Los bosques urbanos vienen a ser el equilibrio entre urbes rodeadas de asfalto y cemento y la sensación de bienestar que se produce al estar bajo el cobijo de áreas verdes. Trasciende de lo recreativo y decorativo. Estos espacios contribuyen a mejorar nuestra la condición física, biológica, psicológica y social.
Entre los aportes ambientales que proveen los bosques urbanos; es la oportunidad del contacto directo y diario como habitantes de la ciudad, su impacto en el microoclima del lugar donde se encuentra. Así mismo, debido a su capacidad para retener el suelo y facilitar la absorción del agua de lluvia, los bosques urbanos, humedales y/o parques también funcionan como un componente del sistema de control de inundaciones. Al mismo tiempo, tienen un papel significativo en la captación de agua de lluvia y su infiltración al subsuelo, propicia la recarga de los mantos acuíferos, favoreciendo con ello las reservas de agua para las ciudades.
Igual, la existencia de esos arbolados urbanos constituye el hábitat de un gran número de poblaciones de aves y otros animales que encuentran refugio dentro del entorno de la ciudad, particularmente aquéllos que habitaban el ecosistema original antes de extenderse los desarrollos urbanos, y que gracias a estas zonas arboladas pueden sobrellevar el impacto de la presencia humana. En una mayor escala, las áreas verdes urbanas pueden crear o restaurar la diversidad biológica al conectarse, a través de la ciudad, con la biorregión circundante. Los árboles ayudan a reducir la contaminación del ruido a través de su absorción (el sonido se transfiere a otro objeto), su desviación (la dirección del sonido se altera), su reflexión (el sonido rebota a su fuente de origen), su refracción (las olas de sonido se doblan alrededor de un objeto), así como su reemplazo por otro sonido más placentero.
Además, los bosques urbanos contribuyen en cierta medida a reducir la contaminación atmosférica. Como es sabido, el dióxido de carbono es uno de los principales componentes del smog, causante de la contaminación del aire y del “efecto invernadero”; la vegetación urbana puede reducir los niveles de este gas de dos maneras. La primera, cuando las hojas absorben gases contaminantes a través de la fotosíntesis mediante la cual capturan dióxido de carbono en su biomasa y a cambio producen y liberan oxígeno, ayudando a mejorar la calidad del aire de las ciudades. También los brotes, las ramas y los troncos interceptan las partículas y de esta forma, árboles y arbustos actúan filtrando las partículas contaminantes suspendidas en el aire; y las hojas atrapan físicamente partículas en sus superficies, especialmente si éstas son cerosas, pubescentes (cubiertas de diminutos pelos blanquecinos) o espinosas.
La segunda forma en que contribuyen a combatir la contaminación, es cuando el efecto “isla de calor” se reduce, debido a una cobertura vegetal extensa, los residentes utilizan menos combustibles fósiles para enfriar sus edificios, con lo que se reduce otro factor altamente contaminante.
Desafortunadamente, los bosques urbanos enfrentan la presión de la expansión demográfica que roba espacios verdes para zonas habitacionales o industriales, cuando la planeación urbana debe impulsar el mantenimiento y creación de áreas verdes. Cabe enfatizar, que el reconocimiento de los beneficios del arbolado urbano, por parte de los gobiernos y la sociedad, es el motor para que los países implementen más áreas verdes y mejoren la condición del arbolado existente en las ciudades, y con esto, incrementar el bienestar de la población.
La Gobernación Bolivariana del Zulia se incorpora al programa Bosque Urbano Comunitario que adelanta la Fundación Azul Ambientalistas, junto a la cual recientemente llevó a cabo una exitosa jornada de siembra y reciclaje de desechos orgánicos, en el conjunto Villa Los Roques de la urbanización de Ciudadela Faría de Maracaibo.
En esta oportunidad, se realizó la plantación de Pinos Caribe junto a algunos árboles de Apamates, en el área destinada para el desarrollo del bosque comunitario. La actividad contó con la participación entusiasta de la comunidad quienes intervinieron en la elaboración de compostas para abonar el terreno.
El equipo de Misión Árbol orientó para la recuperación de diversas plantas ya existentes en el lugar y el profesor Miguel Pietrangeli, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Zulia, ofreció valiosos aportes durante dicha jornada que tuvo entre sus propósitos promover la Educación Ambiental y la participación ciudadana. También se contó con el acompañamiento de estudiantes de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE) y activistas ambientales.
A través del Programa Complementario Bosque Urbano Comunitario y con el concurso de los ciudadanos se definen espacios en las áreas urbanizadas para la siembra de árboles a corta distancia, a fin de que la alta concentración de flora contrarreste los altos niveles de contaminación atmosférica y los efectos del cambio climático. Se estima que en las grandes urbes se requieren al menos 22 árboles por persona para proveer de un aire libre de contaminantes, sumado a los beneficios al mitigar los rigores del clima en una región como la nuestra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario