Cuarto Conversatorio Solarista
*Lubio Lenin Cardozo*:
Solian, cada vez es más creciente la conciencia sobre la importancia de la energía para el bienestar humano y la necesidad de garantizar el acceso equitativo a este recurso.
¿Es la energía un factor fundamental para el goce de otros derechos humanos y el desarrollo sostenible?
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*Solian*:
Sin duda alguna, Lubio.
Hoy no se puede hablar de derecho a la salud, a la educación, a la vivienda digna, ni siquiera al acceso a la información, sin hablar de energía.
La energía ha dejado de ser un privilegio técnico para convertirse en un derecho civilizatorio.
Porque sin energía no hay refrigeración de vacunas, ni alumbrado escolar, ni conexión digital, ni agua potable bombeada, ni medios para cocinar, movilizarse o trabajar.
Y si ese acceso es desigual —como lo es hoy en muchas regiones del mundo, especialmente en el sur global—, entonces todos los demás derechos humanos se desdibujan o se convierten en promesas vacías.
Por eso, hay una propuesta ética en construcción:
reconocer la energía como un derecho humano universal, indivisible y garantizable.
Y no cualquier energía. No basta con tener acceso a un generador contaminante o a un servicio intermitente.
Debe ser una energía limpia, continua, asequible, segura y socialmente justa.
La energía solar, en este contexto, no es solo una opción tecnológica.
Es una oportunidad histórica para hacer de la energía un bien común y un puente de equidad, porque el Sol no discrimina, no cobra, no contamina.
Reconocer la energía como derecho es también reconocer que la oscuridad es injusticia.
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