Cuando la oscuridad amenaza con devorarlo todo, la sabiduría se convoca.
Desde los cuatro rincones de la Tierra, los líderes solares acuden al llamado. El encuentro es en el templo solar flotante sobre el ecuador terrestre, hecho de espejos inversos, cristales solares y columnas de plasma.
Solian está en el centro de una mesa circular de energía. A su alrededor, figuras majestuosas: el Monje Fotón del Himalaya, la Reina Solar de Nubia, el Sabio del Amazonas Solar, la Guardiana del Atardecer Andino y el Chamán del Desierto Luminoso.
Solian:
Hermanos solares… el Capitán Carbón ha roto el equilibrio.
Solo una convergencia luminosa puede detenerlo.
Desde hace milenios, la luz nos une.
Hoy, esa unión será nuestra fuerza.
El Concilio se levanta. Cada representante eleva su tótem de poder solar. Rayos dorados se entrelazan y forman una red alrededor del planeta.
Obispo Solar:
La Tierra no caerá mientras su pueblo recuerde cómo brillar.
Solian, al borde del templo, recibe en su báculo la energía del Concilio. Su cuerpo comienza a irradiar más allá de lo humano: es luz viva.
Solian:
Ya no estoy solo…
¡Ahora lucho con la fuerza de todos los pueblos solares!
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