El 30 de este mes comienza en París la COP21, un evento mundial que debería llegar a acuerdos para reducir la emisión de gases causantes del cambio climático
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Sin embargo, desde principios del siglo XIX los procesos se han disparado, nuestra tecnología se ha hecho crecientemente más poderosa, se ha incrementado nuestro número y se ha impuesto entre nosotros un sistema económico de extraña lógica, el capitalismo, en el cual el fin de la actividad económica no es producir bienes y servicios como tales sino multiplicar el capital. El capital debe siempre crecer, de lo contrario todo el tinglado económico se derrumba. Así, la publicidad nos insta a botar lo viejo aunque sirva y a estar a la moda comprando lo nuevo, los objetos están hechos para que no duren mucho, y el crédito amplía el consumo. Ingentes cantidades de mercancías (desde cholas hasta autos de lujo) se transportan a miles de kilómetros de sus lugares de origen para ser vendidas. Todo esto implica extraer cada día más minerales, talar más bosques, quemar más combustibles generando gases invernadero… Necesitamos otro modo de vivir: cómodo pero sencillo, centrado en la producción local y en la cooperación.
AURORA LACUEVA
lacuevat@hotmail.com