Una marcha multicolor y entusiasta
caracterizada por sentidas expresiones de fe
sorprendió a los transeúntes de La Concepción la tarde de este jueves. Parte de la Avenida Bolívar fue recorrida
por ambientalistas, estudiantes,
educadores, miembros de organizaciones comunales y congregaciones cristianas,
acompañados de la Banda Show
Jesús Enrique Lossada.
Así fue la quinta movilización
realizada en el Zulia para exigir el cese de la deforestación en las cuencas
altas y medias de la región y un llamado de atención sobre la necesidad de
defender la Sierra
de Perijá, vulnerada por el cultivo extensivo de la malanga, el cual ha
destruido más de 2 mil hectáreas de nuestra principal reserva forestal,
contribuyendo al cuadro de sequía que actualmente padecemos los zulianos.
Una oración por el retorno de las
lluvias para que nuestros embalses puedan recuperarse marcó el inicio y el
final de la caminata. El clamor de los
pastores de las principales iglesias cristianas del municipio, de la feligresía
y de todo aquel que quiso unirse, obtuvo pronta respuesta: llegando a la Plaza Jesús Enrique Lossada,
donde culminaría la marcha, se sintieron
las primeras gotas que en breve se transformaron en una copiosa lluvia que
empapó a todos los presentes, quienes se declararon en vigilia para interceder
delante de Dios por la región zuliana, sus cuencas y embalses.
Elogiamos el acto de fe protagonizado por los
lossadeños la cual fue propicio para recordar que los ríos y manantiales de la Sierra de Perijá se
encuentran secos a consecuencia de la pérdida de los bosques, afectando los
embalses que proveen de agua a la población
de Jesús Enrique Lossada, Maracaibo, San Francisco, Almirante Padilla,
Mara y Miranda.
Acabaron con nuestros árboles y desde hace algunos años las transnacionales le metieron el acelerador, estimulando la siembra de un tubérculo que se conoce como Malanga, que obliga a la deforestación del área donde será cultivado y que inutiliza los suelos de forma definitiva.
Acabaron con nuestros árboles y desde hace algunos años las transnacionales le metieron el acelerador, estimulando la siembra de un tubérculo que se conoce como Malanga, que obliga a la deforestación del área donde será cultivado y que inutiliza los suelos de forma definitiva.
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