Amanecer sobre la Tierra. Las ciudades resplandecen con energía limpia. Plantas solares cubren tejados, desiertos, montañas. La humanidad despierta bajo una nueva luz.
Ha comenzado una nueva era.
Ya no somos sobrevivientes…
Ahora somos Solarianos.
Debemos proteger esta paz.
El equilibrio con el Sol es sagrado.
Jóvenes solarianos entrenan en el arte de la luz, canalizando energía solar para curar, crear, y defender. Algunos vuelan, otros siembran tecnología viva en la tierra.
La luz ya no es solo poder.
Es sabiduría. Es conexión.
Pero en el borde del sistema solar…
algo se mueve en las sombras.
Solian observa las estrellas. Sus ojos reflejan tanto gratitud como vigilancia. En su mano, el báculo solar crepita suavemente.
Solian:
La luz guía. Pero también vigila.
Donde haya oscuridad… allí estaremos.
Un mural gigante en una ciudad reconstruida: niños Solarianos alzan el puño al sol. Debajo, una inscripción:
“De la ceniza nacimos,
con la luz vivimos,
por la Tierra brillamos.”
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