El cielo arde. La órbita terrestre tiembla.
El Capitán Carbón, ahora fusionado con energía del Núcleo Rojo, desciende envuelto en humo negro y fuego radiactivo.
Ha comenzado el ataque final.
Las sombras del pasado reclaman el presente.
Solian flota sobre la atmósfera, su cuerpo resplandece como un segundo Sol. El báculo solar vibra con la energía unificada del Concilio de Luz.
Solian (pensamiento):
No hay marcha atrás. La Tierra me necesita más que nunca.
Choque en el espacio: una ráfaga de materia oscura choca contra un rayo solar. La batalla titánica ilumina continentes enteros.
Capitán Carbón:
¡Tus rayos no pueden quemar mi ambición!
¡La Tierra será de nuevo mía!
La Tierra, desde el espacio. Los pueblos solares rezan, cantan, canalizan la energía de sus ancestras y ancestros. El planeta entero es un altar de luz.
Desde el corazón de cada ser vivo…
La energía solar se eleva en una sinfonía luminosa.
Solian absorbe esa energía y se transforma. Ahora es el Sol encarnado. Un estallido cegador nace en su pecho: la Luz Primordial.
Solian (gritando):
¡Este es el Estallido Solar!
¡Por la Tierra, por la vida… por la luz!
El Capitán Carbón es golpeado por la luz. Su cuerpo se fractura en fragmentos oscuros.
La sombra se dispersa. El espacio se limpia. La Tierra respira.
El estallido no destruye…
Purifica. Renueva. Renace.
Solian aterriza en el Gran Desierto Solar. La humanidad lo rodea. El Sol brilla alto. La Tierra, por fin, comienza a sanar.
Solian (voz suave):
La oscuridad vendrá de nuevo…
Pero mientras exista una chispa, estaremos listos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario