partía de la nueva universidad creada con Guzmán Blanco y dirigida bajo la brillante orientación de Adolfo Ernest y Rafael Villavicencio, y a través de los colegios federales este nuevo sistema de ideas expandióse por todo el resto del país pensante.
Apréciase dicha concepción filosófica en la fuerza ma terialista de la obra de estos poetas. En ellos no hay proloquios místicos, religiosos, y su Dios cuando lo invocan tiene mucho de panteísmo, es un Dios natural. Toda su poesía encamínase hacia la naturaleza -humana, ambiental- casi como pintores paisajistas con el verso. Tal vez por ello su poesía es optimista, vital, alegre, plástica, sensual, detrás de la cual colúmbrase la formación científica del poeta, patética en Lazo Martí, Picón Febres, Samuel Da río Maldonado.
Finalmente, se concluye este pequeño ensayo con dos pequeñas estrofas del poema "RENACIMIENTO” de Gonzalo Pi­cón Febres, muy significativas con la intención del movi­miento nativista,
(...)
"Venid, venid al campo, que ya torna coronada de luz la primavera, y de flores los cármenes exorna, y de mullido césped la pradera.
Venid, que entre fulgores, y esencias y sonrisas y rumores, el insecto fugaz alegre canta, reverbera la perla de rocío, deliciosa frescura se levanta de las espumas del angosto río, y el chorro de agua trémulo y sonoro lampos refleja de esmeralda y oro.
(...)
Venid, que aquí se siente el corazón radiante de alegría y de hermosas imágenes la mente; y entre besos de luz y poesía se brinda alivio al doloroso anhelo, se piensa y el pensar es más profundo, y se olvidan los crímenes del mundo."
NOTAS
·Lubio Cardozo, La poética de Andrés Bello y sus segui-
dores . Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1981 (El
Libro Menor, v. 20).
·Rodolfo Quintero, Antropología del petróleo. /México/
Siglo Veintiuno, 1972.
·Nelson Osorio T., La formación de la vanguardia lite-
raria en Venezuela... Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1985. P. 38(Biblioteca de la A.N.H., v 61).

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